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¿Qué pasaría si los fanáticos mexicanos lanzan grito homofóbico en Qatar?

La severidad de la FIFA frente a México ha intensificado el debate sobre el respeto de los derechos humanos y las preferencias sexuales en Qatar, país anfitrión del Mundial de este 2022

Sofía Zermoglio
Martes, 18 de octubre de 2022 19:18 EDT
Día Internacional Contra La Homofobia, La Transfobia Y La Bifobia

México ha sido sancionado en repetidas ocasiones a lo largo de los años por los gritos de los hinchas con el insulto homofóbico. Se pagaron multas por un total de unos 656.400 dólares y el castigo de jugar un partido a puertas cerradas contra Jamaica no fueron suficientes para disuadir a miles de aficionados de utilizar el cántico.

Por años se le ha pedido a la aflicción mexicana que deje de usar términos homofóbicos, aun así, muchos aficionados persisten obstinadamente.

La estricta vigilancia durante los partidos que clasificaron al Tri, para la Copa del Mundo que se jugará en Qatar, permitió a la selección mexicana evitar jugar otros dos partidos a puertas cerradas, como había ordenado inicialmente el organismo rector del fútbol mundial, la FIFA.

“No podemos tolerar actos discriminatorios, no podemos jugar en estadios vacíos, no podemos poner en riesgo que las autoridades del fútbol nos quiten puntos [en la eliminatoria mundialista]”, dijo el presidente de la FMF, Yon de Luisa.

Un movimiento creciente ha tratado de implorar a las autoridades deportivas que tomen medidas más contundentes. El insulto, "put*", significa prostitución masculina y en México es ampliamente utilizado para insultar la masculinidad de alguien. Sin embargo, la palabra tiene legiones de defensores (incluidos muchos jugadores mexicanos que dicen que no se refiere a eso).

“En la FIFA lo han tomado como si realmente fuera un insulto y en México no lo es como tal. Lo usamos en el lenguaje coloquial”, defendió Miguel Piojo Herrera, exentrenador mexicano, despedido por golpear a un comentarista. O el caso de Oswaldo Sánchez, el exportero que fue el primer blanco del cántico en 1999, que asegura que no lo considera “homofóbico, ni ofensivo”.

Desde el inicio, los mismos federativos, entrenadores y futbolistas no lo tomaron en serio. “El organismo mundial no debe imponer su ideología, al contrario, tiene que estar abierta a diversas expresiones en los estadios”, dijo Guillermo Cantú, el que fuera secretario general de la federación en 2016.

Para aplacar el grave problema, la federación mexicana ha lanzado campañas en todos los medios posibles para pedir a sus aficionados que dejen de gritarlo. La Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe (Concacaf) ha tenido que intervenir porque, durante los amistosos o la Copa Oro, las tribunas en Estados Unidos se llenan de aficionados mexicanos. También vetaron el grito, incluso deteniendo el partido para advertir a los aficionados, pero la medida ha sido poco efectiva.

Por otro lado, algunos entienden la gravedad y la importancia de desarraigar la homofobia del lenguaje y del imaginario colectivo, es una tarea que tomará mucho tiempo porque todavía hay una gran parte de la sociedad que considera la homosexualidad como una desviación, una maldición o (en el peor de los casos) una enfermedad, por lo que acogen con satisfacción las duras medidas contra el cántico, que surgió por primera vez como una burla contra un portero hace más de 20 años.

¿Qué pasará durante la Copa del Mundo en Qatar?

Cuando la FIFA detectó en el Mundial de Brasil el significado del grito lanzó advertencias a la Federación Mexicana de Fútbol. Tras el torneo, el organismo mundial retiró cualquier tipo de multa al considerar que los aficionados no tenían “intención de ofender”. La FIFA ha establecido una pirámide de castigos: primero los económicos, luego los partidos sin aficionados, después la pérdida de puntos rumbo al Mundial y, por último, una expulsión del mismo.

La severidad de la FIFA frente a México ha intensificado el debate sobre el respeto de los derechos humanos y las preferencias sexuales en Qatar, país anfitrión del Mundial de este 2022. En diciembre pasado, el presidente del Comité Organizador del Mundial, Nasser Al-Khater, dijo a la CNN que los aficionados de la comunidad LGTBI tienen garantizado su lugar en el Mundial, pero que “las demostraciones públicas de afecto están mal vistas”.

Dentro de los significados de “put*” en el Diccionario figura como una “calificación denigratoria”, para ponderar algo y para enfatizar. No incluye, sin embargo, el sentido peyorativo para referirse a un homosexual en México. También se usa como sinónimo de debilidad y, en quinta acepción, como “sodomita”. Esto no es una excusa. Ninguna palabra por sí misma es discriminatoria. Es el uso de las palabras lo que genera estas condiciones de discriminación. Este grito es una manifestación homofóbica, aunque el público sugiera que no tiene la intención.

No son solo los mexicanos los que deben entender que los gritos homofóbicos están mal. Se debe expulsar el insulto homofóbico de los estadios, de las canciones, del día a día, del diálogo colectivo. Pero no solamente está mal en el fútbol. Llamar a una persona “put*” está mal en cualquier contexto posible.

En Qatar, las restricciones al grito serán tomadas en serio. La FIFA ya ha dicho la última palabra. No se tolerarán insultos homofóbicos ni de ninguna otra índole.

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