La belleza del último día de la Premier League oculta muchas verdades feas
La emoción de la dramática remontada del Manchester City para alzarse con el título de la Premier League es exactamente la razón por la que seguimos viniendo por más, pero sigue habiendo profundas preocupaciones sobre el futuro del juego de élite
En el periodo más tranquilo entre la estrepitosa victoria del Manchester City para obtener el título y la entrega oficial del trofeo de la Premier League, la gran multitud que se quedó pudo disfrutar de una película. Fue una compilación de los momentos clave de la temporada, que naturalmente tuvo muchos goles soberbios y hermosas jugadas. Todos estos fueron recibidos con aplausos, pero faltaba una emoción en gran medida. Eso fue precisamente lo que hizo que este último día fuera tan memorable. Se trataba de una genuina sensación de riesgo.
La alegre remontada del City contra el Aston Villa ofreció uno de los pocos periodos de partido desde enero en los que parecía que el título estaba en duda.
Y realmente se sintió la duda. Hubo un buen tramo del partido en el que el City entró en pánico y un periodo específico en el que casi colapsaron.
La plantilla, debido a toda la discusión sobre lo que es el club, ha tenido que darlo todo y sacar a relucir verdaderas cualidades humanas y deportivas. Tuvieron que mostrar determinación. El partido se estaba saliendo de control. El recuerdo de lo ocurrido ante el Real Madrid no hizo más que empeorarlo.
Pep Guardiola pudo bromear sobre eso más tarde, después de que el City replicara lo hecho por el Madrid, pero con una mayor cantidad de goles: tres en cinco minutos. Lo dieron todo. Kevin De Bruyne tomó el mando, Ilkay Gundogan se arriesgó, demostrando así que la sustitución de Guardiola resultó acertada.
De igual manera, esto garantizó que no se hablara tanto sobre la decisión de dejar a Jack Grealish en el banquillo. La contratación estrella de £100 millones de libras (US$126 millones) del City volvió a sobrar cuando más se necesitaba la inspiración.
El solo hecho de tener otra temporada en la que el equipo de Guardiola superó los 90 puntos es una demostración de poder en sí mismo. Al final, el City fue demasiado para el Villa. Una vez que lograron el primero, y posiblemente incluso después de que el Villa obtuviera los dos (al estilo clásico en el que un oponente puede irritar a un equipo superior) se sintió como si hubiera un impulso imparable para que el City lograra la remontada.
“El segundo y el tercer gol... la gente nos ayudó a marcarlos”, declaró después Guardiola con una sonrisa. “Lo palpamos y lo olimos, y estoy muy contento”.
Se veía más que complacido, mientras bromeaba sobre sacar los puros para la celebración.
“En los últimos cinco años, cuatro Premier Leagues”, dijo Guardiola. “Estos muchachos son leyendas. La gente tiene que admitirlo. Son eternos en este club”.
Eterno en este club, sin duda… ¿pero en la Premier League? Puede que la gente no admita esto tan fácilmente, al menos con respecto de algunos de los jugadores.
El catalán se ha pasado las últimas semanas quejándose de que había más gente que quería que el Liverpool ganara el título, pero cuesta creer que eso sea cierto. El debate en torno al abucheo del himno nacional en Wembley sirvió para reafirmar el hecho de que sigue existiendo una resistencia al apoyo de los de Anfield. Muchos fans neutrales hubieran preferido que el City impidiera que el equipo de Jurgen Klopp ganara el título, el triplete nacional y un posible cuatriplete.
Eso habría sido más de lo que muchos pueden soportar. Sin embargo, ¿el City ganando el título? Eso es algo que sucede en el presente, con un nivel de superfinanciamiento que, en este punto, es tan similar a un proceso industrial como lo es a la perseverancia deportiva. El dinero hace que sea más fácil aceptarlo como algo inevitable, por lo que muchos fans del fútbol quedan prácticamente incapaces de sentir la emoción.
Esto solo apunta a discusiones más generales sobre la naturaleza misma de este proyecto de sportswashing [el montaje de grandes proyectos deportivos para mostrar una imagen positiva], que se ha hecho más presente en los últimos años. No se trata de repetir los argumentos que ya están bien ensayados, pero sí significa que el City es un campeón curiosamente adecuado en este sentido.
