La ayuda para una Gaza al límite sigue bloqueada mientras Biden prepara un viaje a Israel y Jordania
Estados Unidos aspiraba a desbloquear la ayuda para civiles cada vez más desesperados en la sitiada Gaza tras un brutal ataque de milicianos de Hamas, con un viaje del presidente, Joe Biden, a Israel y Jordania el miércoles.
Cooperantes advirtieron que la vida en Gaza prácticamente había colapsado debido al asedio israelí. Cientos de miles de personas buscaban refugio, las reservas de agua seguían reduciéndose y los hospitales se quedaban sin electricidad.
En el paso de Rafah, la única conexión de Gaza con Egipto, camiones repletos de ayuda humanitaria aguardaban a entrar en el pequeño y populoso territorio, mientras los civiles —muchos de ellos, palestinos con doble nacionalidad— confiaban desesperados en que se les permitiera salir.
Los mediadores buscaban un acuerdo para establecer un cese el fuego y abrir la frontera, que cerró la semana pasada tras el inicio de los ataques aéreos israelíes. Pero para el martes por la mañana no estaba claro quién mantenía el cruce cerrado.
El general Erik Kurilla, responsable del Comando Central de Estados Unidos, llegó a Tel Aviv para reunirse con la cúpula militar israelí antes de una visita de Biden prevista para el miércoles para mostrar el apoyo de la Casa Blanca al país. Biden también viajaría a Jordania para reunirse con líderes árabes entre temores de que los combates pudieran desencadenar un conflicto regional más amplio.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que había regresado a Israel tras una gira por países árabes, dijo en Tel Aviv que Estados Unidos e Israel habían acordado trazar un plan para que la ayuda humanitaria llegara a los civiles en Gaza. Se dieron pocos detalles, aunque el plan incluiría “la posibilidad de crear zonas para mantener a los civiles alejados del peligro”.
Israel continuaba los demoledores ataques aéreos en diferentes lugares de Gaza antes de una invasión terrestre, mientras los milicianos de Hamas mantenían el aluvión de cohetes y las tensión crecía cerca de la frontera entre Israel y Líbano.
Al menos 2.778 personas han muerto y otras 9.700 han resultado heridas en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio. Por su parte, más de 1.400 israelíes han perdido la vida, la mayoría de ellos civiles masacrados en la incursión de Hamas del 7 de octubre.
La combinación de ataques aéreos, suministros que se agotan y la orden de evacuación masiva para el norte de la Franja de Gaza ha sumido en el caos al diminuto territorio de 2,3 millones de habitantes y causado una desesperación creciente. Más de un millón de palestinos han huido de sus hogares y el 60% está ahora en una zona de unos 14 kilómetros (8 millas) de largo al sur de la zona de evacuación, según Naciones Unidas.
Los hospitales en Gaza estaban a punto de quedarse sin electricidad, lo que amenazaba las vidas de miles de pacientes, y cientos de miles de palestinos desplazados de sus hogares trataban de conseguir pan. Los grifos estaban secos, y muchos recurrieron a agua sucia o contaminada con aguas residuales, lo que planteaba el riesgo de enfermedades.
El ejército israelí dijo que intentaba alejar a los civiles por su seguridad antes de una importante campaña contra Hamas en el norte de Gaza, donde dijo que los milicianos tienen extensas redes de túneles y lanzacohetes. Buena parte de la infraestructura militar de Hamas está en zonas residenciales.
Los que huían del norte de Gaza aún enfrentaban el peligro de bombardeos en el sur. Antes del amanecer del lunes, un ataque en la localidad de Rafah destruyó un edificio que albergaba a tres familias que habían evacuado desde Ciudad de Gaza. Al menos 12 personas murieron y otras nueve seguían bajo los escombros, según los sobrevivientes.
Israel evacuó poblaciones cerca de su localidad norteña con Líbano, donde el ejército ha cruzado fuego en varias ocasiones con el grupo Hezbollah, que tiene apoyo iraní. Israel libró una dura guerra de varios meses con Hezbollah en 2006 que terminó en tablas y en una tensa calma entre los dos bandos.
En una comparecencia ante el Knéset —el parlamento israelí—, Netanyahu lanzó el lunes una advertencia a Irán y a Hezbollah: “No nos pongan a prueba en el norte. No cometan el error del pasado. Hoy, el precio que pagarán será mucho más alto”.
Poco después del discurso de Netanyahu, el parlamento fue evacuado debido al lanzamiento de cohetes hacia Jerusalén. En Tel Aviv también se activaron las sirenas, lo que obligó a funcionarios de Estados Unidos e Israel a refugiarse en un búnker.
En tanto, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán advirtió que “es posible una acción preventiva” en caso de que Israel se acerque a una ofensiva terrestre. Hossein Amirabdollahian no dio más detalles de su amenaza, pero sigue un patrón de declaraciones cada vez más combativas de Irán, que brinda apoyo a Hamas y a Hezbollah.
El ejército israelí dijo el lunes que por lo menos 199 personas fueron tomadas como rehenes y llevadas a Gaza, una cifra que supera las estimaciones previas. Hamas informó también el lunes que tenía entre 200 y 250 rehenes.
El brazo militar de Hamas publicó un video de una rehén con vendajes en el brazo. La mujer, que se identificó como Mia Schem, de 21 años, se mecía ligeramente mientras hablaba mientras se oían explosiones de fondo. Schem fue secuestrada en el kibbutz Reim, donde asistía a un evento de música electrónica. Hamas afirmó que se le realizó una cirugía de tres horas.
El calvario de los rehenes ha dominado la cobertura de los medios de comunicación en Israel desde el ataque de Hamas. Las autoridades israelíes han prometido mantener el asedio sobre Gaza hasta que se libere a los rehenes.
En Gaza, más de 400.000 personas desplazadas en el sur se abarrotaban en escuelas y otras instalaciones de la agencia de Naciones Unidas para los palestinos. Pero la organización dijo que apenas tenía un litro de agua al día para cada uno de sus empleados atrapados en el territorio.
“Gaza se está quedando sin agua y Gaza se está quedando sin vida”, declaró el director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, quien pidió que se levante el asedio. “Necesitamos que se haga ya”.
Se esperaba que los hospitales se quedaran sin combustible para generadores en 24 horas, lo que suponía que equipos que salvan vidas como incubadoras y ventiladores dejarían de funcionar y miles de vidas se verían en peligro, según la ONU.
Sin embargo, médicos y muchos hospitales se han negado a evacuar y afirman que supondría la muerte para los pacientes críticos y los recién nacidos conectados a respiradores.
En el norte de Gaza quedaba un número desconocido de personas que no querían o no podían marcharse. Hamas instó a la gente a ignorar la orden de evacuación. El ejército israelí publicó fotos el domingo que según dijo mostraban un bloqueo de carretera de Hamas que impedía circular hacia el sur.
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Kullab informó desde Bagdad. Krauss informó desde Jerusalén. Los periodistas de Associated Press Julia Frankel y Amy Teibel en Jerusalén, Abby Sewell en Beirut y Samy Magdy en El Cairo contribuyeron a este despacho.