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Historiadores del arte mexicanos analizan próxima subasta de Frida Kahlo que podría romper récords

Berenice Bautista
Lunes, 10 de noviembre de 2025 10:35 EST

El anuncio de la subasta de “El sueño (La cama)” de Frida Kahlo ha causado revuelo por su precio estimado de entre 40 y 60 millones de dólares, lo que la convertiría en el más alto para una obra de cualquier artista femenina y el más alto para un artista latinoamericano.

La casa de subastas Sotheby’s la pondrá a la venta el 20 de noviembre en Nueva York, después de haberla exhibido en Londres, Abu Dabi, Hong Kong y París.

“Hay un momento de mucha especulación”, dijo la historiadora del arte Helena Chávez Mac Gregor.

En México, la obra de Kahlo está protegida con una declaratoria de monumento artístico, por lo que todas las creaciones de la artista que se encuentran en el país no se pueden vender al exterior ni se pueden destruir. Pero las obras de colecciones privadas que estén fuera del país pueden ser vendidas en el extranjero, como es el caso del cuadro en cuestión, que proviene de una colección privada cuyo propietario no ha sido revelado.

“El sistema de declaración de patrimonio artístico moderno mexicano es muy anómalo”, señaló el curador mexicano Cuauhtémoc Medina, historiador del arte y especialista en arte contemporáneo. “Funciona como si fuera una especie de heredero sin méritos”.

Un Judas en la cama

“El sueño (La cama)” fue creado en 1940 después de que Kahlo viajara a París, donde estuvo en contacto con los surrealistas y en un año en el que no tuvo mucha producción. “Autorretrato con el pelo cortado” y “Autorretrato con collar de espinas y colibrí”, son otros cuadros que creó en ese periodo.

“A partir de ese viaje ella recupera ciertos tópicos, digamos estructuras dinámicas plásticas, que nos recuerdan mucho al surrealismo”, explicó Chávez Mac Gregor, quien es investigadora mexicana del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM especializada en arte contemporáneo, estética y política y autora del libro “El listón y la bomba. El arte de Frida Kahlo”.

Contrario a lo que podrían pensar los espectadores contemporáneos, la calaca que está sobre el dosel de la cama en el cuadro no es un esqueleto del Día de Muertos, sino un Judas, o figura artesanal cartonería, que se suele prender con pólvora y fuegos artificiales en Semana Santa y simboliza la purificación y el triunfo del bien sobre el mal al ser una representación de Judas Iscariote, el traidor a Jesús.

En el cuadro se pueden ver esos cuetes atados al esqueleto, así como flores sobre sus costillas y una mueca sonriente.

Kahlo realmente llegó a tener un esqueleto de cartonería en el dosel de su cama.

“Era una artista que sí estaba de frente a la muerte”, señaló Chávez Mac Gregor. “Pasó mucho tiempo en la cama esperando a la muerte. También fue una vida muy compleja la que tuvo por todas las enfermedades y procesos físicos con los que vivió”.

Frida y el surrealismo

Si bien Kahlo se ha asociado con el movimiento surrealista y su cuadro se ofrece en una subasta junto a obras de Salvador Dalí, René Magritte, Max Ernst y Dorothea Tanning, ella no se consideraba miembro del movimiento a pesar de haber conocido a su fundador, André Breton, en México, y de que este le organizara una exhibición en París en 1939.

“Breton quedó fascinado con el trabajo de Frida, porque él veía ahí ese espíritu surrealista”, refirió Mac Gregor.

Pero el surrealismo, que proponía una revolución de la conciencia, era un movimiento que Kahlo, quien era comunista, consideraba burgués.

“Frida siempre tuvo un distanciamiento crítico con eso”, apuntó la historiadora del arte.

A pesar de esto, los especialistas han encontrado elementos de surrealismo en la obra de Kahlo relacionados con lo onírico, con un mundo interior y con una libertad revolucionaria y sexual. Una cama suspendida en el cielo con Kahlo durmiendo entre una enredadera remite a todo esto.

Compras con “precios disparatados”

“El sueño (La cama)” se exhibió por última vez en la década de 1990 y su destino tras la subasta podría estar nuevamente fuera del ojo público, como ocurre con muchas pinturas adquiridas por grandes sumas en subastas.

Existen excepciones, como el cuadro que estableció el récord máximo de venta para Kahlo, “Diego y yo”, el cual fue subastado en 2021 por 34,9 millones de dólares y adquirido por el empresario argentino Eduardo Costantini para luego cederlo en préstamo al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) donde se exhibe.

Medina lamentó que el fenómeno de estas compras con “precios disparatados” también implique manejar las obras de arte únicamente como un valor económico que compran las obras como una especie de inversión de una sociedad anónima que las colocan en zonas libres de impuestos para evitar los costos que implica su importación.

“Entonces el destino puede ser peor, puede estar en un refrigerador en el aeropuerto de Frankfurt los siguientes decenios”, dijo.

Artista mujer

Actualmente, el récord de venta de obra de una artista mujer lo ostenta “Jimson Weed/White Flower No. 1” de Georgia O’Keeffe, vendido por Sotheby’s en 2014, que alcanzó un precio de 44,4 millones de dólares.

“Por encima de cualquier cosa (Kahlo) es alguien que pensó y pintó en una perspectiva de género evidente”, dijo Medina en entrevista por videollamada desde Santiago de Chile, donde curó la exhibición de Francis Alÿs “Juegos de niñxs 1999-2022”. “Yo me atrevería a afirmar que inventa la noción de una obra con la perspectiva de género para el arte moderno”.

Aunque todavía falta mucho para que una artista femenina supere el precio máximo de venta de un artista masculino. “Salvator Mundi”, atribuida a Leonardo da Vinci, fue subastada por Christie’s por 450,3 millones de dólares en 2017.

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