Esta ha sido la temporada más geopolítica de la historia, y ellos son los ganadores más geopolíticos. Simplemente enfatiza lo que está sucediendo en el deporte en general, como lo demuestran los futuros de Erling Haaland y Kylian Mbappé.
Considera algunas de las escenas del domingo, que en sí mismas evocaron los temas clave de la temporada.
El director general de la Premier League, Richard Masters, estuvo allí para entregar el trofeo, al mismo tiempo que su competencia continúa una investigación del City por un posible incumplimiento de las reglas. Masters había presidido anteriormente una directiva que simplemente aceptó la adquisición del Newcastle United por parte de la realeza de Arabia Saudita tan pronto como los problemas relacionados con la piratería en las transmisiones finalmente se resolvieron. No podrías tener un más claro de sus prioridades.
La reciente controversia sobre el tercer uniforme del Newcastle solo hizo ridículamente obvio lo absurdo de esa decisión, en particular la charla ridícula de “garantías legalmente vinculantes” sobre la separación del Fondo de Inversión Pública y el estado saudita, pero eso ya fue mucho después de que la situación delChelsea ilustrara algunos de los peligros de todo esto.
El club londinense se ha enfrentado a una amenaza real de extinción, precisamente porque la Premier League tenía un enfoque de propiedad tan laissez-faire. Con Roman Abramovich, el Chelsea quedó sujeto a fuerzas mucho más amplias que el fútbol. En definitiva, a pesar de todos los trofeos en su haber, una de las instituciones de la Premier League no estaba lo suficientemente protegida.
Es como si no se hubieran aprendido tantas lecciones. Eso es aún más sorprendente después de la oportunidad desperdiciada de la revisión dirigida por los fans, y deja una situación que potencialmente pospone un ajuste de cuentas final para la competencia.
La Premier League se encuentra actualmente en una posición de solidez financiera sin precedentes, que se basa en gran medida en la imagen glamorosa de ser la liga más impredecible del mundo. La pregunta es cuánto tiempo persistirá esa visión, ya que el City ganó su cuarto título en cinco años. Es un poco desconcertante pensar que hubieran sido cinco de cinco de no ser porque el Liverpool designó a un genio.
Jürgen Klopp ha remodelado la realidad del juego, pero eso a su vez ha mantenido la ilusión de competitividad. Incluso el Liverpool, un superclub innegable que está al borde de su séptima Champions League, ha tenido que esforzarse más allá de sus límites para mantener el paso del City. Y aún así no fue suficiente.
La diferencia de un punto es a la vez una tentadora ilustración de lo cerca que estuvo el Liverpool nuevamente, pero también una muestra de cómo el City casi siempre estará por delante. Es como la paradoja de Zenón de la rana que salta.
Esto no es para negar el genio de Guardiola, por supuesto. Sin lugar a dudas, es uno de los mejores y más influyentes entrenadores que jamás haya tenido este deporte, como lo simbolizó tangiblemente el domingo con el hecho de ingresar en el grupo de entrenadores de élite que ha ganado 10 o más títulos nacionales importantes.
TÉCNICOS QUE HAN GANADO 10 TÍTULOS NACIONALES IMPORTANTES
Bill Struth - 18
Willie Maley - 16
Alex Ferguson - 16
Valeriy Lobanovskyi - 13
Mircea Lucescu - 13
Luis Cubilla - 11
Jock Stein - 10
Giovanni Trapattoni - 10
William Wilton - 10
Pep Guardiola - 10
Es solo que esa superioridad es lo que tiende a suceder cuando uno de los mejores directores técnicos de todos los tiempos tiene el entorno de trabajo perfecto, tan específicamente adaptado para él. No hace falta decir que hay muy pocos clubes que pueden hacer esto.
Guardiola, por su parte, fue encomiablemente magnánimo sobre el Liverpool después del partido. Esto significó un cambio con respecto a las últimas semanas, cuando constantemente cuestionó por qué su club no recibe más reconocimiento.
Guardiola incluso pareció propagar una de las nuevas líneas de defensa más cínicas que se han desarrollado en los últimos tiempos: la representación de que el dinero de Abu Dabi se percibe injustamente como más problemático que el de otros lugares.
“Cuando pones algo aquí [patrocinador] está sobrepagado, pero [con] otros [clubes] el dinero viene de EE.UU., pero el dinero es correcto, incluso si es más”.
