Lo que se sabe sobre la búsqueda del “Planeta Nueve” en el Sistema Solar
La idea de que existe un planeta gigante por descubrir surgió antes del descubrimiento de Plutón, en la década de 1930
¿Existe un enorme planeta por descubrir en los confines del Sistema Solar? La idea existe desde antes del descubrimiento de Plutón en la década de 1930. Etiquetado como “planeta X”, destacados astrónomos lo habían propuesto como explicación de la órbita de Urano, que se desvía de la trayectoria del movimiento orbital que la física esperaría que siguiera.
La atracción gravitatoria de un planeta no descubierto, varias veces mayor que la Tierra, se consideró una posible razón de la discrepancia.
Ese misterio se explicó en última instancia mediante un nuevo cálculo de la masa de Neptuno en la década de 1990, pero luego una nueva teoría de un potencial noveno planeta fue presentada en 2016 por los astrónomos Konstantin Batygin y Mike Brown en Caltech (Instituto de Tecnología de California).
Su teoría está relacionada con el Cinturón de Kuiper, un gigantesco cinturón de planetas enanos, asteroides y otros cuerpos celestes que se encuentra más allá de Neptuno (e incluye a Plutón).
Se han descubierto muchos objetos del Cinturón de Kuiper —también denominados objetos transneptunianos— orbitando alrededor del Sol, pero, al igual que Urano, no lo hacen en la dirección continua esperada. Batygin y Brown argumentaron que algo con una gran atracción gravitatoria debía estar afectando a su órbita, y propusieron el “Planeta Nueve” como posible explicación.

Esto sería comparable a lo que ocurre con nuestra propia Luna, la cual orbita alrededor del Sol cada 365,25 días, en línea con lo que cabría esperar dada la distancia que los separa. Sin embargo, la atracción gravitatoria de la Tierra es tal que la Luna también orbita alrededor del planeta cada 27 días. Como consecuencia de esto, desde el punto de vista de un observador exterior, la Luna se mueve en espiral. Del mismo modo, muchos objetos del Cinturón de Kuiper muestran signos de que sus órbitas se ven afectadas por algo más que la gravedad del Sol.
Aunque en un principio los astrónomos y científicos espaciales se mostraron escépticos ante la teoría del Planeta Nueve, cada vez hay más pruebas, gracias a observaciones cada vez más potentes, de que las órbitas de los objetos transneptunianos son realmente erráticas.
Como dijo Brown en 2024: “Creo que es muy improbable que P9 (el noveno planeta) no exista. Actualmente no hay otras explicaciones para los efectos que vemos, ni para la miríada de otros efectos inducidos por P9 que vemos en el Sistema Solar”.
En 2018, por ejemplo, se anunció que había un nuevo candidato a planeta enano orbitando alrededor del Sol, conocido como 2017 OF201. Este objeto mide unos 700 km de diámetro (la Tierra es unas 18 veces mayor) y tiene una órbita muy elíptica. La ausencia de una órbita aproximadamente circular alrededor del Sol sugiere que sufrió un impacto al principio de su existencia que lo situó en esta trayectoria, o bien que está bajo la influencia gravitatoria del Planeta Nueve.
Problemas con la teoría
Por otro lado, si el noveno planeta existe, ¿por qué nadie lo ha encontrado todavía? Algunos astrónomos se preguntan si existen suficientes datos orbitales de los objetos de Kuiper para justificar cualquier conclusión sobre su existencia, mientras que se proponen explicaciones alternativas para su movimiento, como el efecto de un anillo de escombros o la idea más fantástica de un pequeño agujero negro.
Sin embargo, el mayor problema es que el Sistema Solar exterior no se ha observado durante el tiempo suficiente. Por ejemplo, el objeto 2017 OF201 tiene un período orbital de unos 24.000 años. Aunque que la trayectoria orbital de un objeto alrededor del Sol puede encontrarse en un corto número de años, para notar cualquier efecto gravitatorio probablemente se necesiten de cuatro a cinco órbitas.
Los nuevos descubrimientos de objetos en el Cinturón de Kuiper también han supuesto un reto para la teoría del Planeta Nueve. El último se conoce como 2023 KQ14, un objeto descubierto por el telescopio Subaru en Hawái.
Se le conoce como “sednoide”, lo que significa que pasa la mayor parte del tiempo lejos del Sol, aunque permanece dentro de la vasta zona en la que el Sol ejerce una atracción gravitatoria (esta zona se encuentra a unas 5.000 UA o unidades astronómicas de distancia, donde 1 UA es la distancia de la Tierra al Sol). La clasificación del objeto como sednoide también significa que la influencia gravitatoria de Neptuno tiene poco o ningún efecto sobre él.

La mayor aproximación de 2023 KQ14 al Sol se sitúa a unas 71 UA, mientras que su punto más lejano se encuentra a unas 433 UA. En comparación, Neptuno se encuentra a unas 30 UA del Sol. Este nuevo objeto también tiene una órbita muy elíptica, pero es más estable que 2017 OF201, lo que sugiere que ningún gran planeta, incluido un hipotético Planeta Nueve, está afectando significativamente su trayectoria. Por tanto, si el noveno planeta existe, tal vez tendría que estar a más de 500 UA del Sol.
Para empeorar las cosas para la teoría del Planeta Nueve, este es el cuarto sednoide que se descubre. Los otros tres también muestran órbitas estables, lo que sugiere que cualquier posible noveno planeta tendría que estar muy lejos.
Sin embargo, todavía existe la posibilidad de que un planeta gigante esté influyendo en las órbitas de los cuerpos del Cinturón de Kuiper Pero la capacidad de los astrónomos para encontrar un planeta de este tipo sigue estando limitada en cierta medida por las restricciones de los viajes espaciales, incluso los no tripulados. Una nave espacial tardaría 118 años en viajar lo suficientemente lejos como para encontrarlo, según las estimaciones basadas en la velocidad del explorador New Horizons de la NASA.
Esto significa que tendremos que seguir confiando en los telescopios terrestres y espaciales para detectar cualquier cosa. A medida que nuestras capacidades de observación se vuelven más detalladas, se descubren nuevos asteroides y objetos lejanos, lo que debería arrojar más luz sobre lo que podría haber ahí fuera. Así que sigamos observando este inmenso espacio, y veamos qué surge en los próximos años.
Ian Whittaker es profesor titular de Física en la Universidad Nottingham Trent.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Lee el artículo original.
Traducción de Sara Pignatiello