Muere Perry Bamonte, guitarrista de The Cure, a los 65 años
El guitarrista tuvo dos etapas con la banda legendaria
Perry Bamonte, guitarrista de la banda de rock The Cure, murió a los 65 años.
Bamonte falleció tras una breve enfermedad durante la Navidad, confirmó la banda este viernes. Fue guitarrista del grupo entre 1990 y 2005 y, luego, desde 2022 hasta el momento de su muerte.
“Teddy fue una parte vital de la historia de The Cure”, señaló el comunicado de la banda.
Además, el texto indicó que, tras “cuidar de la banda” entre 1984 y 1989, se convirtió en miembro de tiempo completo en 1990. Durante ese período tocó guitarra, bajo de seis cuerdas y teclados en Wish, Wild Mood Swings, Bloodflowers, discos acústicos y otros álbumes del grupo, y participó en más de 400 conciertos a lo largo de 14 años.
Asimismo, se reincorporó a The Cure en 2022 para realizar otros 90 shows, que la banda describió como algunos de los mejores de su historia. Ese ciclo culminó con el concierto The Show of a Lost World, realizado en Londres el 1 de noviembre de 2024. “Expresamos nuestras condolencias a su familia. Muchos le extrañarán profundamente". Lo extrañaremos mucho”, se indicaba en el comunicado.


Nacido en 1960, Bamonte se incorporó al equipo de gira de The Cure en 1980, gracias a su hermano Daryl, que en ese momento era el tour manager del grupo.
Luego de desempeñarse como asistente personal y técnico de guitarras del vocalista Robert Smith, Bamonte se sumó oficialmente a la banda como guitarrista en 1990. Permaneció en el grupo hasta 2005, cuando Smith decidió reformularlo como un trío.
Más adelante, en 2012, Bamonte se unió a la banda Love Amongst Ruin.
Posteriormente, volvió a reunirse con The Cure en 2019, cuando la banda fue incorporada al Rock and Roll Hall of Fame. Después de reincorporarse al grupo en 2022, Bamonte tenía previsto continuar de gira con la banda hasta 2026.
Además, Bamonte participó en el álbum de 2024 Songs of a Lost World, el primero de The Cure en 16 años.
En el momento de su lanzamiento, Helen Brown, de The Independent, escribió: “Songs of a Lost World tiene apenas ocho canciones, aunque resulta tan absorbente que se pierde la noción del tiempo. El álbum comienza con cuatro minutos de instrumental shoegaze antes de que la voz de Robert Smith aparezca recién en el último tramo de ‘Alone’. Así, plantea desde el inicio una advertencia desorientadora: ‘es el final… las esperanzas y los sueños se han ido’”.
Además, agregó: “En otros momentos, Smith escribió canciones ruidosas y marcadas por el lamento. Sin embargo, aquí se enfoca en melodías logradas, que ascienden y descienden y se filtran en los pliegues del cerebro como un delineador oscuro corrido. Todo sucede mientras Smith ‘mira la luna rojo sangre, recuerda a ese chico y al mundo que llamaba suyo’ y se lamenta: ‘todo se ha ido’”.
Traducción de Leticia Zampedri







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