Escuchar música en el auto afecta tu conducción, pero no por las razones que crees
La música suele cambiar el ritmo cardíaco del conductor, y lo hace más variable
Para muchos de nosotros, escuchar música forma parte de la rutina al volante, tan normal como ponerse el cinturón de seguridad. Creamos listas de reproducción para los viajes por carretera, elegimos canciones para mantenernos despiertos e incluso subimos el volumen cuando el tráfico se vuelve estresante.
Más del 80 % de los conductores escuchan música en la mayoría de los viajes. Y a muchos conductores jóvenes les resulta difícil concentrarse sin ella.
Tendemos a pensar que la música nos relaja, nos da energía o nos ayuda a concentrarnos cuando estamos al volante.
Pero la ciencia pinta un cuadro más complicado. Décadas de estudios demuestran que la música puede agudizar algunos aspectos de la conducción y embotar otros. Y afecta de forma diferente a los conductores jóvenes que a los más experimentados.
¿Cómo estudian los investigadores la relación entre conducción y música?
La mayoría de los estudios utilizan simuladores de conducción, en los que los participantes conducen por escenarios realistas mientras los investigadores cambian una sola cosa: la música.
Esto permite medir con precisión indicadores como la velocidad, el tiempo de reacción, el mantenimiento del carril, el frenado, la distancia de seguimiento, las colisiones simuladas e incluso el estado fisiológico del conductor en diferentes condiciones musicales.
Como todo lo demás se mantiene constante, cualquier diferencia en el rendimiento de la conducción puede atribuirse a la música.
Los investigadores han probado distintos escenarios de música y conducción en docenas de pequeños estudios, a menudo con conclusiones contradictorias. Para dar sentido a estos resultados, los científicos los combinan en “metaanálisis” para observar patrones generales.
¿Cómo afecta la música a nuestra conducción?
Los metaanálisis demuestran que la música modifica nuestra forma de conducir de varias maneras.
Los conductores que escuchaban música tendían a tener más colisiones simuladas, peor control de la velocidad y distancias de seguimiento menos estables que los que conducían en silencio.
Otros resultados, como la posición en el carril, los errores de señalización y el tiempo de reacción puro muestran efectos más mixtos o inconsistentes.
La música suele modificar el ritmo cardíaco del conductor y hacerlo más variable. También aumenta su excitación y carga mental, es decir, lo mentalmente “ocupados” o sobrecargados que están mientras intentan conducir.
La música también puede ayudar a los conductores cansados a mantenerse alerta en tramos largos y monótonos, pero solo durante un breve espacio de tiempo. El estímulo desaparece en unos 15 a 25 minutos.
Así que la música puede hacer que te sientas mejor y más alerta, durante distancias más cortas, aunque esté añadiendo carga cognitiva adicional y compitiendo con la tarea principal de conducir.
¿Importan el volumen y el tipo de música?
El volumen influye en la conducción, pero los efectos son más sutiles de lo que muchos suponen.
La música a alto y medio volumen tiende a aumentar ligeramente la velocidad de los conductores, mientras que la música a bajo volumen lleva sistemáticamente a una conducción más lenta. Estos efectos son pequeños, pero de dirección relativamente constante.
La música rápida tiene mala fama, pero las pruebas reunidas no son tan claras. Un metaanálisis no encontró ningún efecto global del tempo en el rendimiento al volante de un conductor medio. Pero es ligeramente diferente si eres un conductor novel.
Los estudios individuales siguen sugiriendo que las canciones agresivas y con mucha excitación pueden empujar a algunos conductores hacia un comportamiento más arriesgado y hacerles más propensos a cometer errores. Pero el tempo por sí mismo no predice claramente la seguridad.
La música que eliges tú mismo suele distraerte menos que la que te imponen. Los conductores suelen elegir música para regular su estado de ánimo y su excitación, y eso puede estabilizar su conducción.

Por el contrario, varios experimentos demostraron que la música seleccionada o impuesta por los investigadores conducía a un peor rendimiento: más colisiones e infracciones, especialmente cuando al conductor no le gustaba la música.
Así que no es solo la música en sí, sino tu relación con ella, lo que determina cómo afecta a tu conducción. La música conocida o preferida tiende a mantener el estado de ánimo y reducir el estrés sin añadir tanta carga mental.
Los conductores inexpertos son los más afectados
Los conductores inexpertos son más vulnerables a las distracciones provocadas por la música.
Un estudio realizado con conductores de entre 20 y 28 años reveló que la música perturbaba mucho más a los conductores menos experimentados que a los más versados. Cuando sonaba música —especialmente temas alegres y animados—, los conductores inexpertos eran mucho más propensos al exceso de velocidad.
Sobre el autor
Milad Haghani es profesor asociado e investigador principal de Riesgos Urbanos y Resiliencia en la Universidad de Melbourne, Australia. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.
Los conductores experimentados no lo hicieron, lo que sugiere que su experiencia actúa como amortiguador.
Otro experimento descubrió que exponer a los jóvenes conductores a géneros más agresivos, como el metal o cierto folk-pop, provocaba una mayor velocidad, más errores de conducción y una menor atención a las señales de tráfico.
Para los conductores noveles, la música rápida aumentaba su carga mental y reducía su capacidad para detectar peligros. Esto significaba que eran más lentos o menos precisos en sus respuestas.
En cambio, la música lenta no aumentó la carga mental de los conductores inexpertos e incluso mejoró moderadamente su capacidad de respuesta ante los peligros.
¿Qué significa esto para mi conducción?
Para la mayoría de la gente, las canciones conocidas, los géneros más tranquilos y los volúmenes moderados tienden a crear las menores interferencias, al tiempo que le mantienen alerta y de buen humor.
Los temas extremadamente ruidosos, desconocidos o muy agresivos son los que tienen más probabilidades de aumentar tu velocidad, distraerte o sobrecargar tu pensamiento.
Pero si eres un conductor novel, prueba a bajar el volumen, o incluso a apagar la música, en condiciones exigentes.
Traducción de Sara Pignatiello






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