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‘Wicked: Por siempre’ es una secuela sin rumbo despojada de magia

Cynthia Erivo destaca, pero Ariana Grande no tanto, y el director Jon M Chu no descubrió cómo iluminar correctamente nada de esto

Clarisse Loughrey
Miércoles, 19 de noviembre de 2025 14:04 EST
Tráiler de Wicked: Por siempre
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Si tu queja sobre Wicked del año pasado era que estaba tan extrañamente iluminada que apenas podías ver lo que pasaba, no temas: en Wicked: Por siempre, no te importará tanto, porque hay muy poco que mirar. Aquí no encontrarás galanteos entre las caprichosas torres de la Universidad de Shiz, ni alborotados descansos para bailar, ni a Ariana Grande columpiándose en un candelabro.

La segunda parte del musical de Stephen Schwartz y Winnie Holzman, adaptación de la novela de 1995 de Gregory Maguire, que es una nueva versión de El mago de Oz en la que se cuestiona la maldad de la Malvada Bruja del Oeste, siempre resultó un poco pesada. Y la dirección de Jon M Chu, incluso con todo ese presupuesto y talento a mano, no logra encontrar una solución satisfactoria.

Elphaba (Cynthia Erivo), la bruja en cuestión, ya se declaró rebelde con una causa, a través de la culminante canción ‘En contra de la gravedad’ (Defying Gravity) de la última película. La segunda parte, por tanto, debe ocuparse de la más árida y burocrática tarea de llevarnos desde esa revelación hasta su predestinado encuentro con un cubo de agua arrojado por una nostálgica nativa de Kansas.

Las mejores amigas rivales: Ariana Grande y Cynthia Erivo en Wicked: Por siempre
Las mejores amigas rivales: Ariana Grande y Cynthia Erivo en Wicked: Por siempre (Universal Pictures)

Y así volvemos a verla, en Oz, reuniendo a los animales marginados de la tierra para que se queden y luchen por lo que les pertenece, mientras su antigua enemiga convertida en mejor amiga, Glinda (Grande), se queda con el Mago (Jeff Goldblum) y su mano derecha, Madame Morrible (Michelle Yeoh), con la culpa de su propia inacción cocinándose como un pez en una cafetera eléctrica. Sabe que, en el fondo, está defendiendo un sistema corrupto, pero es difícil resistirse a las ventajas (una de ellas es el hombre vivo más sexy de 2025, Jonathan Bailey, como su prometido Fiyero).

Pero al final de la primera película, todo esto ya se sabe de antemano. Por siempre tiene poco sentido del movimiento, literal o emocionalmente: ninguna revelación profunda, ninguna maravilla o espectáculo. Todo lo que hay que hacer ahora es que cada personaje procese, a través de una balada estandarizada, lo que aprendió, mientras deambula sin rumbo por bosques poco iluminados o dormitorios de color rosa milenario, en el mismo ciclo de planos medios y primeros planos.

La nueva canción de Schwartz para Elphaba, ‘No hay lugar como el hogar’ (No Place Like Home), es ciertamente efectiva en la contundencia de su sinceridad. Erivo maneja sus emociones maravillosamente (y, como siempre, golpea cada nota con facilidad), abrazando de todo corazón lo que significa para una mujer negra queer cantar las palabras “¿cómo puedo amar este lugar que nunca me amó?”. A Grande, sin embargo, le quedó grande ‘La chica de la burbuja’ (The Girl in the Bubble). Y, aunque es una Glinda perfecta en sus momentos cómicos, eso es algo menos cierto del personaje cuando toca fondo.

Erivo da en el clavo como Elphaba en una secuela que se siente desenfocada
Erivo da en el clavo como Elphaba en una secuela que se siente desenfocada (Universal Pictures)

La capacidad de Wicked para mantenerse como una alegoría eficaz de la lucha por el cambio desde dentro y desde fuera del sistema (después de todo, siempre hubo un poco de dicotomía Profesor X/Magneto entre Glinda y Elphaba), flaquea continuamente cuando se ve golpeada por la excesiva necesidad de explicar cómo surgieron las cosas. El espantapájaros, el hombre de hojalata, el león cobarde, la burbuja de Glinda, el camino de baldosas amarillas, los zapatos de Dorothy... Wicked insiste en que hay que explicar y desmitificar cada elemento de El mago de Oz.

Ahí no hay lugar para la magia, ni en la dirección de Chu, que toma toda la amargura hirviente del ‘No hay bien’ (No Good Deed) de Elphaba, su rabia contra su propio destino, y la sitúa sobre un fondo plano de muros de castillo anónimos, teñidos de barro y cielos turbios. Supongo que al menos deberíamos estar agradecidos por habernos librado de la monstruosidad de una Judy Garland renderizada por CGI como Dorothy (dicho esto, hay un uso extremadamente desconcertante de la tecnología de envejecimiento en otras partes). Pero, como dirían esas brujas, una buena acción por sí sola difícilmente cambia las cosas para mejor.

Director: Jon M Chu. Reparto: Cynthia Erivo, Ariana Grande, Jonathan Bailey, Ethan Slater, Bowen Yang, Marissa Bode, Michelle Yeoh, Jeff Goldblum. Cert PG, 137 minutos.

Wicked: Por siempre llega a los cines el 21 de noviembre

Traducción de Olivia Gorsin

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