Publicación de Kai Trump en Instagram revela detalles sobre los moretones en la mano del presidente
La más reciente publicación en redes sociales de la nieta del presidente sugiere que las manchas en su piel habrían aparecido antes de lo que se creía
Kai Trump, nieta del presidente Donald Trump, de 18 años, ha generado nuevas especulaciones sobre los moretones visibles en las manos de su abuelo, tras publicar una serie de imágenes en Instagram.
La adolescente, apasionada del golf, celebró el primer aniversario de su canal de YouTube con una publicación que incluía 16 fotos del último año, acompañadas de este mensaje:
“Hace un año inicié mi canal de YouTube sin saber qué esperar… y se ha convertido en algo muy especial. Desde los [videos detrás de cámaras] de la elección, viajes con mis mejores amigas, el inicio de mi último año escolar y jugar golf con mi abuelo, me encanta compartir mi vida con todos ustedes. Gracias por cada comentario, cada ‘Me gusta’ y cada visualización: hicieron que este primer año fuera inolvidable. Y esto recién comienza”.

El presidente, de 79 años, aparece en cuatro de las fotos publicadas por su nieta, siendo la más llamativa una tomada durante la noche electoral en la residencia Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida. En esa imagen, se puede observar lo que parece ser base de maquillaje en el dorso de su mano derecha, posiblemente para disimular un moretón o una mancha.
Las marcas en las manos de Trump comenzaron a llamar la atención de analistas y comentaristas después de que venciera a la demócrata Kamala Harris en las elecciones presidenciales del año pasado. Sin embargo, la imagen compartida por su nieta —quien es emprendedora y muy activa en redes sociales— sugiere que el problema podría haberse presentado antes de ese momento.
The Independent se puso en contacto con la Casa Blanca para recabar comentarios.
El propio presidente abordó por primera vez el tema de los moretones en una entrevista con la revista Time, en diciembre pasado, donde aseguró que el problema surgió “por estrechar la mano de miles de personas”.
En enero, fue captado con llagas rojas visibles en los dedos y las palmas, lo que generó preocupación. Desde entonces, los moretones han sido objeto de comentarios frecuentes, ya que Trump no siempre se ha preocupado por ocultarlos con maquillaje.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y el médico personal del presidente, Dr. Sean Barbabella, han insistido en que Trump goza de “excelente salud”. Ambos repitieron la explicación del apretón de manos y también atribuyeron las marcas a su consumo habitual de aspirina.
“Es consistente con una irritación menor de los tejidos blandos, causada por apretones de manos frecuentes y el uso de aspirina, que forma parte de un régimen estándar de prevención cardiovascular”, señaló Barbabella en un memorando oficial emitido en julio. “Se trata de un efecto secundario benigno y conocido del tratamiento con aspirina”, añadió.

Trump también reveló este verano que fue diagnosticado con insuficiencia venosa crónica, una condición que provoca hinchazón en las piernas debido a que las venas no logran bombear la sangre de forma eficiente de regreso al corazón.
Sin embargo, estas explicaciones no han convencido a todos. En internet, persisten las especulaciones de que el presidente podría estar recibiendo tratamientos médicos no divulgados mediante sueros intravenosos, o que estaría sometido a extracciones de sangre frecuentes.
El creciente interés por su estado de salud incluso dio pie a una teoría conspirativa extrema que afirmaba que Trump había muerto y que su fallecimiento fue encubierto al estilo soviético durante el fin de semana del Día del Trabajo. Aunque esta teoría fue desmentida, existen antecedentes que generan dudas sobre la transparencia de la información oficial.
Por ejemplo, en 2016, el médico personal de Trump durante 35 años, el Dr. Harold Bornstein, publicó una carta en la que afirmaba que su paciente era “el presidente más saludable de la historia”.
Dos años después, Bornstein admitió que fue el propio Trump quien le dictó el texto: “Yo no escribí esa carta. La inventé en el momento”, agregó.
También se supo más tarde que, cuando contrajo COVID-19 en octubre de 2020, su estado fue mucho más grave de lo que se informó públicamente. Durante su hospitalización en el Centro Médico Militar Walter Reed, en Maryland, recibió tratamiento por fiebre alta, problemas pulmonares y bajos niveles de oxígeno en sangre.
Traducción de Leticia Zampedri






