Cómo un montacargas alemán se convirtió en inesperada estrella en internet tras el robo en el Louvre

Olvídese de Francia: el robo de joyas en el museo del Louvre de París fue un clásico ejemplo de eficiencia alemana.
Las fotos de un montacargas de fabricación alemana que los ladrones utilizaron en un rápido robo a plena luz del día en el Louvre se han vuelto virales. Y su fabricante disfruta de un momento de gloria gracias a la inesperada publicidad.
Alexander Böcker, director general y propietario de tercera generación de Böcker Maschinenwerke GmbH, dijo a The Associated Press que cuando él y su esposa vieron las imágenes en internet, quedaron "impactados de que nuestro montacargas hubiera sido utilizado indebidamente para este robo".
"Una vez que pasó el impacto inicial, el humor negro se apoderó de nosotros", escribió en un correo electrónico a la AP.
Las autoridades sostienen que los ladrones pasaron menos de cuatro minutos dentro del museo el domingo por la mañana. Llevaron el montacargas hasta el edificio, subieron en su cesta por la fachada, forzaron una ventana, rompieron las vitrinas y se llevaron joyas napoleónicas de valor incalculable antes de escapar en motocicletas por el centro de París.
Los alemanes no tardaron en aprovechar la oportunidad de marketing. El lunes por la mañana, Böcker publicó en redes sociales una foto del montacargas —que suele emplearse para muebles y construcción— con un eslogan en alemán que se traduce como “cuando algo tiene que hacerse con rapidez”.
La publicación destaca también la capacidad del “Böcker Agilo” para transportar hasta 400 kilos (882 libras) de “tus tesoros” a una velocidad de 42 metros (46 yardas) por minuto. Y se mueve “silenciosamente” gracias a su motor eléctrico de 230 voltios, apunta.
“Esperábamos algo de atención y buen humor, pero la respuesta fue abrumadora”, escribió Böcker el jueves. “Puedo entender que no todos compartan este sentido del humor, pero la gran mayoría se han reído a carcajadas”.
Sin embargo, el montacargas no está autorizado para el transporte de humanos, dijo Böcker.
Joyas de la Corona, sí. Ladrones, no.
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Philipp Jenne en Viena contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.





