Taylor Swift sorprendida con el “épico” público argentino en su primer concierto en Sudamérica
Tras una espera que sintieron eterna, los fanáticos argentinos dieron una bienvenida ensordecedora a Taylor Swift el jueves por la noche en su primer concierto en Sudamérica. Desconcertada, la artista pop del momento los calificó como “la multitud más épica que jamás haya existido” en el inicio de una presentación de tres horas que consumó un amor a primera vista.
“¿Dónde han estado toda mi vida?”, preguntó la estadounidense asombrada al escuchar a 70.000 fanáticos corear su nombre en el estadio Monumental de Buenos Aires, en el primero de los tres conciertos previstos en la capital de Argentina.
Poco antes, la cantautora de 33 años había interpretado “Miss Americana & The Heartbreak Prince” y luego “Cruel summer” en el primer acto de “The Eras Tour”, una celebración en vivo de su exitosa discografía que comenzó en marzo en Estados Unidos, siguió por México y Argentina y continuará por Brasil y Canadá y el año próximo Europa y Asia.
“Estoy mirando a la que posiblemente sea una de las multitudes más épicas que jamás hayan existido...la forma en que bailan, la forma en la que cantan está a otro nivel”, comentó Swift. Los gritos de las “swifties” argentinas subieron varios decibles tras semejante reconocimiento.
En el mismo escenario donde juega los fines de semana River Plate, uno de los equipos más populares del fútbol argentino, y también habitualmente la selección nacional liderada por Lionel Messi, mucho del fervor que distingue a la afición argentina se replicó para acompañar a la superestrella.
Adolescentes –varias acompañadas por sus madres y padres— y veinteañeras, todas luciendo los brazaletes decorados con las letras de su discografía, prevalecieron en un público que secundó a Swift como un coro extra desde la primera hasta la última de sus 45 canciones.
Desde el 6 junio, más de un millón de fanáticas aguardaron durante horas en la fila virtual para comprar las entradas —a costo elevado para los enflaquecidos bolsillos argentinos afectados por la inflación— las cuales se agotaron ese mismo día. Desde entonces, varias de ellas se instalaron con tiendas de campaña en uno de los accesos al estadio Monumental como muestra de devoción por la artista. En turnos de seis horas, pasaron el invierno (boreal) y varias tormentas con el propósito de conseguir las mejores ubicaciones alrededor del escenario.
A distancia del tumulto sobre las vallas alrededor del escenario, Carolina Santoro no separaba la vista de sus dos hijas de siete y 12 años. Ambas iban con atuendos que hacían refrencia a los álbumes de Swift: falda con lentejuelas y un vestido rosa y sus pequeñas uñas pintadas de distintos colores.
“Pensé mucho antes de traerlas, todavía son pequeñas para este tipo de multitudes. Pero aman a Taylor y no pude resistirme”, comentó Santoro, que se había dejado convencer por sus hijas para pintarse la cara con brillantina. “Las swifties pueden ser muy persistentes, aún a temprana edad. No te podés resistir”.
En otro sector, la joven Rocío Ibáñez se secaba las lágrimas cuando Swift cantó “Betty” del álbum “Folklore” debajo de una cabaña de decorado. En una playera blanca, había escrito a mano los temas de la discografía completa de la artista. “I’m only 17, I don’t know anything/But I know I miss you” (Sólo tengo 17 años, no sé nada pero sé que te extraño), dice la letra de esa canción sobre un engaño amoroso.
Antes de interpretar “Champagne Problems” en el piano, Taylor se tomó cerca de tres minutos para escuchar a los fanáticos gritarle “olé, olé, Taylor, Taylor”. En un claro español, dijo que “los amo” y resaltó otra vez lo fuerte que se sentían sus voces.
Escoltada por más de una decena de bailarines, Swift pasó a la era de 1989 con “Shake it Off”, mientras las pulseras del público iluminaban de azul y amarillo las tribunas del estadio.
“Quiero agradecerles por cómo me están tratando esta noche, los amo mucho, mucho. Nos están dando la experiencia de nuestras vidas en el escenario”, resaltó la artista, que eligió “The Very First Night” y “Labyrinth” como las dos canciones fuera de guion que le regala al público con piano y guitarra acústica.
Cumplidas las tres horas y con los fanáticos ya afónicos, Swift se despidió con “Karma”.