Reunión entre legisladores estadounidenses y el Dalai Lama genera malestar en el Gobierno chino
La expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el republicano Michael McCaul formaron parte de la delegación que visitó al líder budista
Una delegación de alto nivel del Congreso estadounidense se reunió el miércoles con el Dalai Lama en la ciudad india de Dharamsala, lo cual generó mucho malestar en el Gobierno chino.
La expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el republicano Michael McCaul fueron algunos de los líderes políticos que se acercaron hasta la pintoresca residencia del Dalai Lama, lugar que habita desde su exilio en la década de 1960.
Durante el encuentro, pidieron la liberación del Tíbet, el cual se encuentra bajo el dominio de China por considerarlo una parte de su territorio desde hace siglos. Sin embargo, es importante aclarar que el Gobierno chino comenzó a controlar la región de manera efectiva cuando el Partido Comunista asumió el poder en 1949.
La delegación, conformada por siete legisladores estadounidenses y encabezada por McCaul, que se desempeña como presidente republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, se dirigió a cientos de personas que se habían congregado ante el monasterio situado frente a la residencia del líder religioso de 88 años.
También visitaron las oficinas del Gobierno tibetano en el exilio.
En cuanto a la reunión, McCaul declaró que habían recibido intimidaciones por parte de las autoridades chinas y subrayó el apoyo estadounidense al derecho de autodeterminación del Tíbet.
“Esta misma semana, nuestra delegación recibió una carta del Partido Comunista Chino advirtiéndonos de que no viniéramos... pero no hemos dejado que nos intimiden, porque aquí estamos”, comentó mientras la gente lo aclamaba.
¿Cuáles fueron los objetivos la visita?
Según comentaron los miembros de la delegación, tenían la intención de fomentar el diálogo entre el Dalai Lama y los funcionarios chinos con la esperanza de encontrar una solución pacífica entre el Tíbet y Pekín.
Pero, principalmente, deseaban destacar el proyecto de ley sobre el Tíbet, que fue aprobado por el Congreso estadounidense la semana pasada, y que ahora probablemente está en la Casa Blanca a la espera de la firma de Joe Biden para convertirse en ley.
Pelosi afirmó que la legislación es “un mensaje al Gobierno chino” de que EE. UU. comprende claramente la cuestión de la libertad del Tíbet; algo que generó muchos aplausos entre el público.
¿Cómo reaccionaron las autoridades chinas?
Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, le pidió al Gobierno estadounidense que no respaldara el pedido de independencia del Tíbet. De lo contrario, habría “medidas firmes”.
Por otra parte, aseguró que el Dalai Lama “no es una figura puramente religiosa, sino un exiliado político comprometido con actividades separatistas en contra de China bajo el manto de la religión”. También pidió que evitaran cualquier tipo de contacto con él y con sus allegados, y que dejaran de transmitir “un mensaje equivocado al resto del mundo”.
El Dalai Lama rechazó las acusaciones en su contra y afirmó que solo abogaba por una autonomía sustancial y la protección de la cultura budista autóctona del Tíbet.
La visita representa otro punto álgido entre el poder legislativo y el ejecutivo en los EE. UU., aunque en la actualidad gozan de un diálogo más fluido y menos tormentoso que el que supieron tener.
En cuanto al Gobierno chino, no reconocen a las autoridades en el exilio y no han mantenido ningún tipo de diálogo con los representantes del Dalai Lama desde 2010.