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Israel sigue atacando Líbano casi un año después del alto el fuego; se prevé lo mismo para Gaza

Abby Sewell
Lunes, 20 de octubre de 2025 13:16 EDT
LÍBANO-ISRAEL-NUEVA REALIDAD
LÍBANO-ISRAEL-NUEVA REALIDAD (AP)

A la vez que se consolidaba un frágil alto al fuego en Gaza este mes, Israel lanzó nuevos ataques aéreos contra el sur de Líbano —11 meses después de la imposición de un alto al fuego allí.

El bombardeo contra una empresa de maquinaria de construcción mató a un transeúnte sirio, hirió a siete personas —entre ellas dos mujeres— y destruyó excavadoras y bulldozers valuados en millones de dólares.

Los ataques del 11 de octubre serían una anomalía en la mayoría de los países que no están en guerra. Pero los bombardeos israelíes casi diarios se han convertido en la nueva normalidad en Líbano —casi un año después que una tregua mediada por Estados Unidos detuviera el conflicto más reciente entre Israel y el grupo político-paramilitar Hezbollah.

Algunos ven un posible plan de acción para el alto al fuego en Gaza, con conflictos regulares, pero de menor intensidad. El domingo, Israel atacó Gaza luego que, reportó, Hamás disparó contra sus tropas, en la que fue la primera prueba importante de la tregua mediada por Estados Unidos.

Mona Yacoubian, directora del programa de Oriente Medio del Center for Strategic and International Studies (Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales), una organización bipartidista sin fines de lucro para promover ideas que resuelvan desafíos globales, describió el escenario en Líbano como de “fuego reducido” en lugar de un alto al fuego.

Líbano “bien podría servir como modelo para Gaza, dando a las fuerzas israelíes margen de maniobra para atacar cuando consideren una amenaza, sin una reanudación total del conflicto”, dijo.

Alto al fuego sin una aplicación clara

El último conflicto entre Israel y Hezbollah comenzó el día después del ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel, liderado por Hamás, que desencadenó la guerra en Gaza. El grupo extremista Hezbollah, con sede principalmente en el sur de Líbano, comenzó a disparar cohetes contra Israel en apoyo a Hamás y los palestinos.

Israel respondió con ataques aéreos y bombardeos. El conflicto de baja intensidad se convirtió en una guerra a gran escala en septiembre de 2024.

El alto al fuego del 27 de noviembre de 2024 exigía a Líbano que impidiera a los grupos armados atacar a Israel y a Israel que detuviera las acciones militares de “ofensiva” en Líbano. Declaraba que Israel y Líbano pueden actuar en “defensa propia”, sin dar más detalles.

Ambas partes pueden denunciar presuntas violaciones a una comisión de seguimiento integrada por Estados Unidos, Francia, Israel, Líbano y la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL), pero el acuerdo no es claro en cuanto a su aplicación.

En la práctica, Israel ha asumido en gran medida la ejecución por su cuenta, y reporta que sus ataques en Líbano tienen como blanco a extremistas, instalaciones y armamento de Hezbollah.

Israel refiere que su objetivo es impedir la reconstrucción del ya muy debilitado grupo. Las autoridades libanesas refieren que los ataques obstruyen sus esfuerzos por conseguir el desarme de Hezbollah al dar al grupo un pretexto para conservar sus armas.

Líbano también sostiene que los ataques israelíes, incluido el del 11 de octubre, a menudo dañan a civiles y destruyen infraestructura no relacionada con Hezbollah.

El Ministerio de Salud de Líbano ha reportado más de 270 muertos y alrededor de 850 heridos por acciones militares israelíes desde el alto al fuego. Hasta el 9 de octubre, la oficina de derechos humanos de la ONU había verificado que 107 de las personas fallecidas eran civiles o no combatientes, notificó Thameen Al-Kheetan, su portavoz.

Ningún israelí ha muerto por fuego proveniente de Líbano a partir de que se pactó el alto al fuego.

A partir del 27 de noviembre de 2024 y hasta mediados de octubre, la FPNUL detectó alrededor de 950 proyectiles disparados desde Israel hacia Líbano y 100 ataques aéreos israelíes, informó la vocera Kandice Ardiel. Durante el mismo período, se reportaron 21 proyectiles disparados desde Líbano hacia Israel. Hezbollah se atribuyó un ataque desde el alto al fuego.

