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State of the Arts

A la cárcel por un crimen cinematográfico: Margot Robbie produce una película sobre el juego Monopoly

Mientras David Lynch y John Waters se quejan de que no pueden financiar sus proyectos, los estudios invierten millones en películas basadas en juguetes, desde Rock 'Em Sock 'Em Robots hasta Monopoly. Es la prueba de que los cineastas han sacado conclusiones erróneas sobre el éxito de ‘Barbie’, escribe Adam White

Jueves, 11 de abril de 2024 10:05 EDT
Margot Robbie ha anunciado que está produciendo una adaptación cinematográfica del Monopoly
Margot Robbie ha anunciado que está produciendo una adaptación cinematográfica del Monopoly (Getty)
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¿Qué deberíamos esperar de la película de Margot Robbie sobre Monopoly? ¿Métaforas sobre las desgracias del capitalismo? ¿Propietarios crueles peleándose con jóvenes inquilinos? ¿Emerald Fennell haciendo una versión femenina de don Ricachón? Las posibilidades son infinitas. Y escalofriantes.

Anunciada de la noche a la mañana, la película será una versión de acción real del clásico juego de mesa, con la colaboración de Lionsgate, Hasbro y producida por LuckyChap, la empresa de Robbie. Se trata de otra audaz jugada de la actriz luego del éxito de Barbie el año pasado, una película que demostró que una marca reconocida mundialmente puede utilizarse como una fuente de inspiración y creatividad, conseguir muchísimas nominaciones a los Óscar, y generar montones y montones de dinero.

Pero... ¡uf! Monopoly se suma a la ola de juguetes que están siendo llevados de las estanterías a la pantalla grande. Desde una versión “realista y cruda” de Hot Wheels producida por JJ Abrams, hasta un proyecto entre Lena Dunham y Lily Collins para recrear el mundo de la muñeca Polly Pocket, y una película de Rock 'Em Sock 'Em Robots protagonizada por Vin Diesel.

Era inevitable. Durante años, empresas de juguetes como Mattel y Hasbro han estado estudiando sus productos con la esperanza de convertirlos en películas, inspirados por el éxito que ha tenido Lego en la pantalla grande, por ejemplo. De hecho, La gran aventura Lego de 2014 incrementó las ventas en un 13 %. Y, por supuesto, la influencia de Barbie también ha contribuido a esta tendencia.

Aparentemente, la lección aprendida de la popularidad de estas películas no es tanto que el público anhele la novedad y la sorpresa en la pantalla, ni que haya que otorgarle grandes presupuestos a cineastas únicos como Greta Gerwig y la libertad creativa para hacer lo que deseen, o incluso que se valoren las narrativas feministas. Más bien, los grandes estudios de Hollywood concluyeron que la gente desea ver cosas que les resulten familiares: películas que despierten ese sentimiento de nostalgia. Y juguetes. Muchos juguetes.

Es raro que las principales productoras hayan llegado a esa conclusión, puesto que Barbie es una excepción cuando se trata de películas de juguetes. Hace 12 años, Hasbro estrenó Batalla naval, una película que no parecía muy atractiva basada en el conocido juego de mesa. Contó con la actuación de extraterrestres, Rihanna y Taylor Kitsch (el hombre más codiciado de Hollywood durante unos seis meses en el 2011). Pero también le fue pésimo, e hizo que Universal Pictures y Hasbro perdieran USD 150.000.000 en el proceso.

Luego tenemos al largometraje de 1985 ¿Quién es el culpable?, una adaptación más fiel al clásico juego de mesa, pero aun así resultó ser un fracaso en taquilla, sin el menor rastro ni de comedia ni de creatividad y una comedia creativa al mismo tiempo. (Aunque algunas personas dicen que la película protagonizada por Tim Curry y Christopher Lloyd es un clásico, te aseguro que están equivocadas).

Por otra parte, hay películas sobre juegos de mesa que sí funcionaron, y fueron aquellas que se inspiraron en el espíritu del juego más que en sus aspectos específicos. Considera Jumanji o la comedia de Jason Bateman y Rachel McAdams, Noche de juegos. Ambas capturan la tensión cómica y la adrenalina aventurera que cualquiera experimentaría después de pasar unas horas jugando Risk.

Taylor Kitsch y Rihanna en ‘Batalla naval’
Taylor Kitsch y Rihanna en ‘Batalla naval’ (Shutterstock)

Sin embargo, cabe destacar que la película de Robbie sobre Monopoly puede ser bien recibida. Es una productora de cine muy, muy inteligente, con una gran habilidad para pensar guiones trascendentes que se conviertan en parte importante de la cultura popular. Sus dos producciones con Fennell, la película de suspenso de 2020 Hermosa venganza y la sátira clasista del año pasado Saltburn fueron criticadas, pero no pasaron desapercibidas; estaban diseñadas para generar controversia y debate. Además, están en proyecto la adaptación delcrudo bestseller salpicado de humor negro de Ottessa Moshfegh Mi año de descanso y relajación, que inevitablemente le volará la cabeza a la gente, y al menos dos películas que dirigirá Olivia Wilde, una mujer que insta a la reflexión constante.

Si alguien puede convertir Monopoly en una película que la gente quiera ver, y luego hablar de ella, detestarla o aceptarla, esa es Robbie. Pero me pregunto qué ve en la marca más allá de su nombre. Al igual que el videojuego Los Sims, el cual la actriz también está adaptando para el cine por medio de su compañía, Monopoly carece del atractivo fundamental que siempre ha caracterizado su trabajo como productora.

En diálogo con el sitio web Deadline a principios de este año, Robbie habló de las opiniones determinantes que rodean tanto a Barbie como entidad, así como a la infame patinadora artística Tonya Harding, a quién interpretó en la película de 2017 Yo, Tonya. “El público [tenía] una idea fundada sobre nuestra protagonista antes de sentarse a verla”, expresó sobre esta última película. Y continuó: “Ese es un buen punto de partida para comenzar una experiencia cinematográfica”.

Esa tensión impulsa a las dos películas que Robbie acabó haciendo, y contribuye a las reacciones controvertidas a sus trabajos con Fennell. También ha dado buenos resultados monetarios. No obstante, ¿dónde está esa divergencia cuando hablamos de Monopoly? A menos que alguien sea un poco raro, ¿quién tiene una opinión contundente al respecto, aparte de que siempre el juego se alarga demasiado?

Ante todo, no puedo evitar sentirme decepcionado por el panorama actual. La noticia del lanzamiento de la película sobre Monopoly de Robbie se conoció en la misma semana que rechazaron el largometraje autogestionado de Francis Ford Coppola Megalopolis en una proyección privada en Los Ángeles. John Waters también dijo en una entrevista que le está costando conseguir financiamiento para un nuevo proyecto y David Lynch reveló que Netflix se negó a estrenar su última película animada.

¿Estamos conformes con vivir en un mundo en el que los estudios alardean del potencial de monetización de un juego de nuestra infancia, mientras que los más grandes cineastas de nuestros tiempos luchan por financiar su obra? Si es así, tal vez solo sea cuestión de tiempo antes de que una película de Hungry Hungry Hippos producida por Waters llegue a la cartelera de un cine cercano a ti.

Traducción de Maria Luz Avila

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