Exfuncionarios de Trump recurren a cirugía en D. C. para lucir el estilo “Mar-a-Lago”: informe
Un cirujano rechazó a algunos pacientes que pidieron “un aspecto más retocado, como ese rostro Mar-a-Lago”

El estilo Mar-a-Lago llega a Washington: cirujanos plásticos en D.C. reportan auge de retoques al estilo MAGA.
Desde que Donald Trump regresó a la presidencia en enero, clínicas estéticas en Washington D. C. han experimentado un aumento notable de pacientes que buscan procedimientos más notorios y llamativos, inspirados en el círculo íntimo del mandatario. Según Axios, algunos cirujanos llaman a esta tendencia el “rostro Mar-a-Lago”.
Para el presidente, de 79 años, lo grande y ostentoso es sinónimo de mejor. Aunque para muchos resulte excesivo o de mal gusto, su estilo no deja lugar a dudas, y prueba de ello son los recientes retoques dorados y brillantes que ha incorporado a la Casa Blanca.
Los allegados a Trump han trasladado ese maximalismo a sus decisiones estéticas, optando por labios voluminosos con bótox, frentes tensas y pómulos marcados y prominentes. Sin embargo, este estilo menos natural no siempre fue tendencia, según explicó el cirujano plástico Troy Pittman.
Antes, los círculos de poder en Washington preferían intervenciones sutiles, casi imperceptibles para el ojo ajeno, contó Pittman a Axios. “Ahora estamos viendo personas que quieren que se note que se hicieron algo”, afirmó.

Mientras que el entorno previo al segundo mandato de Trump mostraba una estética más discreta y natural, el cirujano Troy Pittman señala que la nueva imagen del llamado “grupo de Palm Beach” es mucho más extravagante y excesiva. La expresión “rostro Mar-a-Lago” proviene del exclusivo resort de Trump en Palm Beach, pero ahora se asocia con rinoplastias, lifting faciales y cantidades generosas de bótox.
A diferencia de generaciones anteriores de políticos y figuras influyentes, los simpatizantes MAGA actuales hablan abiertamente sobre sus procedimientos y comparten recomendaciones de cirujanos, añadió Pittman.
Según el especialista, los tratamientos más solicitados por este grupo incluyen rellenos labiales y procedimientos para suavizar arrugas como el bótox y el Dysport.
Si bien algunos cirujanos plásticos en Washington D. C. se han beneficiado del aumento en la demanda de procedimientos llamativos, otros, como la doctora Anita Kulkarni, contaron a Axios que han rechazado a nuevos clientes del ámbito político que solicitaban “un aspecto más recargado, como ese rostro Mar-a-Lago”.
Kulkarni explicó que ese tipo de solicitudes no encajan con el estilo más discreto de su clínica. Además, advirtió que algunas personas han pedido intervenciones que podrían resultar peligrosas, como aplicar rellenos o inyecciones sobre rostros ya saturados de bótox.
Excederse con los retoques puede llevar a lo que la doctora Kulkarni denomina “ceguera por relleno”, un fenómeno en el que pacientes que ya se han sometido a múltiples procedimientos —y que además se rodean de personas con intervenciones similares— pierden la percepción real de su propio aspecto.


“Se pierde la noción de lo que es anatómicamente normal”, advirtió Kulkarni.
La cirujana señaló que este giro tan marcado en los procedimientos estéticos no se había visto durante el primer mandato de Trump, posiblemente porque “había más republicanos del establishment en ese entonces”, comentó.
Los procedimientos populares tienden a variar según la región, y es común que en el sur de Florida —hogar de muchos simpatizantes MAGA— las personas recurran con mayor frecuencia a tratamientos estéticos.
El cirujano plástico Navin Singh coincidió, y dijo a Axios que la mayoría de sus pacientes varones del ámbito político son republicanos, muchos provenientes de estados con una cultura quirúrgica más arraigada, como Texas.
Según Pittman, los hombres MAGA que se someten a estos procedimientos buscan lucir “más jóvenes” y “más viriles y masculinos”, una tendencia que, según él, se alinea con el enfoque reciente del secretario de Defensa Pete Hegseth sobre la forma física y la imagen dentro de las fuerzas armadas.
Traducción de Leticia Zampedri

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