Narrativas contradictorias

Tras el ataque del 11 de octubre en Msayleh, el ejército israelí sostuvo haber alcanzado “equipo de ingeniería destinado a la reconstrucción de infraestructura terrorista en el sur de Líbano”.

Las autoridades libanesas, Hezbollah y el propietario del equipo lo disputaron.

“Todos en Líbano —de todas las diferentes sectas— vienen y nos compran (equipo)”, declaró a la prensa Ahmad Tabaja, el propietario,. “¿Qué hemos hecho mal?”.

Joseph Aoun, el presidente libanés, calificó los ataques de una “flagrante agresión contra instalaciones civiles”. El presidente del Parlamento, Nabih Berri, acusó a Israel de intentar impedir la reconstrucción de las comunidades. Líbano se quejó ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Unos días después, Israel atacó una fábrica de cemento y una cantera, y argumentó que Hezbollah planeaba utilizarlas para reconstruir su infraestructura.

El mes pasado, un ataque israelí impactó una motocicleta y un automóvil en que viajaba una familia en Bint Jbeil y mató a Shadi Charara, vendedor de autos, tres de sus hijos —incluidos gemelos de 18 meses— y al motociclista, e hirió de gravedad a la esposa y la hija mayor de Charara. Esta fue una de las cifras de muertos más alta desde el alto al fuego, lo que provocó indignación, particularmente por los niños.

“Mi hermano era civil, al igual que sus hijos y su esposa, y no tienen nada que ver con la política”, manifestó su hermana Amina Charara.

El ejército israelí aseveró que su objetivo era un extremista de Hezbollah, a quien no identificó, pero reconoció que hubo civiles muertos.

Incluso cuando el objetivo es un miembro conocido de Hezbollah, la necesidad militar puede ser disputada.

A principios de este mes, un ataque israelí con drones mató a un miembro de Hezbollah —quien había quedado ciego el año pasado en el ataque israelí que hizo explotar bípers— y a su esposa. El ejército israelí dijo que Hassan Atwi era un oficial clave de la Unidad de Defensa Aérea de Hezbollah. Funcionarios de Hezbollah argumentaron que él no había desempeñado ningún papel militar desde que perdió la vista.

Fin de la “disuasión mutua”

Hezbollah fue formado en 1982, con el apoyo de Irán, para combatir la ocupación israelí del sur del Líbano en ese momento. Las fuerzas israelíes se retiraron en 2000, y Hezbollah creció hasta convertirse en uno de los grupos armados no estatales más poderosos de la región.

En 2006, Hezbollah e Israel libraron una guerra de un mes que terminó en empate. Durante los siguientes 17 años, “hubo una calma tensa... que se debió en gran medida a la disuasión mutua”, explicó Nicholas Blanford, miembro sénior del programa de Oriente Medio del Atlantic Council (Consejo del Atlántico), una organización no partidista que promueve el liderazgo y la participación de Estados Unidos en el mundo, junto con aliados y socios, para encontrar soluciones a desafíos globales.

Se entendía que los ataques en territorio de Líbano, en general, estaban descartados. Ambas partes querían evitar otra guerra perjudicial. Ahora, esa ecuación ha cambiado.

Aunque Blanford agregó que Hezbollah aún puede asestar golpes a Israel, la “capacidad de disuasión del grupo fue hecha añicos por la guerra reciente”, agregó.

En una entrevista con The Associated Press el mes pasado, Mohammad Fneish, funcionario político de Hezbollah, dijo que la perspectiva de coexistir con los ataques israelíes diarios “no es aceptable”.

No obstante, el grupo político-paramilitar se ha limitado en gran medida a pedir al gobierno libanés que presione al israelí mediante lo que Fneish llamó “sus capacidades políticas, diplomáticas o de otro tipo”.

“Si la situación continúa, los líderes de la resistencia están estudiando el asunto y todas las opciones están abiertas”, añadió.

Yacoubian, la analista, dijo que ella no prevé un cambio en la situación en Líbano en el corto plazo, “a menos que se produzca un avance en las negociaciones tras bambalinas mediadas por Estados Unidos”.

Con la tregua en Gaza, agregó, la diferencia podría ser el “importante papel” de los mediadores Qatar, Egipto y Turquía.

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El periodista de The Associated Press Ahmad Mantash contribuyó a este despacho desde Msayleh, Líbano.

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