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‘Una casa de dinamita’: la película más divertida sobre caos desde ‘Dr. Insólito’

Idris Elba, Rebecca Ferguson, Jared Harris y Tracy Letts encabezan el sólido elenco que aporta peso y presencia a este vibrante thriller de Netflix

Geoffrey Macnab
Jueves, 23 de octubre de 2025 11:42 EDT
Tráiler oficial de ‘Una casa de dinamita’ | Netflix
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En junio, Jeffrey Goldberg, editor en jefe de The Atlantic, publicó un ensayo en el que advertía sobre lo que llamó “ruleta nuclear”:

“Como especie, no somos particularmente buenos para tomar decisiones razonables y bajo presión extrema en asuntos de vida o muerte”, escribió.

El nuevo y electrizante thriller de Kathryn Bigelow no solo ilustra esa idea: la convierte en su núcleo narrativo.

La premisa es simple: un arma nuclear fuera de control se dirige a toda velocidad hacia Chicago.

Mientras el pánico y la incredulidad se apoderan del país, los líderes militares y políticos de Estados Unidos intentan frenéticamente detener el ataque y formular una respuesta adecuada contra quien haya apretado el botón.

Un solo error de cálculo podría llevar a la aniquilación total.

Una casa de dinamita funciona como una advertencia sombría —y oportuna— sobre el renovado peligro de la proliferación nuclear. Al mismo tiempo, puede leerse como la película más entretenida que Hollywood ha producido sobre destrucción masiva potencial desde Dr. Insólito, de Stanley Kubrick.

A diferencia de Kubrick, Bigelow no recurre al humor, ni satírico, ni de ningún tipo. En su lugar, entrega una cinta intensamente tensa, que coloca al espectador al borde del asiento desde los primeros minutos y mantiene la presión en constante aumento.

La partitura ominosa del compositor alemán Volker Bertelmann, cargada de cuerdas agudas y disonantes, amplifica esa sensación de incomodidad constante.

Está claro que los realizadores hicieron su tarea. La película sumerge al espectador en un mundo de siglas y jerga técnica: ICBM (misiles balísticos intercontinentales), GBI (interceptores terrestres), entre muchas otras, sin perder claridad.

La acción se desarrolla casi por completo en salas de situación angostas y centros de operaciones de emergencia. Y, aun así, gracias al pulso narrativo de Bigelow, una película donde casi todo se reduce a gente hablando logra ser absorbente, urgente y cargada de suspenso.

La directora Kathryn Bigelow presta una atención meticulosa al lenguaje corporal. A medida que el misil se acerca al territorio continental de Estados Unidos, los cuerpos de los protagonistas se tensan. Casi todos cruzan los brazos. Algunos juegan con sus anillos de bodas de forma nerviosa. Oficiales y políticos fruncen el ceño, y sus rostros se alargan con cada nueva actualización. Abundan los primeros planos de mandos sudorosos, rostros cargados de ansiedad. Como espectadores, no solo lo vemos: lo sentimos.

El guion, estructurado con inteligencia por Noah Oppenheim, narra los mismos hechos desde múltiples perspectivas y ubicaciones, lo que intensifica la tensión. Idris Elba, en el papel del presidente de los Estados Unidos, no aparece en pantalla durante gran parte del primer acto. Solo lo escuchamos al otro lado del teléfono, mientras su equipo, atrapado entre el miedo y la incertidumbre, le detalla las opciones disponibles.

La película introduce momentos breves, pero eficaces de la vida privada de algunos personajes clave: Rebecca Ferguson interpreta a Liv Walker, una alta funcionaria con un hijo enfermo. Jared Harris, como secretario de Defensa, aparece jugando golf, mientras intenta mantener el contacto con su hija. Tracy Letts encarna a un comandante obsesionado con el partido de béisbol de la noche anterior. Y Greta Lee, la experta en Corea del Norte, pasa el día con su hijo en una recreación de la batalla de Gettysburg. La ironía es evidente.

Gabriel Basso (al centro) en ‘Una casa de dinamita’
Gabriel Basso (al centro) en ‘Una casa de dinamita’ (Netflix)

Al principio, reina la incredulidad cuando suenan las sirenas de alarma. Incluso después de confirmar que la amenaza es real, los funcionarios asumen que el ejército se encargará del problema. ¿No debería el poderío tecnológico de Estados Unidos ser capaz de neutralizar una bomba nuclear?

Pero esa seguridad se desvanece rápido. Pronto llega una sensación de hundimiento implacable: ningún sistema de defensa parece funcionar.

Y cuando el caos escala, el humor negro se cuela inevitablemente —intencionado o no—, porque la situación es tan extrema, tan absurda, que parece parodia. Algunas líneas de diálogo —como “no hay plan B” o “en poco más de siete minutos perderemos la ciudad de Chicago”— podrían haber salido de una película de catástrofes ochentera.

“Es una locura”, grita un personaje hacia el final. “No, es la realidad”, le responden.

Hace diecisiete años, Kathryn Bigelow hizo historia al convertirse en la primera mujer en ganar el Oscar a Mejor Dirección por Vivir al límite (2008). Con Una casa de dinamita, gane o no su segundo Oscar, confirma que sigue siendo una cineasta única cuando se trata de crear dramas inteligentes, urgentes y cargados de adrenalina.

Dirección: Kathryn Bigelow

Reparto: Idris Elba, Rebecca Ferguson, Gabriel Basso, Jared Harris, Tracy Letts, Anthony Ramos, Moses Ingram, Jonah Hauer-King, Greta Lee, Jason Clarke

Clasificación: +15 | Duración: 112 minutos

Estreno: Una casa de dinamita estará disponible en Netflix a partir del 24 de octubre.

Traducción de Leticia Zampedri

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