Descubren mayor yacimiento de huellas de dinosaurios en ‘paseo de la fama’ prehistórico
Las huellas fueron dejadas por gigantescos dinosaurios bípedos hace más de 60 millones de años
Las enormes huellas de tres dedos que salpican las tierras altas del centro de Bolivia, alguna vez atribuidas a monstruos con fuerza sobrenatural, ahora son el foco de un descubrimiento paleontológico sin precedentes. Un equipo de científicos documentó 16.600 de estas marcas, dejadas por gigantescos dinosaurios bípedos hace más de 60 millones de años, estableciendo un nuevo récord mundial.
En la década de 1960, expertos llegaron a la región de Toro Toro, un popular parque nacional en los Andes bolivianos, y disiparon los temores infantiles al determinar que las extrañas huellas pertenecían a dinosaurios que deambulaban por las antiguas vías fluviales. Ahora, un equipo de paleontólogos, en su mayoría de la Universidad de Loma Linda en California, descubrió y documentó meticulosamente 16.600 de estas huellas, dejadas por terópodos, el grupo de dinosaurios que incluye al Tiranosaurio rex.
Su estudio, basado en seis años de visitas de campo y publicado el pasado miércoles en la revista PLOS One, informó que este hallazgo representa el mayor número de huellas de terópodos del que se tenga registro en cualquier parte del mundo.
Roberto Biaggi, coautor del estudio encabezado por el paleontólogo español Raúl Esperante, afirmó: “No hay lugar en el mundo donde haya tal abundancia de huellas de (terópodos). Tenemos todos estos récords mundiales en este sitio en particular”.

Comprendiendo a los dinosaurios
Los dinosaurios que dominaron la tierra y deambulaban por esta región también hicieron intentos torpes por nadar aquí, según el estudio, arañando el sedimento fangoso del fondo del lago para dejar otras 1.378 huellas.
Presionaron sus garras contra el barro justo antes de que los niveles de agua subieran y sellaran sus huellas, protegiéndolas de siglos de erosión, señalaron los científicos.
“La preservación de muchas de las huellas es excelente”, comentó Richard Butler, un paleontólogo de la Universidad de Birmingham que no participó en la investigación. Añadió que, hasta donde él sabe, la cantidad de huellas y rastros encontrados en Toro Toro no tiene precedentes.
“Esta es una notable ventana hacia la vida y el comportamiento de los dinosaurios hacia el final del Cretácico”, agregó Butler, refiriéndose al período ocurrido hace unos 66 millones de años al final del cual el impacto de un asteroide extinguió abruptamente a todos los dinosaurios y al 75% de las especies vivas, según los científicos.
Amenazas a la preservación
A pesar del éxito de la naturaleza en la preservación, los seres humanos han amenazado con demasiada frecuencia estas huellas. Durante décadas, los agricultores trillaron maíz y trigo en mesetas cubiertas de huellas. Los trabajadores de las canteras cercanas no pensaron mucho en las formaciones mientras volaban capas de roca para obtener piedra caliza. Y, según los investigadores, hace apenas dos años, las cuadrillas que excavaban túneles a través de las laderas para construir una carretera casi destruyeron un importante sitio de huellas de dinosaurios antes de la intervención del parque nacional.
Estas perturbaciones pueden tener algo que ver con la notable ausencia de huesos, dientes y huevos de dinosaurios en la zona, dicen los expertos. A pesar de todas las huellas y rastros encontrados en Toro Toro, prácticamente no hay restos fósiles como los que abundan en las cumbres y valles de la Patagonia argentina y Campanha, Brasil.
Pero la falta de huesos también podría estar relacionada con causas naturales. El equipo dijo que la cantidad y el patrón de las huellas --y el hecho de que todas se encontraran en la misma capa de sedimento-- deja entrever que los dinosaurios no se asentaron en lo que ahora es Bolivia sino que deambularon por una antigua supercarretera costera que se extendía desde el sur de Perú hasta el noroeste de Argentina.
El rango en los tamaños de las huellas indica que criaturas gigantes de aproximadamente diez metros (33 pies) de altura se movían en manada junto con pequeños terópodos del tamaño de un pollo, de 32 centímetros (un pie) de altura.
Al ofrecer un vistazo del comportamiento cotidiano, las huellas “revelan lo que los esqueletos no pueden”, dijo Anthony Romilio, un paleontólogo de la Universidad de Queensland, en Australia, que tampoco participó en el estudio. Únicamente a partir de las huellas, los investigadores pueden saber cuándo es que los dinosaurios paseaban o aceleraban, se detenían o daban la vuelta.
Preguntas sin respuesta
Pero la razón por la que acudieron en grandes números a esta meseta azotada por el viento sigue siendo un misterio.
“Puede que todos fueran visitantes habituales de un gran lago de agua dulce, frecuentando su extensa orilla fangosa”, sugirió Romilio.
Biaggi sugirió que estaban “huyendo de algo o buscando un lugar para asentarse”.
Lo que es seguro es que la investigación sobre este tesoro de huellas de dinosaurios continuará.
“Sospecho que esto continuará por años y se encontrarán muchas más huellas justo en los bordes de lo que ya está descubierto”, dijo Biaggi.





