José Antonio Kast, el referente de la ultraderecha latinoamericana que aspira a gobernar Chile
Hace cuatro años José Antonio Kast acarició la presidencia de Chile, pero fue derrotado en la segunda vuelta electoral por el saliente mandatario izquierdista Gabriel Boric.
Ahora, en su tercera carrera presidencial, el líder de la ultraderecha se perfila como uno de los favoritos con su discurso de línea dura contra la migración y la delincuencia en un país golpeado por el aumento de la violencia urbana.
Y si en 2021 fue cuestionado por sus posiciones extremas, como el rechazo a la ley de aborto, al matrimonio igualitario y su postura complaciente con la dictadura militar, esta vez el abogado conservador ha optado por moderar su discurso.
Kast, de 59 años y padre de nueve hijos, es considerado junto al expresidente brasileño Jair Bolsonaro y al actual mandatario estadounidense Donald Trump —por quienes ha expresado su admiración en más de una ocasión— uno de los principales exponentes de la ultraderecha americana.
También es muy cercano al partido español VOX y ve en el presidente argentino, el libertario Javier Milei, una “inspiración" y un cercano aliado.
El pasado nazi de su familia
Nacido y criado en Santiago, Kast es hijo de una pareja de alemanes que llegó a Chile en la década de 1950 tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
Sus padres instalaron una granja de pollos en las afueras de la capital para luego crear una próspera fábrica de cecinas. El clan familiar se expandió rápidamente y pasó a tener un importante rol en la transformación ideológica de la derecha chilena a partir de los años setenta.
Tras ejercer como concejal entre 1996 y 2000 y diputado entre 2002 y 2014, Kast se lanzó por primera vez a la carrera presidencial en 2017, cuando cosechó menos de 8% de los votos.
No obstante, ganó terreno y a partir de 2019 se consolidó como una de las figuras políticas más influyentes del país al fundar el Partido Republicano, que agrupa a veteranos militantes derechistas e independientes.
En 2021 terminó como ganador de la primera vuelta pero fue derrotado por Boric en el balotaje, en medio de las demandas sociales sobre derechos reproductivos y de la comunidad LGTB+ y la redacción de una nueva Constitución luego de las masivas protestas de dos años antes que llevaron a miles de personas a las calles y fueron escenario de los disturbios más violentos desde el regreso de la democracia.
En medio de la efervescencia social que caracterizó a ese periodo, Kast vio su popularidad caer en picada por su defensa del legado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) —que dejó 40.000 víctimas entre asesinados, detenidos y desaparecidos— y las alegaciones de que su padre había sido nazi.
Pese a su intento por desmentir esas afirmaciones —al sostener que “fue enrolado obligatoriamente”—, una investigación conducida por The Associated Press reveló que su padre, Michael Kast, se había afiliado a los 18 años al partido de Adolf Hitler en una Alemania donde, si bien el servicio militar era obligatorio, la afiliación al partido nazi era voluntaria.
Propuestas centradas en la delincuencia y la migración
Cuatro años después, Kast ha moderado su discurso y ha esquivado los temas referidos a las libertades individuales.
Sus propuestas de gobierno se centran en el combate a la delincuencia y la migración irregular, las dos principales preocupaciones ciudadanas y que promete contrarrestar con proyectos de mano dura y guerra al narcotráfico.
Entre sus principales promesas figuran la ampliación de la legítima defensa, la “presunción legal de defensa en casos críticos" y el "fin de la criminalización de víctimas que se defienden”. También la intensificación de las incursiones policiales y militares para recuperar zonas “bajo el dominio del narco”.
El líder republicano propone a su vez convertir a la migración irregular en un delito, impulsar las expulsiones y quitar "los beneficios a los inmigrantes irregulares que estén en Chile en áreas de salud, en áreas de vivienda, en áreas de educación”, dijo recientemente a la prensa tras un acto en el norte del país.
Estimaciones oficiales calculan que unos 330.000 inmigrantes sin papeles residen en Chile, que posee unos 18,5 millones de habitantes.
Más allá de la participación en debates televisivos y declaraciones puntuales a los periodistas, Kast ha optado por una campaña centrada en la comunicación directa con sus partidarios y se ha escudado en las redes sociales, donde otras candidaturas han denunciado una campaña para desestabilizar el proceso electoral.





