Juegos Olímpicos 2024: Simone Biles y el equipo estadounidense conquistan el oro olímpico
Biles ganó su primera medalla de oro olímpica desde Río 2016, pero se contuvo un poco para las competencias posteriores; Estados Unidos ganó el oro en la final por equipos del all-around femenino y Gran Bretaña terminó en un agónico cuarto puesto
La final all-around por equipos es un circo salvaje en el que se dan volteretas, giros y caídas en todas direcciones. Pero a las 8:20 p. m. solo quedaba una rutina por realizar, y el público anticipaba la presentación de Simone Biles.
Ejecutó el salto con una fuerza y una altura extraordinarias, y lo más destacado fue un triple salto mortal con doble giro hacia atrás que si es difícil de escribir, ni qué imaginar de hacerlo en una final olímpica. Si bien la rutina abarcó algunos fallos en el aterrizaje, su puntuación de 14,666 fue, por mucho, la mejor de toda la noche. Selló el oro con un beso y el Bercy Arena estalló.
Ocho años después de ganar su cuarta medalla de oro olímpica, Biles ya tiene la quinta. Es su 38ª medalla mundial y olímpica, por si alguien lleva la cuenta a estas alturas. Lo consiguió con las cámaras a centímetros de su cara en todo momento. Lo hizo actuando un poco dentro de sí misma, alejándose del límite. Y lo hizo formando parte de un equipo de talento fenomenal.
Después de perder contra Rusia en Tokio tras la dramática retirada de Biles, Estados Unidos recuperó su corona por equipos en el concurso all-around femenino con una exhibición dominante. Biles alcanzó la máxima puntuación en el salto con un grado de dificultad ligeramente más fácil que el ‘Biles II’ con el que deslumbró en la etapa de clasificación. Pero fue Suni Lee quien obtuvo la mejor puntuación en las barras asimétricas y en la viga de equilibrio en lo que fue un esfuerzo de grupo junto a Jade Carey y Jordan Chiles, cuya rutina de suelo inspirada en Beyoncé aseguró la victoria antes del toque final de Biles.
Estados Unidos terminó con una puntuación de 171,296, casi seis puntos por delante de su rival más cercano, Italia. Brasil se llevó un emotivo bronce, la primera medalla olímpica por equipos de su historia, pero fue a costa de Gran Bretaña, que perdió el cuarto puesto por solo 0,034, a pesar de algunas presentaciones estelares a lo largo de la tarde, en especial la casi inmaculada de Alice Kinsella en suelo.
Pero nadie podía tocar a las estadounidenses, que tenían una misión desde el principio. La palabra redención se ha utilizado mucho esta semana para describir los Juegos de Biles, pero la redención requiere pecado. Esta medalla de oro no fue una redención, sino un acto de liberación, en el que se liberó de las expectativas de los demás, de la presión externa, del juicio de cuentas anónimas en las redes sociales, de las organizaciones que no la protegieron a ella y a sus compañeras víctimas de abusos sexuales, del dominio que los abusos ejercían sobre su ser mental y físico.
Para ella, la terapia es su “quinta rotación” en el entrenamiento, tan importante como practicar las barras o la viga. Cuando el equipo estadounidense aterrizó en Amberes para los Campeonatos del Mundo del año pasado, sus amigas salieron a tomar helado de chocolate mientras Biles se quedaba en su hotel y pasaba dos horas hablando con su terapeuta por Zoom.
Se ha ido reconstruyendo poco a poco y lo ha hecho con la ayuda y el apoyo de sus compañeras de equipo, en los entrenamientos y en la competición. Fue con su equipo con el que Biles sufrió por primera vez los bloqueos mentales de Tokio y pronunció ese discurso ya famoso, dicho a través de un cubrebocas mientras contenía las lágrimas. “Lo siento, las quiero, pero van a estar bien”, les dijo antes de abandonar la sala. “Entrenaron toda su vida para esto. He estado en unas Olimpiadas, estaré bien. Si es tu primera vez, sal ahí y déjalos boquiabiertos, ¿vale?”.
Esta vez estuvieron juntas en todo momento, chocando las manos y abrazándose camino de la victoria. Biles es la cara, pero este equipo estadounidense es más que la suma de sus partes, y cada una de ellas representa algo más grande que la gimnasia. Lee ha estado luchando contra una rara enfermedad renal que la obligó a dejar de competir el año pasado. Chiles sufrió racismo cuando era una joven gimnasta negra y recibió críticas ofensivas sobre su cuerpo de un entrenador de su infancia que la hizo querer abandonar. “Siempre dejaba una nota antes de ir al colegio en la encimera de la cocina y decía: ‘¡Estoy harta!’. Pero aun así iba a entrenar”, reveló recientemente.
Cada una de ellas se entregó cuando fue necesario, todas contribuyeron al oro, y fue la fuerza del equipo lo que hizo que Biles pudiera permitirse el lujo de contenerse un poco. Cuando Carey clavó su primer salto de caballo, Biles pudo redoblar sus esfuerzos, consciente de los muchos retos que le aguardaban en París. Estados Unidos vuelve a estar en lo más alto del mundo de la gimnasia, Biles es de nuevo campeona olímpica, y lo más emocionante es que lo mejor de ella está aún por llegar.
Traducción de Michelle Padilla