EEUU ya regula las sillas de coche y las fórmulas para bebé. ¿Seguirá ahora con las redes sociales?
El director de salud pública de EEUU advierte que no hay pruebas suficientes para demostrar que las redes sociales sean seguras para los jóvenes y está pidiendo a las empresas de tecnología, padres de familia y cuidadores que tomen “medidas inmediatas para proteger a los niños ahora”
El director de salud pública de Estados Unidos ha advertido que no hay pruebas suficientes para demostrar que las redes sociales sean seguras para los jóvenes y está pidiendo a las empresas de tecnología, padres de familia y cuidadores que tomen “medidas inmediatas para proteger a los niños ahora”.
Dado que casi todos los jóvenes usan las redes sociales, pero no comprenden del todo su verdadero impacto en la salud mental, el doctor Vivek Murthy pide a las empresas tecnológicas que compartan datos, aumenten su transparencia y den prioridad a la salud y la seguridad de los usuarios al diseñar sus productos.
“Reconozco que las empresas de tecnología han tomado medidas para tratar de hacer que sus plataformas sean más saludables y seguras, pero simplemente no es suficiente”, advierte Murthy a The Associated Press en una entrevista. “Simplemente, vean los requisitos de edad: las propias redes han dicho que 13 años es la edad a la que las personas pueden comenzar a usar sus plataformas. Sin embargo, el 40% de los niños de 8 a 12 años están en redes sociales ¿Cómo sucede eso si realmente estás haciendo cumplir tus políticas?”.
Para cumplir con la regulación federal norteamericana, las compañías de redes sociales ya prohíben que los niños menores de 13 años se registren en sus plataformas, pero se ha demostrado que los niños eluden fácilmente las prohibiciones, con y sin el consentimiento de sus padres.
Otras medidas que han tomado las redes sociales para abordar las preocupaciones sobre la salud mental de los niños también son eludidas fácilmente. Por ejemplo, TikTok introdujo recientemente un límite de tiempo predeterminado de 60 minutos para los usuarios menores de 18 años, pero una vez que se alcanza el límite, los menores pueden simplemente ingresar un código de acceso para seguir usando la plataforma.
No es que las empresas desconozcan los daños que causan sus plataformas. Meta, por ejemplo, estudió hace años los efectos de Instagram en la salud mental de los adolescentes y descubrió que la presión de grupo generada por la aplicación —enfocada en lo visual— generaba problemas de salud mental y de imagen corporal. En algunos casos, provocaba trastornos alimentarios y pensamientos suicidas en adolescentes, especialmente en las mujeres. Un estudio interno citó que el 13,5% de las adolescentes dijeron que Instagram agrava los pensamientos suicidas y el 17% aseguraron que empeora los trastornos alimentarios.
La investigación fue revelada en 2021 por Frances Haugen, quien denunció a las autoridades conductas inapropiadas en su lugar de empleo. En ese entonces Meta trató de minimizar los efectos dañinos de su plataforma en los adolescentes, pero suspendió sus trabajos en una versión infantil de Instagram, que según la compañía está destinada principalmente a niños de 10 a 12 años.
“La conclusión es que no tenemos suficiente evidencia para concluir que las redes sociales son, de hecho, lo suficientemente seguras para nuestros hijos. Es muy importante que los padres sepan esto”, añade Murthy, quien ha estado viajando por todo Estados Unidos para hablar con padres y jóvenes sobre la crisis de salud mental de los jóvenes. “La pregunta más común que recibo de los padres es si las redes sociales son seguras para sus hijos”.
En un reporte publicado el martes, Murthy escribió que los legisladores deben abordar los daños de las redes sociales de la misma manera que se regulan cosas como los asientos de automóviles y las fórmulas para bebés, los medicamentos y otros productos que usan los niños. Alega que los padres —y mucho menos los niños— simplemente no pueden hacerlo todo.
