Jannik Sinner le roba a Alcaraz su gesto más icónico para cerrar con broche de oro la temporada 2025
En 2025, Alcaraz y Sinner dominaron el circuito masculino como una fuerza imparable. Solo hubo un rival que realmente importó para cada uno
Jannik Sinner escuchó el rugido del público en Turín y pidió más. Mientras Carlos Alcaraz intentaba tomar impulso en el segundo set de su duelo en las ATP Finals, Sinner resistió un peloteo de 24 golpes y, al ganarlo, se llevó un dedo a la oreja. Fue un gesto tomado del repertorio de Alcaraz: el artista que enciende al público y se alimenta de la energía que genera. En una atmósfera electrizante en el norte de Italia, Sinner cayó de espaldas tras concretar el punto de partido y conquistar su segundo título consecutivo de las ATP Finals sin perder un solo set.
Hubo más emoción incluso que cuando Sinner venció a Alcaraz para coronarse en Wimbledon en julio. Su preparador físico, Umberto Ferrara —quien había vuelto al equipo tras haber sido apartado el año anterior por su implicación en el caso de dopaje del italiano— rompió en llanto mientras el campeón celebraba con su equipo técnico. “Definitivamente no podría haber un mejor final de temporada”, expresó Sinner. “Ha sido una temporada increíble, con muchos altibajos, momentos difíciles, por distintas razones”.

En lo que se está convirtiendo en un tema recurrente dentro de la creciente rivalidad entre Alcaraz y Sinner —que ha tomado por completo el protagonismo del circuito masculino en 2025—, esta victoria tuvo un valor especial para Sinner por lo ocurrido dos meses antes. Su derrota ante Alcaraz en la final del Abierto de Estados Unidos lo llevó a cuestionarse: el italiano, de 24 años, lamentó lo “predecible” que había sido su juego. Prometió hacer cambios, aunque eso implicara asumir derrotas a corto plazo.
En Turín, su nuevo saque fue clave, pero frente a Alcaraz necesitó algo más. En el tiebreak del primer set ganó un punto vital con un globo de derecha tras una subida precipitada del español. Más adelante, cuando recuperó terreno en el segundo set, sorprendió con una dejada bien angulada. “No hay muchas oportunidades, pero después de cada derrota uno vuelve más fuerte”, admitió Alcaraz. El murciano había ganado siete de los últimos ocho duelos entre ambos, lo que hacía de esta final un partido cargado de simbolismo para Sinner.

La victoria de Alcaraz en el Abierto de EE. UU. fue el momento cúspide de una temporada notable. Aprendió de la derrota en Wimbledon y volvió más fuerte en Nueva York, donde fue prácticamente intocable: perdió solo un set y casi no cedió juegos con su servicio. Con el número uno de fin de año asegurado, cerró la temporada más regular de su carrera: ocho títulos en once finales. Llegó a nueve finales consecutivas, con al menos dos en cada superficie, entre abril y septiembre.
El peor tramo del año para Alcaraz coincidió con la suspensión por dopaje de Sinner, que se ausentó tres meses tras revalidar su título en Australia. Cuando su rival volvió, el murciano recuperó el foco. En ese lapso, nombres como Jack Draper, Jakub Mensik y Valentin Vacherot lograron títulos de Masters, pero siempre en torneos sin Sinner ni Alcaraz. En los ocho eventos que compartieron —incluyendo los cuatro Grand Slams y las ATP Finals— el trofeo fue para uno u otro. No hubo lugar para más.
Sus seis enfrentamientos del año fueron todas finales. La más impactante, en París: Alcaraz salvó tres puntos de partido y firmó uno de los mejores partidos de la historia reciente. Al inicio de la temporada, Sinner había dicho que debía mejorar en arcilla y césped. No solo lo hizo, sino que se convirtió en el jugador más joven en llegar a las finales de los cuatro grandes en un mismo año. Alcaraz, por su parte, cortó su racha de 27 triunfos consecutivos en Grand Slams sobre cancha dura en el Abierto de Estados Unidos.
Su dominio ha dejado al resto del circuito en la sombra. Entre los dos, han ganado los últimos ocho majors. Y todo apunta a que en el Abierto de Australia 2026 podrían verse otra vez en la final. Ni siquiera la gesta de Novak Djokovic —semifinalista en los cuatro grandes a los 38 años— pudo opacar el protagonismo que se han adueñado los dos jóvenes.

Resulta significativo que, incluso en el ocaso de su carrera, Djokovic se consolidara como el principal aspirante a romper el duopolio de Alcaraz y Sinner, por delante de Alexander Zverev y Taylor Fritz. El dos veces campeón de Grand Slam, de 24 años, se encuentra en una posición curiosa y admite abiertamente que Alcaraz y Sinner son “demasiado buenos” a pesar de seguir siendo el tercer mejor jugador del mundo este año.
A pesar del brillante desempeño de Alcaraz y Sinner, nadie quiere que los grandes torneos se vuelvan predecibles. Hay esperanzas renovadas en Draper, Ben Shelton y Arthur Fils —que vienen de temporadas marcadas por lesiones—, así como en promesas como Joao Fonseca, Mensik y Learner Tien. Felix Auger-Aliassime volvió al top 5 con un buen cierre de año, pero fue superado sin problemas por Alcaraz y Sinner en Turín.
Pero para Alcaraz y Sinner, solo otro jugador importaba en 2025. “Eres mi referente y me motivas mucho”, aseuró Sinner. “Necesito que cada entrenamiento tenga un propósito importante”. Y por primera vez, ambos comenzarán 2026 sabiendo que están a un título de completar el Grand Slam de su carrera: Alcaraz necesita ganar el Abierto de Australia y Sinner Roland Garros, ambos contra uno de los equipos que se están consolidando como fortalezas del otro. Y ambos saben a quién tendrán enfrente si quieren lograrlo. “Espero que estés listo para el año que viene”, bromeó Alcaraz. “¡Porque yo estaré listo para más finales contra ti!”.
Traducción de Michelle Padilla






