ICE elevó su gasto en armamento un 700 %, pero la agencia dice no tener fondos para cámaras corporales
La agencia gastó más de 70 millones de dólares en los primeros nueve meses del año en armas ligeras y municiones, mientras intensificaba su ofensiva contra migrantes indocumentados, según revelan los datos
Durante los primeros nueve meses del segundo mandato de Donald Trump, el ICE ha gastado más de 70 millones de dólares en nuevas armas, lo que representa un aumento del 700 % en comparación con el mismo periodo de 2024, según un informe reciente.
De acuerdo con registros del Federal Procurement Data System, citados por el medio Popular Information, la agencia de inmigración —dependiente del Departamento de Seguridad Nacional, actualmente dirigido por Kristi Noem— destinó 71.515.762 dólares entre el 20 de enero y el 18 de octubre a compras clasificadas como “fabricación de armas ligeras, municiones y complementos”.
El monto contrasta con los 9.715.843 dólares gastados durante el mismo periodo en 2024, bajo el gobierno del expresidente Joe Biden, y con el promedio anual de apenas 8,4 millones de dólares registrado durante el primer mandato de Trump, entre 2017 y 2021.

El término “armas ligeras” abarca una amplia gama de equipamiento, incluyendo armaduras, explosivos, armas químicas, pistolas y rifles, mientras que la categoría de “fabricación de municiones y complementos” se refiere a materiales como artillería, cañones, extractores y monturas.
Aunque la mayor parte del dinero se ha destinado a armas y equipamiento para los agentes en el terreno, el gasto también ha incluido la compra de “ojivas de misiles guiados y componentes explosivos”, según reporta Popular Information.
The Independent se puso en contacto con la Casa Blanca, al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y al ICE para obtener comentarios sobre los motivos detrás del aumento drástico en la inversión.
La misión de Trump de llevar a cabo “el mayor programa de deportación masiva de la historia”, mediante la detención y expulsión de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, ha provocado una gran expansión del papel del ICE y una inyección masiva de fondos federales para la agencia.
Actualmente, se estima que el ICE cuenta con aproximadamente 20.000 agentes activos, pero la secretaria adjunta del DHS, Tricia McLaughlin, señaló recientemente que han recibido “más de 175.000 solicitudes” para unirse a sus filas, como resultado de una campaña publicitaria en plataformas como Spotify, X, Meta, YouTube y LinkedIn, en la cual se han emitido “más de 18.000 ofertas de empleo tentativas.”
McLaughlin añadió que el “proceso de incentivos” del departamento, incluidos los bonos de contratación, seguirá en marcha durante el actual cierre del gobierno de EE. UU., el cual atribuyó a los demócratas.

Según datos oficiales publicados a finales de septiembre, 59.762 personas se encuentran actualmente detenidas en centros de detención operados por el ICE.
Sin embargo, el creciente protagonismo de la agencia ha venido acompañado de un aumento en las críticas por sus métodos operativos. En junio, operativos en el centro de Los Ángeles desataron protestas masivas, lo que llevó al presidente Trump a activar la Guardia Nacional, una medida tomada en contra del deseo del gobernador de California, Gavin Newsom, quien advirtió que esa decisión solo intensificaría las tensiones.
El ICE también ha generado una ola de titulares negativos para la administración. Uno de los más graves fue la revelación de que al menos 20 niños ciudadanos estadounidenses han sido arrestados por la agencia en lo que va del año, incluidos dos menores con cáncer.
Se han reportado además operativos con agentes armados que han traumatizado a madres y niños, y un incidente en el que se habrían disparado balas de pimienta a un sacerdote que participaba en una manifestación, lo que ha deteriorado aún más la imagen pública del ICE.
“Lo que estamos viendo es una escalada generalizada de violencia y uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes del ICE,” declaró Ed Yohnka, de ACLU Illinois, a NPR.
Yohnka presentó una demanda en representación de manifestantes que denuncian que las tácticas empleadas por la agencia violan sus derechos constitucionales.
En la demanda, acusa al ICE y a otras agencias federales de usar de forma peligrosa e indiscriminada armas casi letales, incluyendo gas lacrimógeno, balas de goma, balas de pimienta, granadas aturdidoras y otras tácticas descritas como injustificadas y desproporcionadas.
Traducción de Leticia Zampedri