Miles de cubanos siguen sin electricidad ni agua casi un mes después del paso del huracán Melissa

Miles de cubanos siguen sin electricidad, agua o refugio adecuado casi un mes después de que el huracán Melissa azotara la región oriental de la isla, siendo una de las tormentas atlánticas más intensas de la historia.
Durante el día, las familias caminan hacia el río más cercano para llenar contenedores de plástico con agua y por la noche, se juntan para dormir en refugios temporales y tiendas de campaña.
“Lo perdimos todo con la inundación”, dijo Lucía García, de 80 años, “y entonces, hoy estoy aquí, muy deprimida y muy triste”, aseguró.
García vive en una pequeña aula con sus dos hijos, de 45 y 55 años, y su esposo enfermo de 81 años, que permanece postrado en cama.
La escuela donde se alojan en el pueblo de Río Cauto sirve como refugio para 14 familias; ahí se les proporciona comidas diarias a ellas y a otras 25 familias que viven con parientes y vecinos. Los camiones de reparto de agua pasan cada tres o cuatro días.
Muchos de los residentes del pueblo vivían junto al río y perdieron sus hogares después de que Melissa atravesara el este de Cuba, obligando a las represas cercanas a liberar grandes cantidades de agua.
Más de 2.300 personas fueron evacuadas del área de Río Cauto, y más de 750 se alojaron en casas particulares, según un informe publicado el 10 de noviembre en el periódico oficial Granma. En la publicación se afirma que el regreso de los residentes a sus hogares se ha completado.
También se reportaron daños importantes en el cercano pueblo de Los Mangos, donde, según los residentes, se produjeron grandes inundaciones un día después de que la tormenta tocara tierra.
Al amanecer, todo el pueblo estaba bajo el agua, recordó Anisleydis Hidalgo.
“Nosotros vivimos con una laguna a un lado y un canal al frente, rodeados de agua del río. Fuimos evacuados para la llegada del ciclón”, declaró. “Al regreso vinieron a decirnos que habría una inundación, salimos para la carretera porque nos avisaron temprano, pero nadie se esperó que el agua llegaría al nivel que llegó”, dijo.
Ella vive en una tienda de campaña de estilo militar con su hija de cinco años y otras dos familias.
Lianet Socarras, trabajadora social de Los Mangos, señaló que 58 personas, entre las que hay 30 niños, comparten 10 tiendas de campaña donadas por el gobierno de India.
“El problema más crítico que tenemos ahora es el abasto de agua potable en la comunidad”, manifestó, señalando que no hay reservas del líquido.
“En mi casa se metió el mar”
Colchones empapados, electrodomésticos, ropa, comida, muebles y otras pertenencias permanecen esparcidos fuera de las casas, mientras flota sobre el pueblo el olor de los cadáveres en descomposición de los animales muertos durante la tormenta.
Ni el huracán ni las inundaciones dañaron el sistema eléctrico en Los Mangos, pero los cortes de energía programados han durado muchas horas, agravando aún más una situación que ya es difícil.
En el municipio costero de Guamá, varios pueblos aún se recuperan de la tormenta.
“En mi casa se metió el mar y mojó colchones, equipos eléctricos y todo lo que había allí”, dijo Altagracia Fonseca, una jubilada de 65 años.
Hace poco, caminó hacia un río cercano para lavar parte de la ropa que pudo salvar después de la tormenta.
Antes de la llegada de Melissa, había evacuado y empacado solo dos cambios de ropa, un cepillo de dientes, pasta dental y una toalla.
“Preparé cosas como lo hace una persona que va a pasar un día fuera de su casa, eso fue lo que yo hice”, dijo mientras rompía en llanto. “Nunca pensé que iba a encontrar el desastre que ahora es mi casa. Fue triste, muy doloroso”.
Elizandra Sorrilla estaba en una situación similar.
“Nos habían dicho que nos evacuáramos. En una mochila junté ropa para mí y para mis hijos; esa es la ropa que tenemos”, dijo, y afirmó que esto es algo que ninguno de ellos olvidará.
Sorrilla, junto con su esposo, dos hijos y su perro, Roki, viven en una pequeña tienda de comestibles donde han improvisado una cocina y un espacio que sirve tanto de dormitorio como de sala de estar.
“Nos dicen que nos van a ayudar, pero todavía no han llegado los recursos”, expresó Sorrilla.
La paciencia se agota
Los cortes de energía son constantes en Guamá, y las autoridades de la Unión Eléctrica advirtieron que las reparaciones podrían tardar hasta mediados de diciembre.
Pero la paciencia se agota.
Recientemente, los residentes del pueblo de El Carmen bloquearon una carretera principal con árboles caídos y postes eléctricos, señalando que habían estado sin electricidad incluso antes de que llegara Melissa.
Alfredo López, director general de la Unión Eléctrica, dijo en una acalorada discusión con los residentes en medio de la carretera bloqueada, que todos quieren electricidad y que el organismo trabaja incansablemente para lograrlo.
Mientras se distribuyen alimentos, colchones, tejas y otros artículos a los afectados por la tormenta, muchas necesidades aún no se satisfacen, ya que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos están en su punto más tenso desde que el presidente estadounidense Donald Trump y el secretario de Estado Marco Rubio asumieron el cargo.
Ambos han implementado un endurecimiento radical de las sanciones contra la isla, que se impusieron hace más de seis décadas para presionarla a cambiar su modelo económico.
No se reportaron muertes relacionadas con la tormenta en Cuba, donde las autoridades evacuaron a más de 700.000 personas de las áreas costeras.
La ONU dijo que unas 53.000 personas en la isla no han podido regresar a sus hogares, entre ellas, 7.500 que viven en refugios oficiales.
Melissa también tocó tierra en Jamaica, donde se reportaron al menos 45 muertes, y sus bandas exteriores rozaron Haití, donde al menos 43 personas murieron.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.





