Israel ataca Líbano, Gaza mientras aumenta crisis en Al-Aqsa

Israel llevó a cabo el viernes inusuales ataque aéreos en Líbano el viernes, una brusca escalada que suscitó temores de un conflicto más amplio luego de que insurgentes dispararon docenas de cohetes desde el territorio libanés al israelí. Israel continuó además con sus bombardeos sobre la Franja de Gaza.

La ofensiva israelí en el sur de Líbano, que los analistas calificaron como la violencia transfronteriza más grave desde la guerra de 2006 entre Israel y el grupo insurgente libanés Hezbollah, amenazó con llevar la confrontación a una nueva y peligrosa nueva fase tras los incidentes registrados en uno de los lugares más sagrados de Jerusalén.

Aunque el ejército israelí se apresuró a aclarar que su aviación alcanzó lugares que pertenecían únicamente a grupos insurgentes palestinos, la ofensiva podría arrastrar Hezbollah, un enemigo acérrimo de Israel que controla gran parte del sur de Líbano y en el pasado se erigió como defensor de los palestinos y de la disputada ciudad de Jerusalén. El ejército dijo que responsabilizaría a Libano de los ataque originados en su territorio.

Los misiles israelíes alcanzaron un descampado próximo al campo de refugiados palestinos de Rashidiyeh, cerca de la ciudad costera de Tiro, según un fotógrafo de The Associated Press. Otros golpearon un pequeño puente y un transformador eléctrico en la cercana localidad de Maaliya y a un rebaño de ovejas en Qalili, a las afueras del campo palestino. Varias ovejas murieron y los residentes en la localidad, entre los que había refugiados sirios, reportaron heridas leves.

“Estaba durmiendo y, de pronto, no pude sentir nada más que el impacto", dijo Majid Abdelsattar, que vive en Qalili. Según contó, los ataques causaron daños en la casa de sus padres y en el huerto de cítricos de la familia. El ejército libanés indicó que encontró otro lanzacohetes el viernes tras desmantelar varios en la víspera.

Israel, por su parte, señaló que su ofensiva alcanzó principalmente lo que describió como infraestructura insurgente de Hamas en Líbano y Gaza.

Los ataques aéreos israelíes respondieron a una andanada de proyectiles inusualmente larga lanzada desde Líbano luego de que las incursiones policiales israelíes en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, derivaron en disturbios y causaron indignación en el mundo árabe. El lugar sagrado, un polvorín en las tensas relaciones entre israelíes y palestinos, está en la cima de una colina sagrada tanto para los musulmanes como para los judíos. En 2021, el aumento de las tensiones provocado también por choques en el recinto, derivaron en una guerra de 11 días entre Israel y Hamas, que gobierna la Franja.

La violencia volvió a estar presente en el complejo el viernes. El caos estalló en una de las entradas a la explanada antes de la oración del amanecer cuando policías con porras agredieron a la multitud de fieles palestinos que coreaban lemas en favor de Hamas mientras trataban de entrar al lugar. Una hora más tarde, según los videos, quienes salían del rezo llevaron a cabo una gran protesta en el patio, con los palestinos levantando el puño en alto y gritando consignas de apoyo al lanzamiento de cohetes de Hamas, y la policía entró por la fuerza al complejo.

La policía no realizó comentarios sobre los primeros incidentes, pero dijo que sus efectivos entraron al recinto sagrado tras la oración en respuesta a los “sospechosos enmascarados” que arrojaron piedras contra los agentes en una de las puertas.

Las escenas de la policía israelí golpeando y dispersando a los palestinos — y entrando a la plaza por la fuerza una hora más tarde — podrían avivar aún más las tensiones durante el ramadán, una época de mayor fervor religioso.

Según el ejército, estaba claro que ambas partes querían evitar un conflicto a gran escala. “A la calma se responderá con calma”, dijo el teniente coronel Richard Hecht, vocero de la institución, a reporteros a primera hora del viernes, añadiendo que “todos nuestros ojos están puestos ahora en Jerusalén”.

Hasta la fecha, los insurgentes palestinos han disparado 44 cohetes desde Gaza, de los cuales 23 llegaron a territorio israelí, explicó el ejército el viernes. Los demás, indicó, o bien fallaron en el lanzamiento, o cayeron al Mar Mediterráneo o fueron interceptados por el sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro. La mayoría cayeron en campo abierto en el sur de Israel, pero uno causó daños en una vivienda en Sderot. No se reportaron víctimas.

El ejército dijo que volvió a bombardear la Franja el viernes y alcanzó 10 objetivos que describió como infraestructura de túneles y centros de producción y desarrollo de armas pertenecientes, en su mayoría, a Hamas. Por el momento no se reportaron daños personales en el enclave, pero el Ministerio de Salud palestino indicó que uno de los ataques provocó daños en un hospital infantil en la Ciudad de Gaza.

El ciclo de violencia actual comenzó el miércoles después de que la policía realizase dos incursiones en la mezquita de Al-Aqsa.

Las tensiones en la frontera con Líbano se intensificaron en las últimas semanas mientras Israel parece haber intensificado su guerra encubierta contra objetivos vinculados a Irán en Siria, otro estrecho aliado de Teherán, el archienemigo de Israel en la región.

En Jerusalén, aunque Al Aqsa recuperó la tranquilidad horas después de los choques, la situación seguía siendo tensa antes de la oración del mediodía, la más importante de la semana.

Las dos últimas noches, los palestinos se han atrincherado en la mezquita con piedras y petardos. La policía ha disparado granadas de aturdimiento y balas de goma para desalojarlos.

Aunque las autoridades israelíes controlan el acceso al lugar, el recinto está administrado por funcionarios islámicos y jordanos.

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La periodista de The Associated Press Abby Sewell en Beirut contribuyó a este despacho.