Tiburones de una especie antes considerada inofensiva matan y devoran a un buceador en una frenética cacería
El ataque podría estar relacionado con un comportamiento de “mendicidad” nunca antes documentado en esta especie, según científicos
En abril, un turista de 40 años nadaba y grababa con su cámara a unos 100 metros de la costa en Hadera, frente al litoral de Israel, cuando fue rodeado por un grupo de tiburones grises, una especie que, por lo general, no representa peligro para los humanos.
De acuerdo con testigos, uno de los tiburones habría embestido su cámara GoPro y, poco después, escucharon al hombre gritar: “¡Ayuda… me están mordiendo!”, antes de que desapareciera de la vista. Entonces, el agua comenzó a teñirse de rojo y se vieron aletas sobresaliendo en la superficie. Cuando los botes de rescate llegaron al lugar, el mar ya estaba cubierto de sangre y el turista había desaparecido.
Al día siguiente, las tareas de búsqueda en el mar hallaron pequeños restos humanos que permitieron confirmar la identidad de la víctima. También revelaron que había sido devorado por varios tiburones, según detallaron los investigadores.
El caso, publicado en la revista Ethology, documenta el primer ataque mortal conocido de un tiburón gris contra un humano. Esta especie, hasta ahora considerada inofensiva, mató a un buzo en medio de una cacería descontrolada.
Los investigadores señalan que el ataque fue extremadamente raro y resultado de una combinación de factores: error humano, alteración del ecosistema e instinto animal activado por un frenesí alimenticio.
Aunque los tiburones grises pueden medir hasta tres metros y parecen depredadores temibles, en general son tímidos y evitan a las personas.

Sin embargo, frente a las costas de Hadera, Israel, su comportamiento ha cambiado: las aguas más cálidas provocadas por la descarga térmica de la planta Orot Rabin y otras instalaciones costeras han convertido la zona en un imán para tiburones punta roma y grises.
Además, la costumbre de alimentarlos directamente —ya sea con restos de comida arrojados por turistas o por operadores de paseos en bote— ha intensificado su presencia. Cada invierno, decenas de ejemplares rondan la zona en busca de alimento.
Operadores de botes turísticos locales también han arrojado restos de pescado en estas aguas para mantener a los tiburones cerca y así ofrecer avistamientos a sus clientes.
Este contacto constante con humanos hizo que muchos tiburones empezaran a asociarlos con comida, lo que dio lugar a un nuevo patrón de comportamiento que los científicos denominan “mendicidad”.
Se han observado casos en los que algunos tiburones se acercan directamente a los buzos, e incluso los rozan, en busca de comida que esperan recibir como dádiva.
A través de un análisis detallado de las imágenes tomadas en el lugar, los investigadores indicaron que, por el tamaño y la forma de sus aletas dorsales, los ejemplares eran probablemente tiburones grises.
Los científicos plantean la hipótesis de que el entorno competitivo por alimento en esas aguas ha llevado a que los tiburones grises presenten un comportamiento frenético durante la alimentación.
“La presión por acceder a los recursos alimenticios supera el comportamiento típico de la especie, que normalmente no muestra instintos depredadores hacia los humanos”, escribieron los investigadores.
También explicaron que “la situación probablemente se desarrolló en dos fases: primero, una mordida refleja —posiblemente torpe o aislada— impulsada por el patrón de mendicidad; y luego, varias mordidas con intención predatoria, desatadas por un frenesí alimenticio”.
Los investigadores señalan que este caso se diferencia de los ataques clásicos y letales protagonizados por especies reconocidas como peligrosas, como el tiburón tigre.
“El objetivo principal debe ser eliminar el comportamiento de mendicidad en los tiburones y eso solo es posible mediante una prohibición total y estricta sobre cualquier forma de alimentación artificial por parte del público”, advierten los científicos.
También concluyen que “cualquier otra medida puede servir como complemento, pero resulta claramente menos efectiva que este enfoque”.
Traducción de Leticia Zampedri