Indígenas celebran su cultura y el deporte en Brasil
Los primeros Juegos Indígenas de Peruíbe se celebraron durante el fin de semana con 120 atletas de las etnias guaraní, tupi-guaraní, y fulnió, además de otros 21 no indígenas a quienes se les permitió competir en la tierra indígena de Piacaguera
Mientras se consumía una fogata encendida por niños, los ganadores de los primeros Juegos Indígenas de Peruíbe recibían con poca algarabía sus medallas de madera.
Los espectadores, en cambio, gritaban y festejaban en el coliseo de la aldea mientras los competidores derrotados aplaudían entre el humo de sus pipas.
Los dos días de competencias en el sur del estado de Sao Paulo el pasado fin de semana no fueron exactamente unos Juegos Olímpicos, sino parte de ese espíritu fraternal del pasado que se hizo eco entre los 120 atletas de las etnias guaraní, tupi-guaraní, y fulnió, además de 21 amigos no indígenas a quienes se les permitió competir en la tierra indígena de Piacaguera.
El programa combinó deportes foráneos y tradiciones locales: tiro con arco, juego de la cuerda, fútbol, Uca-Uca – un estilo de lucha indígena propia de Brasil –, una carrera de relevos cargando troncos en la playa o dardos soplados, entre otros.
Las competencias de lanzamiento de lanza y rocas fueron suspendidas por el clima lluvioso. Para la de bádminton indígena no hubo suficientes participantes y fue cancelada.
Los indígenas, esparcidos entre las 17 aldeas alrededor de Peruibe, una ciudad costera ubicada a 138 kilómetros (86 millas) al sur de Sao Paulo, suelen incluir sus eventos deportivos en otras celebraciones de su cultura.
Pero a un año de los Juegos Olímpicos de París 2024, hay mucho interés por parte de los jóvenes en competiciones individuales, que los mayores esperan que refuercen su herencia en la región.
“No esperábamos que asistieran tanta gente, entre competidores y visitantes", dijo el jefe tribal Awa Tenondegua dos Santos, a The Associated Press.
Vestido con un pantaloncillo del Paris Saint-Germain y con el cuerpo pintado de negro, compitió — y perdió — en cada una de las disciplinas en las que participó en los juegos.
“Esto es más diversión que otra cosa. No somos los Juegos Olímpicos", añadió. “Pero también somos un éxito".
Según los organizadores, al menos 500 personas se presentaron a las justas en un área equivalente a más de cuatro canchas de fútbol, pero con el atractivo de estar cerca de una playa y de un lago donde los residentes nadan todo el año. Decenas eligieron acampar cerca de la aldea de viernes a domingo y vivir al aire libre como los indígenas.
Abril es el mes de la concienciación indígena de Brasil, una ocasión que vuelve a ser celebrada bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Su predecesor, Jair Bolsonaro, era un crítico de las celebraciones indígenas: afirmó en repetidas ocasiones que los pueblos originarios estarían mejor si se unían a los blancos como una sola nación y fomentó actividades económicas que solían afectar al medioambiente, como la minería y la explotación forestal.
Los Juegos Indígenas de Peruibe son una respuesta a eso, indicó el anciano Dario Tunpan.
“He participado en otros Juegos Indígenas, incluyendo algunos muy grandes en la Amazonía, pero estos son los primeros luego de cuatro años muy complicados para nosotros", afirmó Tunpan, quien viajó desde el sur del estado de Santa Catarina para presenciar los eventos, mientras apaciblemente bendecía con sus manos a los competidores.
“Ahora el tiro con arco vuelve a ser divertido. Vivimos nuestra vida rodeados de arcos, lanzas. Que esto sea una competencia es muy diferente de cómo era antes, cuando pensábamos que también necesitábamos esas herramientas como armas para defendernos", añadió.