Muere un hombre en una montaña rusa de Universal: ¿qué tan seguros son los parques de diversiones?
A pesar del trágico suceso, que se consideró un accidente, expertos en seguridad afirman que las atracciones de los parques temáticos están sujetas a estrictos estándares de seguridad

La preocupación pública por la seguridad en las atracciones de los parques temáticos ha aumentado tras la muerte de Kevin Rodríguez Zavala, quien fue declarado muerto en el hospital tras subirse a la montaña rusa Stardust Racers del parque temático Universal Orlando Resort, en Florida, EE. UU., el 17 de septiembre.
Según el médico forense de la zona de Orlando, el joven puertorriqueño de 32 años murió a causa de “múltiples lesiones por impacto contundente”.
Aunque su muerte se consideró un accidente y los investigadores confirmaron que la atracción funcionaba correctamente, los usuarios de las redes sociales han expresado su preocupación por la seguridad de las atracciones, en particular por la eficacia de las barras de seguridad y los sistemas de sujeción por encima del hombro.
¿Entonces, qué tan seguras son las atracciones de los parques temáticos?
Los datos del sector sugieren que la probabilidad de sufrir lesiones graves en una atracción fija de un parque temático estadounidense es de aproximadamente 1 por cada 15,5 millones de atracciones, con una media de entre cuatro y cinco víctimas mortales al año.

En comparación, cada año mueren 40.000 personas en las carreteras estadounidenses.
¿Cómo consiguen los parques temáticos un nivel de seguridad tan alto?
El abogado especializado en lesiones personales Doug Burnetti, fundador del bufete Burnetti, P.A., junto con dos especialistas en seguridad de parques temáticos —el ex técnico de atracciones de Disney Royce Dorazio y Mat Merten, propietario de la consultora Sil Safe— afirman que los visitantes pueden confiar en que las atracciones no funcionarán mal.
Dorazio declaró a The Independent: “En los parques más grandes, como Disney y Universal —especialmente en Orlando—, los protocolos de seguridad son de primer nivel. Las redes sociales pueden arder si se rompe un robot animatrónico, pero cuando se trata de las cosas que realmente importan para la seguridad, las normas son muy estrictas”.
“Disney, Universal y las demás grandes empresas de parques pueden competir en el aspecto comercial, pero todos colaboran estrechamente en materia de seguridad”, continuó.
Según Burnetti, la seguridad se incorpora al principio de la fase de diseño. Reveló: “[Hay] fuerzas g y aceleraciones máximas admisibles, y otras medidas de seguridad como la integridad estructural y los sistemas de retención. Los diseñadores utilizan simulaciones, pruebas de esfuerzo y estrictos límites de fuerza para garantizar que las atracciones funcionen con seguridad en cualquier condición”.
Una vez construida la atracción, se prueba una y otra vez antes de permitir su acceso al público.
Merten, por su parte, explicó: “Las atracciones se someten a exhaustivas pruebas previas a su funcionamiento antes de que se permita subir a ellas a cualquier usuario. Esto implica varias fases. La primera es la prueba de aceptación en fábrica (FAT, por sus siglas en inglés): La atracción se ensambla y se prueba en la fábrica para detectar fallos mecánicos, estructurales y de control.

“Una vez instalado en el parque, todo el sistema se somete a ciclos repetidos de ensayos —a menudo cientos de veces— con sensores, maniquíes y, por último, probadores humanos. Suele ser personal formado o inspectores reglamentarios”, expresó.
A continuación, inspectores estatales o locales independientes deben certificar que la atracción cumple todas las normas.
Continuó Merten: “No se permite subir a nadie a una atracción hasta que se hayan superado todas estas pruebas y se haya presentado la documentación de seguridad”.
Una vez abierta la atracción, está sujeta a un ciclo continuo de inspecciones, día y noche.
Merten afirma que las atracciones “deben pasar inspecciones diarias previas a la apertura, que incluyen comprobaciones de los sistemas de retención —barras abdominales, sistemas de retención por encima del hombro—, de la integridad de las vías y del funcionamiento de los sistemas de seguridad, incluidos los sensores”.
Añadió Dorazio: “Los mecánicos recorren físicamente las vías de la montaña rusa cada noche. Se aseguran de que todo esté donde debe estar. La mayoría de los cierres de atracciones que ocurren durante el día no son debido a fallos mecánicos en absoluto, sino que están causadas por cosas como que los invitados dejen caer palos de selfie u otros objetos a la pista”.
¿Qué grado de protección ofrecen las barras ventrales y los arneses por encima del hombro?
“Alto”, dijo Dorazio. Pros“Estas sujeciones están diseñadas para soportar una enorme tensión. Aunque los operadores también tienen que aplicar correctamente los límites de peso y altura. Si una atracción no funciona correctamente, la culpa no es del fabricante ni de la atracción en sí: es un problema operacional”.
Merten añadió: “Los sistemas de retención modernos están interbloqueados por sensores: las atracciones no se activarán a menos que todos estén bloqueados y verificados por los operadores”.
¿Está bien formado el personal de los principales parques?
Dorazio dijo: “Por supuesto. Los materiales de formación están ahí. Recibí formación sobre los manuales de cada atracción, y la misma formación se imparte a los operadores”.
¿Algún consejo para los visitantes preocupados?
“Sigue las normas”, dice Dorazio, y agrega: “Aunque no entiendas por qué existe un límite de altura o peso, está ahí por algo”.
Incidentes como la tragedia de Stardust Racers son extremadamente inusuales. Las montañas rusas son construidas por fabricantes de confianza, los operadores reciben una formación rigurosa y la seguridad es la máxima prioridad del sector.
Los visitantes, subrayó Dorazio, “[deberían] confiar en que los parques temáticos se toman la seguridad muy en serio”.
Universal declinó hacer comentarios.
Traducción de Sara Pignatiello