Casa Blanca inicia demolición del Ala Este para construir nuevo salón de baile de $250 millones
Los obreros comenzaron a arrancar la fachada de la Casa Blanca el lunes
Comenzó la demolición de partes del Ala Este de la Casa Blanca para dejar paso a la construcción del salón de baile del presidente de EE. UU., Donald Trump, el cual costará 250 millones de dólares.
Las cuadrillas de demolición comenzaron el lunes los trabajos para arrancar la fachada del Ala Este que da al Departamento del Tesoro, una parte del edificio que albergaba la oficina de caligrafía de la Casa Blanca y la entrada que durante mucho tiempo han utilizado los visitantes que llegaban para actos especiales o visitas guiadas.
Trump confirmó los trabajos de demolición durante un acto con los equipos campeones de béisbol de la NCAA (Asociación Nacional Deportiva Universitaria de EE. UU.) y la NAIA (Asociación Nacional Deportiva Interuniversitaria) de la Universidad Estatal de Luisiana y su campus satélite de Shreveport (Luisiana).
Dijo que el nuevo salón de baile sería “muy divertido” y señaló que los trabajos “[habían empezado] hoy”.
“Se está construyendo justo detrás de [donde estamos] nosotros. Estamos construyendo un salón de baile. Llevaban 150 años queriendo un salón de baile, y voy a conceder ese honor a este maravilloso lugar”, afirmó.

El presidente pareció sugerir que el nuevo salón de baile estaría conectado con la residencia principal de la Casa Blanca a través de lo que describió como un “panel despampanante” en la Sala Este.
El Ala Este, construida en 1902 y ampliada en 1942 por el entonces presidente Franklin Roosevelt, ha albergado tradicionalmente la Oficina de la Primera Dama y otras dependencias de la Casa Blanca, como la Oficina de Viajes de la Casa Blanca y la Oficina Militar de la Casa Blanca.
También se encuentra sobre el Centro Presidencial de Operaciones de Emergencia, el refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial construido para Roosevelt que fue utilizado durante los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington por el entonces vicepresidente Dick Cheney.
La demolición de la estructura de décadas de antigüedad, que es el edificio más nuevo en el complejo de 18 acres de la Casa Blanca, parece violar la promesa del presidente Trump de que el nuevo y enorme espacio para eventos que ha encargado no “interferiría” con los edificios existentes.

Pero los funcionarios de la Casa Blanca también han sugerido por separado que el nuevo salón de baile sustituiría al Ala Este y han justificado el traslado señalando que el espacio “ha sido renovado y cambiado muchas veces”, incluida la renovación de 1942 que añadió un segundo piso al edificio y el refugio antiaéreo.
La semana pasada, el presidente dijo a los donantes en una cena de recaudación de fondos para el salón de baile que el proyecto había sido financiado en su totalidad, incluso con donaciones de una serie de empresas como Apple, Amazon, Lockheed Martin y Coinbase.
Ha dicho que el nuevo salón de baile tendrá capacidad para 650 personas, más del triple que la Sala Este.
La noticia de los trabajos de demolición fue recibida con desprecio por algunos comentaristas liberales.
Una de ellos, Marcy Wheeler, periodista especializada en seguridad nacional, comparó la destrucción de la fachada del Ala Este con los daños causados por las tropas británicas al mando del general de división Robert Ross, quien ordenó quemar la residencia de la Casa Blanca y el Capitolio durante la Guerra de 1812.
“En 2021, la turba de Trump atacó el Capitolio por primera vez desde 1812. Y ahora, Trump está haciendo más daño a la Casa Blanca que los británicos en 1814”, dijo.
Por su parte, el expresentador de CNN Jim Acosta también opinó, escribiendo: “¿Así que cualquier presidente puede empezar a destruir partes de la Casa Blanca? ¿Es así como funciona?”.
Aunque que la nueva construcción de edificios federales debe ser examinada por la junta de la NCPC (Comisión de Planificación de la Capital Nacional de EE. UU.), el jefe designado por Trump de ese panel dijo en septiembre que el trabajo de demolición quedaba fuera de la jurisdicción de la junta, y, por lo tanto, podía proceder sin necesidad de aprobación.
Will Scharf, que también es secretario de Personal de la Casa Blanca, declaró durante una reunión de la NCPC celebrada el mes pasado que la junta carecía de autoridad sobre las labores de demolición o preparación de terrenos.
“De lo que nos ocupamos es esencialmente de la construcción, de la construcción vertical”, expresó.
Traducción de Sara Pignatiello