Claves de primarias en Carolina del Sur: Trump juega en casa en todas partes
Donald Trump derrotó el sábado a Nikki Haley en las primarias de Carolina del Sur, una victoria que recalcó con firmeza la amplitud y el alcance de su apoyo entre los votantes republicanos con una victoria demoledora en el estado natal de la única rival relevante que le queda.
Trump ni siquiera necesitó una gran campaña, con apenas algunos actos y gastos relativamente bajos. Haley ha prometido seguir en la pugna y tenía previsto viajar el domingo a Michigan, el próximo estado en celebrar primarias. Pero la derrota aumenta las dudas sobre su candidatura salvo que se produzca un imprevisto que pueda afectar al expresidente.
A continuación, algunas claves de la campaña en Carolina del Sur:
TODA LA POLÍTICA (REPUBLICANA) ES NACIONAL
Haley recalcó durante meses sus posibilidades en “mi querido estado de Carolina del Sur”. Fue elegida en dos ocasiones como gobernadora, en un principio como candidata de la organización conservadora tea party en 2010. Todo el mundo la conocía en su estado, y en su mayoría por motivos positivos. Incluso había sido embajadora ante Naciones Unidas en el gobierno de Trump. Su carácter conservador estaba claro.
Aun así, su reputación no era rival para la influencia de Trump sobre el partido.
Trump ya ha ganado con facilidad en el centro norte, el nordeste y el sur de Estados Unidos, acabando con cualquier diferencia regional que existiera en el partido antes de su auge.
Haley habló en 2024 sobre sus éxitos al reclutar industrias para Carolina del Sur y aprobar rebajas de impuestos y leyes que requieren identificarse para votar. Recalcó su experiencia internacional. Criticó a Trump por ser demasiado arriesgado, demasiado viejo, demasiado ocupado librando batallas judiciales, demasiado cercano a Vladímir Putin y no lo suficiente a los aliados de la OTAN. No convenció a los votantes.
Datos de AP VoteCast reflejaron el desafío que enfrentaba, especialmente en política exterior. El sondeo mostró que en torno a la mitad de los votantes en las primarias de Carolina del Sur quieren que Estados Unidos asuma un papel menos activo en el mundo y en torno a la mitad se oponen a seguir ayudando a Ucrania en su defensa contra la invasión rusa. En lugar de eso, comparten en gran medida con las posiciones de Trump.
Todo lo que intentó Haley reforzó esa dinámica. Para la mayoría de los seguidores de Trump, ella sonaba como cualquier otro político que ofrece posiciones convencionales e intenta derrotar a su campeón.
HALEY SIGUE SIN NINGUNA VICTORIA OBVIA NI PROBABLE
Haley reiteró que piensa seguir. Las primarias de Michigan son el 27 de febrero. Haley ya ha hecho campaña allí y emitido anuncios. Después llega el gran premio, el Supermartes del 5 de marzo, cuando se decidirán 2.429 delegados republicanos, en torno a un tercio del total, en primarias y caucus de 15 estados y un territorio. La directora de campaña de Haley, Betsy Ankney, señala con frecuencia que muchos estados que votan después de Carolina del Sur tienen las mismas normas de primarias abiertas. Pero no todos. Y de todos modos, eso tampoco le consiguió una victoria en casa.
California, un estado de mayoría demócrata, no tiene primarias abiertas. De modo que Trump será el favorito de la contienda republicana, incluso en un estado donde no es muy popular. Michigan sí tiene primarias abiertas a todos los votantes. Pero es un estado donde los progresistas y votantes árabes estadounidenses hacen campaña para que la gente deposite boletas indicando que no se ha decidido por ningún candidato demócrata, como protesta por la estrategia del presidente, Joe Biden, en la guerra entre Israel y Hamás. La campaña de Biden ha combatido esa iniciativa. De modo que los demócratas tienen su propia batalla y carecen de incentivos para votar en las otras primarias.
En resumen, si Haley no pudo ganar en Carolina del Sur, sus opciones de conseguir alguna victoria son escasas. Sus mejores perspectivas podrían estar en las primarias de Washington del próximo fin de semana, donde Haley tiene previsto hacer una visita. En 2016, Trump terminó en un lejano tercer puesto allí, por detrás del senador de Florida Marco Rubio y el exgobernador de Ohio John Kasich.