Fue difícil no sentir que se trataba de un tema con una línea más amplia, declarado por el presidente Khaldoon al Mubarak después de que el City ganara su propio triplete nacional en 2018-19. El presidente de la Liga, Javier Tebas, había hecho referencia al “dinero de la gasolina y el dinero del gas”, y Khaldoon respondió: “Hay algo profundamente equivocado en mencionar la etnicidad en la conversación. Esto es feo. La forma en que está combinando equipos debido a la etnia, me parece muy inquietante para ser honesto”.
Sin embargo, Tebas no había incluido la etnicidad en la conversación. Simplemente se refirió a los “clubes estatales” y la realidad de que las economías de esos estados, y su inmensa riqueza, se basan en combustibles fósiles.
En consecuencia, tal defensa se siente como un intento muy cínico de bloquear las críticas justas a la naturaleza de estos proyectos, sobre todo porque algunos de los principales problemas con estos estados son los abusos de los derechos humanos contra sus propias poblaciones.
La verdad es que estos proyectos de sportswashing son tan distintivos en su naturaleza como cada vez más poderosos.
En la actualidad, solo hay tres clubes que son propiedad de los estados y los utilizan políticamente. Los tres estados son del Medio Oriente, y las adquisiciones fueron influenciadas específicamente por la complicada política regional. Dos de esos clubes, entonces, están en la Premier League.
La compra del Paris Saint-Germain por parte de Qatar solo siguió el ejemplo de sus rivales en Abu Dabi con el Manchester City, antes de que Arabia Saudita viera los beneficios de todo esto y comprara al Newcastle. Estas tres adquisiciones por sí solas han comenzado a remodelar el fútbol en un grado desproporcionado.
También tuvieron tanta influencia en la parte del fondo de la tabla de esta temporada como en la parte de arriba. La drástica transformación del Newcastle ha abierto un debate sobre si Eddie Howe debería ser considerado el entrenador del año, y es obvio que lo ha hecho bien.
¿Le habría ido tan bien sin ese gasto de £90 millones (US$112 millones), la mayor cantidad jamás gastada por un club en la mitad inferior de la tabla en el mercado de enero? El equipo se había perdido gravemente con Steve Bruce, pero aún era un equipo de la mitad de la tabla, como lo demuestran los resultados de cuando obtuvo los lugares 12 y 13. Un puesto 11 es el tipo de respuesta que obtienes con una inversión sin precedentes a mitad de temporada.
Entonces, ¿cuánto se debió a Howe? Va a ser muy difícil decirlo, aunque la próxima temporada podría ofrecer alguna orientación. Los hechos básicos son que la forma de Newcastle solo mejoró después de que comenzaron los gastos. La sensación, sin embargo, es que en realidad fue un caso de combinación de una serie de factores, desde la mente de Howe hasta el impulso emocional que provocó la adquisición.
Esa, algo que nunca debe olvidarse, fue una adquisición que nunca debería haberse permitido.
Es justo preguntarnos cómo recordarán los futuros historiadores del fútbol algunas de las escenas en St James's Park, y la efusiva adulación a una propiedad que debería enfrentar las cuestiones morales más apremiantes. La tentación es pensar que esas perspectivas no perdonarán, pero entonces es posible que otra consecuencia de todo esto sea que tales adquisiciones se habrán normalizado de manera deprimente para entonces. Eso, después de todo, es el punto.
De cualquier manera, es tan evidentemente desagradable discutir todo esto cuando solo deberíamos de estar hablando sobre el juego. Esto no es de lo que debería tratarse el fútbol. Sin embargo, es en lo que lamentablemente se ha permitido que se convierta el juego. La Premier League ha tenido parte de la culpa.
Eso se puede ver en la tabla. En circunstancias normales, todo esto podría generar una discusión sobre si una adquisición que no debería haber ocurrido le ha quitado su lugar a otro equipo en la Premier League. Excepto que, en otro indicador de los numerosos problemas del juego, Burnley amenaza con emprender acciones legales con respecto a si el Everton ha infringido gravemente las reglas financieras para su propia supervivencia.
Reflexionemos sobre esto.
Deja a Burnley con una deuda de £65 millones (US$81 millones) por pagar, y debería haber tantas preguntas sobre cómo se permitió su adquisición como las hay con el Newcastle. Puede pasar mucho tiempo hasta que los volvamos a ver en la competencia. Mientras tanto, Everton permanece siempre presente y potencialmente unificado de nuevo.
