Sin remordimiento, presidente de club brasileño que ayudó a descubrir escándalo de presunto amaño
Cuando Hugo Jorge Bravo recibió información sobre lo que se ha convertido en un escándalo de amaño de partidos en Brasil, el agente policial de tiempo completo, aficionado de toda la vida al fútbol, sintió que sólo podía hacer algo
Cuando Hugo Jorge Bravo recibió información sobre lo que se ha convertido en un escándalo de amaño de partidos en Brasil, el agente policial de tiempo completo, aficionado de toda la vida al fútbol, sintió que sólo podía hacer algo.
Abrió su propia investigación.
Pero este caso era muy diferente a cualquier otro en la carrera de Bravo, dado que involucraba a su amado Vila Nova, un club de la segunda división brasileña, del que había sido presidente desde 2020.
Sus pesquisas llevaron a la intervención de la policía federal de Brasil y de la fiscalía de distrito del estado de Goiás. La cámara baja del Congreso nacional se involucró también.
Los cargos de manipulación de competiciones deportivas se han presentado contra 15 jugadores de las dos divisiones superiores y de ligas locales, incluidos dos miembros del Vila Nova —el zaguero Gabriel Domingos y el mediapunta Marcos Vinicius Alves Barreira, cuyos contratos fueron rescindidos por el club.
“Era mi deber. Desde el comienzo, dije que no íbamos a permitir que esto simplemente se esfumara. Yo quería llegar al fondo de esto”, dijo Bravo a The Associated Press en su oficina dentro del estadio de Vila Nova. El despacho está decorado con trofeos, su gorra de policía y un bate de béisbol que tiene escrita encima la palabra “resultados”.
“Nunca pensé que esto fuera a ser tan grande”.
La investigación más amplia por parte de la fiscalía en Goiás señala que se ofreció a los jugadores entre 10.000 y 20.000 dólares para realizar actos específicos, como ganarse tarjetas amarillas o cometer penales. Esas acciones habrían dado a los delincuentes ganancias en sitios de apuestas.
La investigación, que comenzó en noviembre, se enfocó en tres partidos con base en las evidencias de Bravo. Desde entonces, ha crecido para abarcar 11 cotejos en el segundo semestre de 2022 y en el primer trimestre del presente año.
Más partidos podrían incluirse en la lista a medida que se amplía la indagación.
Bravo dijo que, el año pasado, había recibido información de que un grupo de apostadores se había acercado a uno de sus jugadores para proponerle que cometiera un penal por el Vila Nova ante Sport Recife, durante el primer tiempo de su partido de liga.
El futbolista fue acusado de incumplir puesto que no jugó. Ello habría llevado a que los delincuentes lo presionaran, tras incurrir en grandes pérdidas.
Bravo ofreció sus hallazgos a la fiscalía de distrito en el estado de Goiás, encabezada por Fernando Cesconetto.
“Si no fuera por él, no habría investigación”, dijo Coconetto. “Lo que él hizo fue valiente. Nunca había oído de un presidente de un club que hiciera lo que él hizo”.
Durante días, Bravo sólo compartió sus hallazgos iniciales con algunos miembros del consejo de Vila Nova, mientras decidía investigar el caso por su cuenta. Su primera decisión fue buscar que los apostadores le enviaran evidencias mediante mensajes en aplicaciones de teléfono móvil.
Los sospechosos parecían tan confiados en su ardid que creyeron que el presidente del Vila Nova pagaría las presuntas deudas de los jugadores involucrados.
“Era una cuestión de honor llegar al fondo de esto, lo dije desde el primer día”, comentó Bravo. “Quería que los delincuentes creyeran que yo estaba ahí para resolver todo y salvarlos. Sí me creyeron”.
Al menos dos terabytes de datos, incluyendo videos, pantallazos, mensajes de voz y documentos, se analizan en la corte estatal de Goiás.
“Su investigación comenzó en su propio club. Y sin ello no habríamos podido reunir tantas evidencias más en nuestra pesquisa”, recalcó Cesconetto.
Eduardo Bandeira de Mello, legislador y expresidente del Flamengo, el club más popular de Brasil, dijo que, sin la investigación de Bravo, “nadie habría notado nada y esta banda estaría operando hoy”.
De Mello será uno de los miembros clave de una investigación por parte del Congreso, que se abre el miércoles. La policía federal comenzó también a indagar en el caso, lo que eleva las probabilidades de que haya una cooperación con las autoridades internacionales, si surgen evidencias contra alguien que juegue en ligas extranjeras.
Esta semana, De Mello dijo a la AP que la investigación del poder legislativo será clave para la visibilidad de la investigación.
“Esto tendrá un efecto educativo”, consideró. “Cualquier deportista joven que trate de meterse en un complot como éste se lo pensará dos veces”.
De Mello presidía el Flamengo cuando Max Alves, mediocampista de los Rapids de Colorado, jugaba para el club brasileño. Alves fue mencionado en la investigación anterior, aunque no ha sido acusado.
Su equipo en la MLS lo suspendió. Alves no ha emitido comentarios públicos.
En cuanto a Bravo, ha recibido muchos elogios.
“Es verdad que no tendríamos nada si él no hubiera aprovechado sus antecedentes policiales para descubrir el ardid”, dijo De Mello. “Vila Nova es un club muy popular en Goiania, es el club de la gente ahí. Hay una gran responsabilidad en plantear algo así. Él hizo lo correcto al investigar y luego acudir a las autoridades”.
Bravo, quien podría dar testimonio en la investigación del Congreso, ha llamado la atención de la prensa, pero dice que nada más ha cambiado. Sigue siendo un policía durante el día, asiste a la iglesia frecuentemente y va a los partidos de Vila Nova.
No tiene remordimientos.
“Era mi deber, como policía y como presidente del club”, dijo. “¿Qué podía haber hecho de una forma diferente?”.