Comienza juicio por letra escrita a mano de “Hotel California”
Casi medio siglo después de que “Hotel California” se convirtiera en un himno del rock, tres hombres iniciaron un juicio el miércoles en un caso penal sobre lo que pasó con la letra escrita a mano de la canción y otros temas favoritos de la banda Eagles.
El caso se centra en aproximadamente 100 páginas de blocs de notas escritas a mano con versiones de algunos de los versos más conocidos del cancionero de rock.
Se espera que un testigo clave sea el cofundador de Eagles, Don Henley, quien busca recuperar los manuscritos. Los acusados son todos profesionales bien establecidos en el mundo de los objetos coleccionables, y obtuvieron los documentos de un autor y miembro de la contracultura de la década de 1960 con raíces en el rock.
Los fiscales dicen que los acusados, el comerciante de libros raros Glenn Horowitz, el antiguo curador del Salón de la Fama del Rock & Roll, Craig Inciardi, y el vendedor de objetos coleccionables Edward Kosinski, pusieron a la venta las páginas a sabiendas de que su historial de propiedad era irregular. Luego, afirman los fiscales, los hombres conspiraron para frustrar los esfuerzos de Henley por reclamar lo que él afirma son piezas robadas de su legado.
“Los acusados no eran empresarios que actuaban de buena fe, sino actores criminales”, dijo el fiscal de distrito de Manhattan, Nicholas Penfold, en una declaración de apertura.
Los hombres se han declarado inocentes de cargos que incluyen asociación delictuosa para poseer propiedad robada. Sus abogados dicen que los documentos simplemente no fueron robados y que los hombres no hicieron nada ilegal al comprarlos o tratar de venderlos.
“Han acusado a tres hombres inocentes de un crimen que nunca ocurrió”, dijo la abogada de Inciardi, Stacey Richman, durante las declaraciones iniciales.
La defensa dice que Henley entregó voluntariamente los documentos y presionó a los fiscales para tratar de recuperarlos. La fiscalía clasifica como delito cualquier circunstancia en la que “una celebridad te diga: ‘Esa propiedad es mía’, y no la devuelves cuando te la pide”, dijo uno de los abogados de Kosinski, Matthew LaRoche.
El juicio se centra a unas 100 páginas de borradores de letras de canciones del álbum “Hotel California” de 1976, el tercero más vendido en Estados Unidos.
Los documentos incluyen letras en desarrollo para las canciones “Life in the Fast Lane”, “New Kid in Town” y, por supuesto, “Hotel California”, la misteriosa historia musical de más de seis minutos de duración sobre los acontecimientos en un lugar hedonista y tenebroso donde “you can check out any time you like, but you can never leave” (puedes entregar tu habitación cuando quieras, pero nunca puedes irte).
Si bien algunos la desprecian como una canción trillada de los años 70, el tema galardonado con el Grammy se mantiene como una piedra angular en la radio de rock clásico y en muchas listas de reproducción personales. La compañía de datos de entretenimiento Luminate contó más de 220 millones de reproducciones y 136.000 reproducciones de radio de “Hotel California” en Estados Unidos el año pasado.
El caso se presentó en 2022, una década después de que algunas de las páginas comenzaran a ser subastadas, algo que Henley notó y le hizo sentir ofendido. El artista compró cuatro páginas por 8.500 dólares, pero también denunció el robo de los documentos, dijeron los fiscales.
En ese momento, las hojas con las letras estaban en manos de Kosinski e Inciardi, quienes se las habían comprado a Horowitz por 65.000 dólares. Su compañía las había comprado por 50.000 dólares en 2005 a Sanders, un destacado poeta, escritor de no ficción y activista, cofundador el grupo de rock de vanguardia The Fugs. Sanders trabajó con Eagles en una biografía de la banda a principios de la década de 1980, acumulando cajas llenas de material. La biografía no llegó a publicarse.
“Los Eagles le confiaron todo tipo de cosas al señor Sanders sobre sus vidas, cosas que estoy bastante seguro de que desearían no compartir... y quieren recuperar”, dijo LaRoche al juez Curtis Farber durante las declaraciones de apertura. Farber decidirá el veredicto, ya que los acusados optaron por renunciar a un jurado.
Sanders no está acusado en el caso y no ha respondido a un mensaje telefónico en busca de comentarios al respecto.
Sanders le dijo a Horowitz en 2005 que el asistente de Henley le había enviado por correo todos los documentos que quería para la biografía, aunque al escritor le preocupaba que Henley “pudiera molestarse” si se vendían, según un correo electrónico mostrado en la corte.
“Arrojó dudas significativas sobre si Sanders realmente poseía las notas líricas de Henley o tenía derecho a venderlas”, dijo Penfold, el fiscal.
Sanders firmó un contrato en 1979 que decía que Eagles se mantenían como los propietarios del material que le proporcionaron a Sanders para el libro. Los abogados defensores dijeron que sus clientes no sabían nada sobre el contrato hasta después de que fueron acusados.
Los fiscales dicen que una vez que los abogados de Henley comenzaron a hacer preguntas y a afirmar que los documentos fueron robados, Horowitz, Inciardi y Kosinski comenzaron a maniobrar para crear y difundir un historial de propiedad legalmente viable para los manuscritos.
De acuerdo con los correos electrónicos relatados en la acusación, Inciardi y Horowitz mencionaron diversas versiones de cómo Sanders obtuvo los documentos. Desde que Sanders los encontró abandonados en un camerino tras bambalinas, hasta que el escritor los recibió del cofundador de Eagles, Glenn Frey, quien murió en 2016.
Incluso Sanders rechazó parte de la historia de salvamento tras bambalinas, según los correos electrónicos relatados en la acusación. En mensajes que no lo incluían, Horowitz escribió sobre cómo “la ‘explicación’ de Sanders se convirtió en una forma de comunicación” y le dio un “manejo suave” y garantías “de que no va a ir a la lata”, dice la acusación.
El abogado de Horowitz, Jonathan Bach, dijo que los correos electrónicos no eran intentos sospechosos para cubrir pistas, sino más bien un esfuerzo de Horowitz e Inciardi para obtener “una simple declaración de Ed Sanders para refutar una acusación que saben que es infundada”.
La acusación no muestra a Kosinki participando en el intercambio con Sanders. Pero Kosinski envió una de las varias explicaciones al abogado de Henley, y luego le dijo a una casa de subastas que el rockero no tenía “ningún derecho” sobre los manuscritos, dice la acusación. También pidió a los subastadores que no informaran a los posibles postores sobre la disputa por la propiedad.
LaRoche, su abogado, dijo que Kosinski fue sincero con todos y “actuó diligente y apropiadamente”.
Los abogados defensores han indicado que planean cuestionar la claridad con la que Henley recuerda sus tratos con Sanders y las hojas con las letras en un momento en el que el astro del rock vivía una vida desenfrenada.
“Sus actitudes hoy, como un hombre de negocios maduro, exitoso y mayor, con respecto a los materiales que ayudó a componer y crear hace casi 50 años son muy diferentes de las actitudes que tenía en su juventud... hace mucho tiempo, cuando era mucho más despreocupado”, dijo Bach.