EEUU quiere un tercer título femenino seguido. ¿Pero son más vulnerables esta vez?
Incluso sin varias de sus figuras, Estados Unidos acude al Mundial femenino con un formidable grupo de veteranas y ambiciosas novatas
Incluso sin varias de sus figuras, Estados Unidos acude al Mundial femenino con un formidable grupo de veteranas y ambiciosas novatas.
La interrogante es si este equipo tiene la calidad necesaria para repetir como campeonas.
Estados Unidos se adjudicó el título en los últimos dos mundiales y el objetivo es encadenar el tercero. Pero la supremacía estadounidense en el fútbol femenino dejó de ser abrumadora.
Inglaterra y Francia, por ejemplo, se encuentran a la par. Alemania y Suecia también son rivales de cuidado. Y hay que tener muy presente a su oponente del norte, Canadá, que ganó el oro olímpico en los Juegos de Tokio.
El crecimiento global del fútbol femenino implica una mayor paridad. Y ello significa que Estados Unidos tiene que adaptarse.
“Hay tantas ligas alrededor del mundo que están pagando mejores salarios, que compiten más durante la temporada y que tratan a las futbolistas de la manera profesional que hemos estado luchando por tanto tiempo, por lo que eso tiene mucho que ver en ello”, dijo Alex Morgan, la delantera que es la figura más emblemática de Estados Unidos.
Este es un equipo muy distinto que el que se coronó hace cuatro años, cuando vencieron 2-0 a Holanda en la final, con los hinchas presentes en el estadio de Lyon, Francia, coreando a favor de un pago igualitario.
La selección femenina alcanzó el pago igualitario con sus contrapartes masculinos al alcanzar un histórico contrato colectivo con la federación nacional. Como parte del acuerdo, los hombres y las mujeres en las selecciones naciones se reparten los premios de los mundiales en forma equitativa.
En la cancha, se llevaron una decepción con el bronce en la cita olímpica de Tokio hace dos años.
Tras los mismos, el seleccionador Vlatko Andonovski volteó su atención a una renovación.
Entre las nuevas figuras destacan Alyssa Thompson, un torbellino de 18 años, y Trinity Rodman, la hija de 20 años del ex NBA Dennis Rodman.
Y también está Sophia Smith, quien rápidamente se afianzó en la selección y con su club, Portland Thorns. Con apenas 22 años, se consagró como la mejor jugadora de la temporada de 2022.
Pero otras dos jóvenes jugadoras importantes en los planes a largo plazo de Andonovski, Catarina Macario y Mallory Swanson, no viajan a Australia y Nueva Zelanda por culpa de lesiones.
La baja que más duele será la de su capitana Becky Sauerbrunn, quien quedó fuera del Mundial por culpa de una lesión en el pie derecho sufrida en abril.
Sauerbrunn, de 38 años, ha disputado tres mundiales y tres citas olímpicas. Era más que la baluarte de la zaga. Fue la que lideró la lucha por el pago igualitario y era la que se pronunciaba en temas de justicia social.
Estados Unidos, que con cuatro títulos es el seleccionado más laureado en los mundiales, quedó en el Grupo E junto a Vietnam, Holanda y Portugal. El torneo arranca el 20 de julio, con las estadounidenses estrenándose el 22 de julio en Auckland contra Vietnam.
Las estadounidenses disputarán toda la primera ronda en Nueva Zelanda. De ganar su llave, viajarán a Sídney para los octavos de final.
Aún tienen otra misión. Si bien lograron su cometido de un pago igualitario en casa, ahora quieren que el movimiento sea global.
“Estoy muy orgullosa de haber sido parte de la selección en los últimos 12 o 13 años, y luchar no sólo por nosotras, sino por el futuro de este, tanto en Estados Unidos como globalmente”, dijo Morgan. “Y en lo que podamos brindar nuestro apoya a otras jugadoras en su lucha, lo haremos. Creo que todo eso combinado permitirá un Mundial increíblemente especial y que la gente hablará por mucho tiempo”.