“Estamos pidiéndole a los padres que manejen una tecnología que está evolucionando rápidamente y que cambia fundamentalmente la forma en que sus hijos piensan sobre sí mismos, cómo construyen amistades, cómo experimentan el mundo y, por cierto, una tecnología que las generaciones anteriores nunca tuvieron que manejar”, declara Murthy. “Y estamos poniendo todo eso sobre los hombros de los padres, lo cual simplemente no es justo”.
Aunque Murthy admite que se necesita más investigación, dice que ya se tiene mucha evidencia de que las redes sociales pueden tener un “profundo riesgo de daño” en la salud mental y el bienestar de los niños y los adolescentes.
Un factor crítico es el desarrollo del cerebro en los niños. Los adultos pueden sufrir los efectos nocivos de las redes sociales, pero los niños y adolescentes están en una “etapa fundamentalmente diferente del desarrollo del cerebro, donde las vías cerebrales, sus relaciones sociales, su autoestima e identidad están todas en desarrollo”, advierte Murthy. “Y en este caso, están aún más propensos a verse influenciados por las señales sociales, la presión social y la comparación social, y esas tres cosas existen en una abundancia abrumadora en las redes sociales”.
De hecho, según un estudio citado en el informe del director de salud pública, el uso frecuente de las redes sociales puede estar asociado con “cambios distintos” en el cerebro en desarrollo y podría aumentar la sensibilidad a las recompensas y castigos sociales.
La salud mental de los niños y adolescentes podría tener efectos profundos dependiendo de cómo usan las redes sociales y con qué frecuencia, así como el contenido extremo, inapropiado y dañino que ven.
Y las investigaciones muestran que las están usando mucho. Hasta el 95% de los jóvenes de 13 a 17 años dicen usar una plataforma de redes sociales, y más de un tercio afirman que usan las redes sociales “casi constantemente”, según el Pew Research Center, un centro de investigaciones con sede en Washington.
Una revisión sistemática de 42 estudios encontró una “relación persistente entre el uso de las redes sociales y la mala calidad del sueño, la reducción de la duración del sueño, las dificultades para dormir y la depresión entre los jóvenes”. En un día laborable normal, casi uno de cada tres adolescentes declara usar medios con pantalla hasta medianoche o más tarde.
Lo que ven en las redes sociales también es importante. Desde el bombardeo de imágenes corporales poco realistas hasta la cultura de la “hipercomparación”, pasando por el acoso, el odio y el abuso, Murthy dice que le preocupa que los efectos en la salud mental de los jóvenes se estén reflejando en las “estadísticas preocupantes de salud mental que estamos viendo en nuestro país, que nos dicen que están aumentando la depresión, la ansiedad, el suicidio y la soledad”.
El reporte dirigido por Murthy no les dice a los jóvenes que dejen de usar las redes sociales por completo, pues también tienen beneficios. Los adolescentes pueden encontrar allí una comunidad y tener un espacio para expresarse. Se ha demostrado que los jóvenes LGBTQ+, en particular, se benefician de las redes sociales al conectarse con sus compañeros, desarrollar una identidad y encontrar apoyo social.
“Puede que no sea factible para cada familia impedir que su hijo use las redes sociales”, expresa Murthy, quien acota que estas plataformas también pueden tener beneficios. “Pero puede ser realmente útil trazar límites en torno al uso de las redes sociales en la vida de su hijo, para que haya momentos y espacios que estén protegidos, que estén libres de tecnología”, agrega.
Murthy tiene dos hijos, de 5 y 6 años, pero como muchos padres, ya está pensando en su futuro en las redes sociales.
“Para nuestros hijos estamos planeando retrasar su uso de las redes sociales hasta después de la escuela intermedia”, asegura, en referencia a los grados sexto al octavo de primaria. “No va a ser fácil, pero esperamos encontrar otros padres y familias con los que podamos asociarnos para hacer esto un poco más fácil, porque sabemos que la unión hace la fuerza y, que a veces, hacer cambios por tu cuenta es difícil”.