Sin embargo, las escenas de alegre alivio en Goodison Park se vieron socavadas por uno de los pocos incidentes desagradables que parecen acompañar a las invasiones de canchas modernas. El ataque contra Robin Olsen ocurrió tras una provocación de Patrick Vieira.
Es tan desalentador que al tan esperado regreso de los fans le haya seguido esto, especialmente porque estos incidentes son producto de la sociedad y no de las invasiones de la cancha. Esto, para repetir una vieja frase de una época aún peor, es mucho más que un problema del fútbol. Sin embargo, es otro punto negativo de una temporada de tantas controversias.
Todavía le quedaba mucha belleza, por supuesto, por eso estamos todos aquí; por eso seguimos regresando. Lo más importante fue el nivel de juego ofensivo, que se encuentra en un pico histórico y que provocó un cambio en los nombramientos de los directivos. Sean Dyche y Ole Gunnar Solskjaer resintieron la peor parte.
Una de las mejores cosas fue ejemplificada por el Brentford, quien podría decirse que tiene al verdadero candidato a gerente del año en Thomas Frank. El danés todavía opera con un presupuesto para equipo de media tabla, pero mantuvo cómodamente a su club en la Premier League con un juego alentador. También hubo una historia edificante que fue parte de eso, aún más cautivadora porque fue justo cuando Brentford estaba comenzando a tener problemas. Frank tomó una decisión que muchos otros no hubieran tomado con Christian Eriksen, y el creador de juego demostró ser una inspiración en muchos sentidos.
Fue un recordatorio necesario de la belleza emocional del juego, así como de la humanidad que realmente lo hace tan popular, que requiere protección. Puedes añadir a eso cualquier cantidad de pases de De Bruyne, ataques de Son Heung-Min o goles de Mohamed Salah.
A pesar de que el dinero también domina el juego, hubo valiosas lecciones morales sobre cómo no lo dicta por completo. El Manchester United vivió su peor temporada en los tiempos modernos, a pesar de, o quizás debido, al fichaje de Cristiano Ronaldo. El portugués fue el centro de otro debate dominante, que trataba de si el United estaría donde está sin él. La verdad es que probablemente fue la discusión equivocada, algo que resumía la falta de rumbo del club.
Los goles de Ronaldo eran necesarios en un club tan disfuncional como este, pero al mismo tiempo puede ser cierto que un club top no puede jugar el mejor fútbol moderno con él. El decepcionante Ralph Rangnick lo descubrió, y también se aseguró de que Solskjaer perdiera lo último de su autoridad sobre ese equipo.
Quizás la decisión más importante en la temporada del United no fue el fichaje de Ronaldo, sino la negativa a nombrar a Antonio Conte. Es muy posible que haya decidido toda la pelea por la Liga de Campeones, asegurando que Tottenham Hotspur pasara sobre un inmaduro Arsenal y un United que estaba por implosionar. Conte tenía toda la razón en que fue un logro soberbio, dado el lugar donde estaban los Spurs cuando asumió el cargo.
Ante esa evidencia, negarse a nombrar al italiano fue obviamente una decisión equivocada a corto plazo para el United. Si fue una decisión equivocada a medio plazo no se verá hasta dentro de un tiempo. Todo lo que sabemos es que Erik ten Hag tiene un trabajo considerable.
Tanto el Liverpool como el City han demostrado lo lejos que está el United. Mientras tanto, el City se mantiene así.
Debería ser tan irritante que el Liverpool haya perdido otro título ante ellos por un mero punto, pero el equipo de Klopp puede volver a ganar lo que Guardiola quiere más que nada: la Liga de Campeones. Para tratar de remediar esto, el City ha salido y fichado a uno de los siguientes mejores jugadores del mundo: Haaland.
Es siniestro para el resto de la Premier League, especialmente porque el título se ganó el mismo fin de semana en que el PSG aseguró a Mbappé.
Por lo menos, el City nos brindó un último día de verdadero drama y peligro. Perpetúa la percepción de que la Premier League es un drama gloriosamente edificante todo el tiempo.
Sin embargo, mira un poco más profundo, y la pregunta es cuánto durará esa percepción.