EE. UU. lanza operación en el Pacífico: 14 muertos tras ataques a lanchas narco
Más de 50 personas murieron en al menos 13 ataques contra 14 embarcaciones, mientras el Gobierno de Trump intensifica la guerra contra los carteles
Donald Trump ordenó tres nuevos ataques contra embarcaciones que, según informes, eran utilizadas para el narcotráfico. Estas acciones dejaron al menos 14 personas muertas y elevaron a más de 50 el número total de fallecidos en la ofensiva de su gobierno contra los cárteles de la droga.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó que fuerzas militares de Estados Unidos realizaron los bombardeos el lunes en el océano Pacífico, dirigidos contra cuatro embarcaciones. Con estos operativos, ya se contabilizan al menos 13 ataques sobre 14 barcos desde principios de septiembre.
Hegseth confirmó que al menos una persona sobrevivió a los recientes ataques.
“Nuestras agencias de inteligencia habían identificado las cuatro embarcaciones. Transitaban rutas conocidas por el narcotráfico y transportaban drogas”, señaló.
El funcionario detalló las bajas por cada ataque:
- Ocho hombres murieron en el primer bombardeo
- Cuatro en el segundo
- Tres más en el tercero

Militares de Estados Unidos llevaron a cabo operaciones de búsqueda y rescate para recuperar al único sobreviviente del ataque. Según declaró el secretario de Defensa, Pete Hegseth, las autoridades mexicanas aceptaron el caso y asumieron la responsabilidad de coordinar el rescate.
“El Departamento ha pasado más de dos décadas defendiendo otras patrias. Ahora estamos defendiendo la nuestra”, afirmó Hegseth. “Estos narco-terroristas han causado más muertes de estadounidenses que Al-Qaeda, y serán tratados de la misma manera. Vamos a rastrearlos, conectarlos a sus redes, y después los cazaremos y los eliminaremos”.
El mes pasado, el Gobierno anunció que Estados Unidos está formalmente involucrado en un “conflicto armado” contra los cárteles de la droga, a quienes el presidente ha calificado como “combatientes ilegales”, según una notificación enviada al Congreso.
Según el documento, los cárteles operan como “grupos armados no estatales”, cuyas acciones equivalen a un ataque armado contra Estados Unidos. Además, afirma que actualmente se enfrentan en un “conflicto armado no internacional”, es decir, una guerra contra un actor que no representa a un Estado.
Los críticos, incluidos miembros del Congreso, argumentaron que la campaña aérea del Gobierno de Trump contra los presuntos contrabandistas equivale a ejecuciones extrajudiciales ilegales. Tanto legisladores como organizaciones de derechos civiles están presionando a la administración para que entregue pruebas o fundamentos legales que justifiquen estos ataques.
Al ser cuestionado sobre por qué no buscará una resolución del Congreso para emprender una ofensiva militar contra regímenes sudamericanos que, según él, están detrás de la crisis de drogas en Estados Unidos, Trump fue tajante: simplemente “los va a matar”.
“No creo que vayamos a pedir una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a la gente que está trayendo drogas a nuestro país, ¿de acuerdo? Vamos a matarlos”, afirmó Trump durante una mesa redonda en la Casa Blanca con funcionarios de su administración.
“Van a terminar muertos, ¿entendido?”, remató.

Mientras el ejército de Estados Unidos refuerza su presencia frente a las costas de Venezuela, el Gobierno de Trump evalúa posibles planes para lanzar un ataque contra el país, una acción que podría desencadenar una guerra regional.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala que Venezuela no figura como un productor relevante de cocaína. Los cultivos de coca se concentran casi por completo en Bolivia, Perú y Colombia. Además, la Administración para el Control de Drogas (DEA), bajo el gobierno de Trump, no incluyó a Venezuela en su informe de marzo sobre el tráfico de cocaína.
A pesar de ello, la administración ha intentado vincular al presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el narcotráfico y con la organización criminal Tren de Aragua. Sin embargo, informes de agencias de inteligencia han descartado vínculos entre ese grupo y el gobierno venezolano.
Aunque la Casa Blanca sigue calificando a los abatidos como “terroristas”, dos personas que lograron sobrevivir a un ataque reciente en el Caribe fueron repatriadas a sus países de origen, en lugar de ser detenidas por las autoridades estadounidenses.
A comienzos de este mes, Trump declaró haber autorizado a la CIA para llevar a cabo operaciones encubiertas dentro de Venezuela, ya que el gobierno de Maduro “[había vaciado] sus prisiones en EE. UU.” y había inundado el país de drogas.
Por su parte, el gobierno venezolano aseguró haber desarticulado un plan atribuido a un grupo respaldado por la CIA, el cual supuestamente buscaba ejecutar un ataque de falsa bandera contra un buque de guerra estadounidense. Según Maduro, esto formaba parte de un intento por provocar una “confrontación militar total”.
El viernes, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford —el más grande del mundo— y su grupo de ataque hacia una zona de comando que abarca el Caribe y aguas del sur del continente.
El vocero principal del Pentágono, Sean Parnell, explicó que esta “presencia reforzada de fuerzas” tiene como objetivo: “Fortalecer la capacidad de Estados Unidos para detectar, seguir y neutralizar actores y operaciones ilícitas que amenazan la seguridad del territorio estadounidense y la estabilidad del hemisferio occidental”.
“Estas fuerzas ampliarán y fortalecerán las capacidades ya existentes para interrumpir el tráfico de narcóticos, así como para debilitar y desmantelar a las organizaciones criminales transnacionales”, añadió.
Por otro lado, datos de seguimiento de vuelos confirmaron la presencia de un bombardero B-1B operando sobre el Caribe, cerca de la costa venezolana. Sin embargo, el presidente Trump negó que esa operación hubiera tenido lugar.
Traducción de Leticia Zampedri