LO QUE DE VERDAD OBLIGA A LOS CANDIDATOS A ABANDONAR
Las campañas presidenciales no suelen acabar directamente por las derrotas en primarias y las sumas de delegados. Terminan cuando un candidato ya no puede pagar las facturas. Y en ocasiones, los donantes siguen aportando mucho después de que los números digan que prácticamente se ha acabado.
A menudo, ese es el caso cuando hay una auténtica pelea ideológica dentro de un partido. Fue el caso de Bernie Sanders en 2016, cuando el socialista demócrata canalizaba el descontento progresista hacia Hillary Clinton y la vieja guardia del Partido Demócrata. En esta ocasión para los republicanos, es una combinación de personalidad, identidad e ideología. Haley representa a todos los donantes republicanos que no soportan a Trump ni su versión del Partido Republicano.
Y son esos republicanos contrarios a Trump los que siguen pagando su campaña. No se trata de los delegados. De modo que cuando Haley insiste en que seguirá hasta el Supermartes es porque tiene los recursos para hacerlo. En algún momento, si no remonta de forma drástica, esos recursos se agotarán.
Pero esta campaña tiene un importante asterisco. Trump enfrenta más de 90 cargos penales en varias jurisdicciones, lo que añade una incertidumbre sin precedentes.
DISCURSOS APARTE, SE TRATA DE LOS DELEGADOS
Dejando a un lado la determinación de Haley, al final los números que importan no son los de su recaudación de fondos. Es una suma de delegados. Y Trump va camino de llevarse los 50 delegados de Carolina del Sur, lo que amplía su ventaja y cada vez deja más claro que conseguirá la mayoría de 1.215 delegados necesaria mucho antes de que termine el calendario de primarias al final de la primavera.
AUDICIONES PARA VICEPRESIDENTES, CON EL SENADOR TIM SCOTT
El senador de Carolina del Sur Tim Scott, que abandonó su propia campaña para la candidatura presidencial en noviembre, encontró más atención en la pelea extraoficial por convertirse en compañero de fórmula de Trump. Nombrado en un principio por Haley en 2012 para ocupar un puesto en el Senado, ha sido el representante más visible de Trump en Carolina del Sur y a menudo ha elogiado a un expresidente que nunca parece conseguir suficiente validación.
Desde luego, Trump se dio cuenta.
“Ha sido un gran defensor”, dijo Trump en un programa con público de Fox News con Scott a su lado. “Ha sido mucho mejor para mí que para él mismo. Vi su campaña y no le gusta hablar de sí mismo, pero vaya, sí que habla de Trump”.
Scott le daría a Trump lealtad y una defensa efectiva, sin hacer sombra a un expresidente que siempre es la estrella principal. Scott, el único republicano negro en el Senado, también podría ayudar a Trump en sus esfuerzos de aumentar el apoyo republicano entre los votantes no blancos.
Sin embargo, en el pasado Trump ha halagado a los que le admiran y luego se ha decidido por otras personas.
LA COALICIÓN DE BIDEN NO SALVÓ A HALEY
Haley nunca ha pedido expresamente a los demócratas que la ayuden contra Trump, pero es como si lo hubiera hecho. Recordó a menudo a la gente de Carolina del Sur, que no tiene que registrarse por partido, que las primarias estaban abiertas a todos los votantes salvo a los más de 125.000 que ya había depositado sus boletas de las primarias demócratas el 3 de febrero.
Básicamente necesitaba que algunos de los demócratas que quedaban en el estado, así como independientes, le dieran una versión de la coalición que armó Biden contra Trump en 2020. En unas primarias republicanas de Carolina del Sur, eso habría supuesto más apoyo de votantes blancos con educación universitaria, moderados y más acomodados, especialmente en las zonas de Columbia y Charleston. Pero Haley también necesitaba al menos algo de apoyo de votantes negros en esas zonas y en poblaciones pequeñas del estado.
Eso no ocurrió.