La cabaña de Kate Winslet en ‘El descanso’ ya puede alquilarse en Georgia, en medio de las montañas Blue Ridge
Exclusivo: la diseñadora de interiores radicada en Georgia, Lucy Small, habló con The Independent sobre su recorrido de nueve meses para crear una réplica exacta de la icónica casa de campo inglesa que aparece en ‘El descanso’
Para los fanáticos de la comedia romántica clásica El descanso, dirigida por Nancy Meyers, puede resultar sorprendente saber que la icónica cabaña inglesa que aparece en la película no existe en la realidad.
Jude Law, quien interpreta a Graham, reveló el año pasado que la encantadora casa de campo a la que se refugia en Navidad Amanda, el personaje de Cameron Diaz, fue filmada en estudios y no en una locación real.
La revelación también tomó por sorpresa a la diseñadora de interiores radicada en Georgia, Lucy Small. “Yo asumí que era un lugar real”, dijo a The Independent. “No sabía que habían llegado al punto de construir incluso el exterior”.
A partir de ese descubrimiento, la diseñadora de 37 años inició un proyecto de nueve meses para crear una réplica de la cabaña de la película, pensada para alquilarse tanto a seguidores del filme de 2006 como a quienes buscan una escapada acogedora.
Para Small, El descanso fue “muy formativa” y el interés que ha despertado su “Holiday Cottage”, o “La cabaña de El descanso”, refuerza la idea de que esa película también marcó a muchas personas de su generación. “Siento que formo parte de un grupo que creció con estas comedias románticas y las recuerda con especial cariño. Hay algo profundamente nostálgico en ellas”, señaló.
The Holiday Cottage abrió sus puertas en octubre y se ofrece para estancias de corta duración. Está situada en las montañas Blue Ridge, en el estado de Georgia, Estados Unidos, y las tarifas comienzan en 399 dólares por noche durante el verano y suben a 499 dólares por noche en otoño e invierno.


Small trabajó junto a un diseñador arquitectónico, con quien vio El descanso “una y otra vez”, tomó numerosas capturas de pantalla y revisó cada escena para asegurar que la distribución y los detalles del diseño quedaran lo más fieles posible.
Al momento de pasar el proyecto al papel, advirtió hasta qué punto la cabaña que aparece en la película resulta poco realista. Por ejemplo, en el filme solo se muestra un dormitorio en la planta alta. “La intención es que se vea pequeña, acogedora y muy íntima”, explicó Small. “Pero cuando miras la casa desde afuera, es evidente que hay más de una habitación bajo ese ático”.
En su cabaña, Small resolvió ese punto al agregar un segundo dormitorio idéntico en el piso superior. “Buscamos que, si se hospedan dos parejas, ambas tengan una experiencia similar. El mismo tipo de bañera, el mismo baño, el mismo dormitorio”, señaló. “Queríamos que fuera justo, que no hubiera una habitación buena y otra mala”. Con un sofá cama tamaño queen en la planta baja, la casa puede alojar hasta seis personas.

También señala un detalle curioso: la cabaña de la película tiene tres chimeneas interiores, pero en el exterior solo se ven dos. “No es solo que hubiera tres chimeneas y dos conductos; es que las chimeneas son tan grandes que resulta muy difícil ajustarlas a las normas de construcción actuales”, explicó. A su juicio, gran parte del diseño arquitectónico que muestra la película simplemente no tiene sentido.
“Tuvimos que incorporar mucha ingeniería en una casa que, si se hubiera construido en el siglo XVIII, no la habría tenido de entrada y habría requerido adaptaciones posteriores. Pero en un set de filmación en Los Ángeles no tenían que pensar en nada de eso, así que hicieron lo que quisieron”, afirmó. “En esencia, nosotros creamos algo que tiene más lógica”.
En la película, la pintoresca cabaña de Iris, el personaje de Kate Winslet, luce “muy cursi y pasada de moda”, señaló Small. “Está pensada para que Iris se vea desaliñada, como una joven que vive una vida de señora mayor, que no sale ni hace nada”.
Para ajustarse a la estética del personaje, Small utilizó la búsqueda inversa de imágenes de Google con el fin de encontrar objetos decorativos y muebles muy similares a los que aparecen en El descanso. De forma irónica, descubrió que “esas cosas viejas y anticuadas” solían ser bastante costosas.
Lo que debía verse apagado y fuera de moda, explicó, en realidad eran antigüedades de alto valor. “Si buscas una de esas piezas de la película, puede costar unos 20.000 dólares, ya sea una silla, un perchero o algo así. Tener que encontrar tantas alternativas parecidas fue, probablemente, la mayor improvisación”.
Aunque evitó precisar el costo total del proyecto, comentó que el gasto más elevado fue “construirla conforme a las normas actuales”.
“No se pueden tener techos de menos de dos metros, ni un baño debajo de la escalera, ni cosas por el estilo”, explicó. “Cumplir con los códigos modernos para recrear una cabaña del siglo XVIII fue lo que encareció mucho más el proyecto frente a una casa típica de ese tamaño”.
Aun así, sostuvo que su consigna para los contratistas fue siempre la misma. “Les dije que no importaba lo que pensaran, ni cómo se suelen hacer las cosas, ni siquiera lo que yo elegiría”, afirmó. “Lo único que importa es que se vea como en la película”.

Actualmente, la cabaña ya tiene reservas completas hasta mayo de 2026. Aún quedan fechas disponibles para el próximo verano boreal, en junio y julio, que coinciden con la temporada baja en la zona.
“Me siento muy afortunada de estar en un momento de mi carrera en el que puedo asumir proyectos personales que a la gente realmente le gustan”, dijo Small con orgullo. “Es muy gratificante que este sea uno de ellos y que la reacción haya sido tan positiva”.
Reconoció además que, si la película hubiera utilizado una cabaña real, no habría construido su propia cabaña. Explicó que, de haber existido una locación auténtica, como la casa de Illinois que aparece en Mi pobre angelito, su proyecto habría corrido el riesgo de ser visto solo como “la segunda mejor opción”.
“No quería construir algo que fuera una alternativa inferior”, afirmó. “En nuestro caso, es lo único que existe”.
Traducción de Leticia Zampedri







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