Trump admite que no era necesario demoler el Ala Este, pero lo hizo porque quiso
Trump también abordó las críticas que ha recibido por parte de un grupo en particular: las primeras damas
El presidente Donald Trump admitió que no era necesario derribar el ala este de la Casa Blanca para construir su lujoso salón de baile de 300 millones de dólares.
“Pude haber construido el salón alrededor, pero no quería sacrificar un gran salón por uno simplemente aceptable al dejar el ala justo en el medio”, declaró Trump el lunes en una entrevista con Fox News.
Durante la conversación, también abordó las críticas que ha recibido por parte de un grupo en particular: las primeras damas.
La periodista Laura Ingraham, quien condujo la entrevista, le pidió que respondiera a los recientes comentarios de la ex primera dama Michelle Obama, quien expresó su desacuerdo con las remodelaciones emprendidas por el presidente.
Durante un evento literario en Brooklyn la semana pasada, Michelle Obama afirmó: “Menospreciar, derribar o actuar como si no importara es un reflejo de cómo se valora ese rol”.
Trump respondió: “Para empezar, el Ala Este era una pequeña y bonita estructura construida hace muchos años, que fue renovada y ampliada. No tenía nada que ver con el edificio original. Era una imagen pobre y triste”.
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El Ala Este de la Casa Blanca, construida en 1942, funcionó durante décadas como espacio de oficinas para la primera dama y su equipo, además de incluir la entrada de visitantes y el teatro presidencial.
A finales de octubre, todo el complejo fue demolido en cuestión de días, lo que provocó fuertes críticas por parte de legisladores demócratas, quienes aseguraron que el presidente no siguió el proceso adecuado de aprobación antes de modificar de forma radical un edificio con valor histórico.
Cuando Trump anunció por primera vez sus planes para construir un salón de baile en agosto, prometió que la estructura existente no se tocaría. Sin embargo, según The New York Times, una revisión posterior concluyó que derribar el Ala Este resultaba más económico y seguro desde el punto de vista estructural que construir una ampliación.
Ingraham también le preguntó a Trump sobre la reacción de la primera dama Melania Trump ante la demolición del Ala Este, en referencia a un informe de The Wall Street Journal que indicaba que ella había expresado en privado su preocupación por la decisión de derribar esa parte de la Casa Blanca.
“Ella amaba su pequeña oficina, pero ¿sabes qué? Es muy inteligente”, respondió Trump. “Si le preguntas ahora, dice que está genial”.
“La gente cree que el Ala Este es algo grandioso, pero ese edificio fue renovado como 20 veces y estaba hecho un desastre”.


El nuevo salón de baile de Trump, financiado con aportes privados, tenía un costo inicial estimado de 200 millones de dólares, pero la cifra ya se elevó a 300 millones.
Según la Casa Blanca, la estructura, que debería estar terminada “mucho antes” de que finalice el mandato de Trump a principios de 2029, ocupará más de 8.000 metros cuadrados y tendrá capacidad para alrededor de 650 personas.
Funcionarios de la administración defendieron la construcción del nuevo salón de eventos, al afirmar que el espacio es urgente, ya que las reuniones grandes solo pueden realizarse en una carpa ubicada en el jardín de la Casa Blanca.
Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no aprueba la decisión. En una encuesta realizada por YouGov en octubre, el 54 % de los encuestados manifestó estar total o parcialmente en desacuerdo con que Trump haya demolido el Ala Este para construir su salón de baile, mientras que el 28 % dijo estar total o parcialmente de acuerdo.
Traducción de Leticia Zampedri






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