Hong Kong ordena retirar las redes para andamios al elevarse a 159 el número de víctimas del incendio
Las autoridades locales ordenan que todos los edificios en los que se realicen trabajos importantes de mantenimiento desmonten sus redes para andamios antes del sábado
La cantidad de muertos en el catastrófico incendio que arrasó la urbanización Wang Fuk Court de Hong Kong ascendió a 159, lo que supone el incendio de edificios residenciales más mortífero del mundo en más de cuatro décadas.
Mientras los equipos de emergencia terminan de revisar las torres calcinadas de Tai Po, la policía advierte de que el número de víctimas mortales aún puede aumentar: los “presuntos huesos humanos” descubiertos durante la búsqueda serán sometidos a pruebas forenses antes de que se pueda concretar la cifra.
La tragedia provocó la adopción de medidas coercitivas en toda la ciudad, y la secretaria de desarrollo, Bernadette Linn, ordenó a todos los edificios en los que se realicen trabajos de mantenimiento importantes que desmonten sus redes de andamiaje antes del sábado.
Los informes locales estiman que unos 200 edificios se verán afectados.
Las autoridades confirmaron anteriormente que los paneles de espuma inflamable y la red no ignífuga que envolvía los andamios de bambú contribuyeron a la velocidad devastadora del incendio.
La propiedad, en renovación desde julio del año pasado, ardió durante 43 horas ininterrumpidas. El fuego se propagó por siete de las ocho torres del complejo, atrapó a los residentes y desbordó a los bomberos.
Desde entonces, más de 2.900 personas fueron alojadas en refugios temporales, mientras que a los residentes del único bloque no afectado se les permitió breves visitas para recuperar sus pertenencias esenciales.
El luto se convirtió en el ritmo diario en torno a las torres en ruinas. Un pequeño parque cercano se llenó de flores, notas manuscritas y filas de coloridas grullas de origami.
“Espero que la gente pueda venir aquí a descansar su dolor”, dijo la organizadora voluntaria Sarah Lam, que describió a las víctimas como personas que sufrieron “muchas injusticias”.

Según The Guardian, ella dijo: “Espero que la verdad se descubra rápidamente... para que no tengan que partir de este mundo cargando con tan injustos agravios”.
Forrest Li, de 26 años, calificó el espacio conmemorativo de “puente” que permite “la comunicación y la expresión del dolor a través de esta conexión tácita” entre los vivos y los muertos.
Sin embargo, las peticiones públicas chocaron con un entorno político transformado por la Ley de Seguridad Nacional de 2020. Mientras familiares y simpatizantes exigen una investigación independiente, las autoridades adoptaron un tono cada vez más combativo.
El jefe ejecutivo de la ciudad, John Lee, advirtió contra los delitos que “se aprovechan de la tragedia”, mientras que el Ministerio de Seguridad del Estado de Pekín en Hong Kong denunció a “fuerzas hostiles externas [que] se aprovecharon del desastre para provocar problemas e incitar al caos”.

“Todos los actos y palabras encaminados a desestabilizar Hong Kong serán registrados y perseguidos de por vida”, declaró la Oficina de Salvaguarda de la Seguridad Nacional.
La policía detuvo hasta ahora a 21 personas, 15 de ellas sospechosas de homicidio simple. Se detuvo a otros sospechosos por las alarmas contra incendios de la propiedad, que al parecer fallaron durante el incendio.
Por otra parte, varias personas, entre ellas un estudiante de 24 años y un exconcejal de distrito, fueron detenidas bajo sospecha de sedición tras distribuir material relacionado con el incendio, aunque posteriormente fueron puestas en libertad.
Aún no se sabe si la fiscalía podrá presentar cargos por homicidio simple. Los expertos jurídicos y en ingeniería advierten de que las normas de construcción vigentes pueden no ofrecer motivos claros para establecer la responsabilidad penal.

El veterano abogado penalista Stephen Hung Wan-shun señaló que el umbral para este tipo de procesos es extremadamente alto.
Los fiscales tendrían que demostrar que las personas implicadas “hicieron la vista gorda” ante materiales de calidad inferior y cometieron una “negligencia grave”. Así lo declaró al South China Morning Post : “Tiene que haber algún acto ilícito, pero ¿cuál es?”.
Arthur McInnis, profesor adjunto del departamento de ingeniería civil y medioambiental de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, afirmó que Hong Kong aún no codificó el homicidio simple corporativo, lo que significa que será “más difícil responsabilizar a los directivos en nombre de la empresa” aunque los contratistas hayan contribuido a crear condiciones inseguras.
También señaló que los materiales de renovación no permanente están sujetos a mucha menos supervisión que los utilizados en proyectos de nueva construcción.
Mientras tanto, miles de personas acudieron para ayudar a las familias desplazadas, trabajar como voluntarios, documentar los acontecimientos e insistir en la transparencia. Como señaló un activista, incluso bajo la amenaza de las consecuencias, los hongkoneses siguen mostrando su solidaridad. “Esto demuestra que la gente de Hong Kong no fue domesticada. Todavía nos preocupamos por Hong Kong. Nos sigue importando la política”, declaró al New York Times Chung Ching Kwong, analista principal de la Alianza Interparlamentaria sobre China, una alianza internacional de parlamentarios.
“Sabemos que hay cosas que no podemos decir o hacer por seguridad, pero cuando hay espacio y cuando es necesario, seguimos dando la cara y tomando nuestras propias decisiones, aun a riesgo personal”.
Traducción de Olivia Gorsin






