Trump y el rey Carlos III celebran los lazos entre EE. UU. y Reino Unido en fastuoso banquete de Estado
Trump brindó por la “gran amistad” entre EE. UU. y el Reino Unido en una histórica segunda visita de Estado al país e hizo espacio para un desaire al príncipe Harry
Casi 250 años después de que los estadounidenses se deshicieran de sus grilletes coloniales al declarar su independencia de Gran Bretaña, el presidente Donald Trump celebró el miércoles los profundos lazos históricos y culturales entre Estados Unidos y el Reino Unido al culminar una histórica segunda visita de Estado al país en un banquete que ofreció el rey Carlos III.
Al hablar junto al rey al comienzo del banquete en el castillo de Windsor, Trump destacó el hecho de que es el primer presidente estadounidense en ser recibido dos veces en la casa ancestral de la Familia Real y calificó el honor de “privilegio singular”.
Elogió al rey por haber “personificado la fortaleza, la nobleza y el espíritu de la monarquía británica y del pueblo británico” y destacó el historial del monarca como ecologista. Mencionó que Carlos se había dedicado a preservar la gloria y el carácter único del reino al devolver la vida a los ríos y arroyos, apoyar las obras de sus artistas y compositores, y plantar árboles y jardines en su campiña.
También ofreció algunas palabras amables para el hijo mayor del rey, el príncipe de Gales, llamándolo “notable” y afirmando que él y la primera dama Melania Trump estaban “encantados” de reunirse con él y su esposa, la princesa Catherine. En lo que pareció un desaire deliberado, omitió al otro hijo de Carlos, el príncipe Harry, duque de Sussex, a pesar de ser residente estadounidense.
A continuación, el presidente se refirió a la historia y la herencia compartidas entre Estados Unidos y el Reino Unido, señalando que el imperio que en su día dirigieron los antepasados de Carlos había “sentado las bases de la ley, la libertad, la libertad de expresión y los derechos individuales prácticamente en todos los lugares en los que se ha ondeado la bandera británica, incluido Estados Unidos”.
“Estamos unidos por la historia y el destino y por el amor y el idioma y por lazos trascendentales de cultura, tradición, ascendencia y destino, somos como dos notas en un acorde o dos versos de un mismo poema, cada uno hermoso por su cuenta, pero realmente destinados a ser tocados juntos”, dijo Trump al calificar el “vínculo de parentesco e identidad” entre Estados Unidos y su antiguo amo colonial de “inestimable y eterno”, así como “irremplazable e irrompible”.

Tras repetir su tan manida frase de que Estados Unidos es “el país más popular del mundo” bajo su liderazgo, el presidente dijo que Estados Unidos le debe “tanto” a los británicos y la base que les “dieron” cuando empezaron juntos.
“En nombre de todos los estadounidenses, brindo por una de las grandes amistades, por dos grandes países y por su majestad, el rey Carlos III”, exclamó antes de añadir que Carlos era “un hombre muy especial” y llamar a la reina Camila “una reina muy especial”.
En sus propias palabras, Carlos invocó la antaña agria historia entre Estados Unidos y Gran Bretaña al afirmar que “no puede evitar preguntarse” qué pensarían los dirigentes estadounidenses y británicos de hace 250 años de la amistad entre las colonias rebeldes convertidas en superpotencia y su antigua madre patria.
Señaló que el líder fundador de la nación, el presidente George Washington, juró no pisar nunca suelo británico y recordó que su bisabuelo, el rey Jorge III, “no escatimaba palabras” cuando hablaba de Washington y otros padres fundadores de Estados Unidos.
“Hoy, sin embargo, celebramos una relación entre nuestros dos países que seguramente ni Washington ni el rey Jorge III podrían haber imaginado”, manifestó.

“Puede que el océano aún nos separe, pero en muchos otros aspectos somos ahora los parientes más cercanos”, añadió el rey.
A continuación, Carlos dijo que siempre había “admirado” lo que describió como “el ingenio del pueblo estadounidense y los principios de libertad que su gran democracia ha representado desde sus inicios”.
Tras recordar que ha visitado Estados Unidos más de 20 veces desde 1970, afirmó que “aprecia los estrechos lazos” entre los pueblos de ambos países y comentó con ironía que, de haber atendido a los deseos de muchos periodistas durante su primera visita como soltero, podría haberse casado con una de las hijas del entonces presidente Richard Nixon.
El rey también elogió los lazos económicos y militares entre Estados Unidos y el Reino Unido al señalar el acuerdo comercial entre Trump y el primer ministro Keir Starmer y sugerir que las dos naciones “pueden ir aún más lejos” a medida que construyen esta nueva era de su “asociación”.
“Juntos, nuestros científicos e ingenieros están dando forma al mundo del mañana, sobre todo con los nuevos acuerdos de asociación en materia de tecnología y la prosperidad que supone que nuestros países tengan la relación de defensa, seguridad e inteligencia más estrecha jamás conocida”, declaró.
“Los éxitos de los casacas rojas británicos y del Ejército Continental de George Washington están hoy hombro con hombro, hermanos y hermanas de armas, protegiendo las libertades que ambos apreciamos”, añadió.
Traducción de Michelle Padilla