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Francia enfrenta protestas y huelgas por los recortes de Macron al servicio público

“Cada vez que hay una protesta, la vida diaria se siente como rehén”, dice una oficinista en París, en medio del caos por huelgas y recortes

Nicolas Garriga,Thomas Adamson,John Leicester
Jueves, 18 de septiembre de 2025 16:31 EDT
A teargas canister is thrown as police and demonstrators clash in Paris, on 18 September
A teargas canister is thrown as police and demonstrators clash in Paris, on 18 September (AFP/Getty)
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Este jueves, Francia vivió una jornada de huelgas en el transporte, manifestaciones y bloqueos de rutas, en una muestra de fuerza de las calles contra el gobierno de Emmanuel Macron y sus propuestas para recortar fondos destinados a los servicios públicos.

Los primeros indicios del uso de gas lacrimógeno por parte de la policía aparecieron antes del amanecer, cuando se registraron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas antidisturbios en París.

Las marchas convocadas en todo el país, desde las principales ciudades hasta localidades más pequeñas, buscaban reunir a cientos de miles de personas para expresar su descontento ante el aumento de la pobreza, el crecimiento de la desigualdad y las dificultades que enfrentan los trabajadores con salarios bajos para llegar a fin de mes.

“Le decimos ‘no’ al gobierno. Ya tuvimos suficiente. No hay más dinero y el costo de vida está por las nubes”, dijo Nadia Belhoum, trabajadora del transporte en huelga, durante una protesta realizada antes del amanecer frente a un depósito de autobuses en París.

Afirmó que la gente está “siendo exprimida como un limón, aunque ya no tenga jugo”.

Los sindicatos que convocaron las huelgas exigen que se cancelen los recortes presupuestarios propuestos, la congelación de programas sociales y otras medidas de austeridad que, según sus críticos, afectarían aún más los bolsillos de los trabajadores con bajos ingresos y de clase media. Este tipo de reformas ya provocó la caída de varios gobiernos que intentaron imponer ajustes similares.

Quienes se oponen al enfoque proempresarial de Macron denuncian que los servicios públicos financiados con impuestos —como las escuelas gratuitas, los hospitales públicos, la atención médica subsidiada, los seguros de desempleo y otras redes de protección social, muy valorados en Francia— están deteriorándose.

Enfrentamientos en París entre la policía y simpatizantes del movimiento "Bloquons Tout" (Bloqueemos todo)
Enfrentamientos en París entre la policía y simpatizantes del movimiento "Bloquons Tout" (Bloqueemos todo) (REUTERS)

Los partidos de izquierda y sus simpatizantes proponen que sean los ricos y las empresas quienes aporten más, en lugar de aplicar recortes al gasto público para cubrir el déficit y controlar la deuda de Francia.

“El servicio público se está desmoronando”, afirmó la docente Claudia Núñez. “Siempre somos los mismos los que pagamos”.

La jornada de movilización —que también afectó a escuelas, fábricas y otros sectores de la segunda economía más grande de la Unión Europea— buscaba aumentar la presión sobre el nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu.

Macron lo nombró la semana pasada con la misión de conseguir apoyo parlamentario para las medidas de austeridad propuestas, las mismas que provocaron la caída de sus predecesores inmediatos.

“Nombrar a Lecornu no cambia nada: es solo otro traje que seguirá la línea de Macron”, dijo Juliette Martin, una estudiante de 22 años.

“Queremos que nos escuchen. La gente de mi generación siente que nadie en la política nos representa”, agregó. “Siempre somos nosotros los que terminamos cargando con la inseguridad y la deuda”.

Los sindicatos han rechazado los proyectos de presupuesto propuestos por los gobiernos minoritarios de Macron, debilitados por la falta de una mayoría sólida en el parlamento, y los califican de brutales y castigadores para los trabajadores, jubilados y otros sectores vulnerables.

Los opositores de Macron también siguen denunciando la impopular reforma de pensiones que él impuso en el parlamento, la cual elevó la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, lo que provocó una ola de indignación y múltiples protestas a principios de su segundo y último mandato, que finaliza en 2027.

Desde el gobierno anunciaron el despliegue de un operativo policial excepcionalmente amplio —alrededor de 80.000 agentes en total— para mantener el orden.

Medios franceses también reportaron enfrentamientos esporádicos en ciudades como Nantes, en el oeste, y Lyon, en el sureste, donde la policía utilizó gases lacrimógenos y se lanzaron proyectiles contra los agentes.

“Cada vez que hay una protesta, la vida diaria se siente como rehén”, dijo Nathalie Laurent, una trabajadora de oficina que lidiaba con las interrupciones en el metro de París durante su trayecto matutino.

“Se nota la frustración en el ambiente. La gente está cansada”, agregó. “No es muy democrático que las personas comunes ni siquiera puedan ir a trabajar. Y Lecornu… recién empieza, pero si esta es su idea de estabilidad, entonces le falta mucho camino por recorrer”.

Traducción de Leticia Zampedri

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