La verdadera razón por la que el pavo es el plato principal en el Día de Acción de Gracias
Casi nueve de cada 10 estadounidenses comen pavo durante esta cena festiva: ya sea asado, frito, a la parrilla
¿Te has preguntado alguna vez por qué el Día de Acción de Gracias, una de las festividades más importantes en EE. UU., gira en torno al pavo y no al jamón, el pollo, el venado, la ternera o el maíz?
Casi nueve de cada 10 estadounidenses comen pavo durante esta comida festiva: ya sea asado, frito, a la parrilla o cocinado de cualquier otra forma para la ocasión.
Se podría creer que se debe a lo que comieron los peregrinos, un año después de desembarcar en lo que hoy es el estado de Massachusetts, y sus invitados indígenas de la tribu wampanoag durante su primer banquete de Acción de Gracias en 1621. O que es porque el pavo es originario de América.
Sin embargo, tiene más que ver con la forma en que los estadounidenses celebraban la fiesta a finales del siglo XIX que con las aves de corral que comían los peregrinos cuando celebraban su abundancia en 1621.
¿Lo comían o no?
El único registro de primera mano de lo que comieron los peregrinos en el primer banquete de Acción de Gracias procede de Edward Winslow, el entonces gobernador de la colonia de Plymouth. Señaló que el líder de los wampanoag, Massasoit, llegó con 90 hombres, y las dos comunidades celebraron un banquete en conjunto durante tres días.
Winslow escribió poco sobre el menú, aparte de mencionar cinco ciervos que los wampanoag trajeron y que la comida incluía “fowle”, término de la época que podría hacer referencia cualquiera de las aves silvestres que se encontraban en la zona, incluyendo patos, gansos y pavos.

Por otra parte, los historiadores saben qué ingredientes importantes de los platos tradicionales actuales no estaban disponibles en aquel primer Día de Acción de Gracias.
Eso incluye las papas y los guisantes. Asimismo, la probable ausencia de harina de trigo y la escasez de azúcar en la Nueva Inglaterra de la época descartaban la tarta de calabaza y la salsa de arándanos. Es casi seguro que se servía algún tipo de calabaza, alimento básico de la dieta de los nativos americanos, junto con maíz y marisco.
Una tradición resucitada
Los historiadores que, como yo, han estudiado la historia de la alimentación han descubierto que la mayoría de las tradiciones modernas de Acción de Gracias comenzaron a mediados del siglo XIX, más de dos siglos después de la primera celebración de la cosecha de los peregrinos.
La reinvención de la celebración de los peregrinos como fiesta nacional fue en gran parte obra de Sarah Hale. Nacida en New Hampshire en 1784, siendo una joven viuda, publicaba poesía para ganarse la vida. En particular, escribió la canción infantil 'Mary Had a Little Lamb'.
En 1837, Hale se convirtió en editora de la popular revista Godey's Lady's Book. Ferozmente religiosa y centrada en la familia, la publicación luchó por la creación de una fiesta nacional anual de “Acción de Gracias y Alabanza” que conmemorara el banquete de acción de gracias de los peregrinos.

Hale y sus colegas se apoyaron en la tradición de 1621 como justificación histórica. Como muchos de sus contemporáneos, suponía que los peregrinos habían comido pavo en su primer festín debido a la abundancia de pavos silvestres comestibles en Nueva Inglaterra.
Esta campaña duró décadas, en parte debido a la falta de entusiasmo entre los sureños blancos. Muchos de ellos consideraban que una celebración anterior entre los colonos de Virginia en honor de los barcos de suministros que llegaron a Jamestown en 1610 era el precedente más importante.
La ausencia de sureños en el Congreso durante la Guerra Civil permitió al presidente Abraham Lincoln declarar Acción de Gracias como fiesta nacional en 1863.
Campaña de marketing para el pavo
Godey's, junto con otros medios de comunicación, abrazó la festividad, llenando sus páginas de recetas de Nueva Inglaterra y menús en los que destacaba el pavo.
“Nos atrevemos a decir que la mayor parte las celebraciones del Día de Acción de Gracias adoptarán la forma de placer gastronómico”, se lee en un artículo del periódico Augusta Chronicle de Georgia, publicado en 1882. Continúa: “Toda persona que pueda permitirse un pavo o procurárselo sacrificará hoy la noble ave estadounidense”.
Sobre el autor
Troy Bickham es profesor de Historia en la Universidad de Texas A&M, EE. UU.
Este artículo se publicó originalmente en ‘The Conversation’ y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.
Una razón para esto: un pavo asado es el centro de mesa perfecto para una celebración.
La segunda es que el pavo también es práctico para servir a una gran multitud. Los pavos son más grandes que otras aves criadas o cazadas por su carne, y es más barato conseguir un pavo que una vaca o un cerdo. Los atributos de esta ave llevaron a los europeos a incorporar el pavo a su dieta tras la colonización de América. En Inglaterra, el rey Enrique VIII comía pavo en Navidad un siglo antes que los peregrinos.
Conexión con la Navidad
A mediados del siglo XIX, el ave se consolidó como el plato navideño preferido en Inglaterra.
Una de las razones fue que el personaje Ebenezer Scrooge de Cuento de Navidad de Charles Dickens, buscó la redención sustituyendo el magro ganso de la empobrecida familia Cratchit por un enorme pavo.
Publicado en 1843, la descripción de la comida familiar orante en el éxito de ventas instantáneo de Dickens pronto inspiraría el idealizado Día de Acción de Gracias de Hale.
Aunque los datos históricos son confusos, creo que es posible que los peregrinos comieran pavo en 1621. Sin duda, se servía en las celebraciones de Nueva Inglaterra durante todo el periodo colonial.
Traducción de Sara Pignatiello






