Los documentos de la Casa Blanca de Trump tuvieron que ser recuperados de Mar-a-Lago
El presidente ha luchado arduamente, pero sin éxito, para mantener los registros fuera del escrutinio legal y gubernamental
A medida que el comité que investiga los disturbios del 6 de enero revisa los registros de la administración Trump, se ha dado a conocer que los Archivos Nacionales recuperaron recientemente varias cajas de documentos oficiales que Donald Trump había transportado a su residencia en Mar-a-Lago, incluidas “cartas de amor” entre el expresidente y el déspota norcoreano Kim Jong-un.
Según un informe de The Washington Post, los documentos se recuperaron de su campamento en Florida el mes pasado, lo que genera más preocupaciones sobre la posible violación por parte de Trump de la Ley de Registros Presidenciales, una legislación que exige que las administraciones conserven casi toda la documentación producida y distribuida durante el mandato de un presidente.
Como han informado varios medios, el comité que examina el comportamiento de la Casa Blanca de Trump entre las elecciones de 2020 y la insurrección del 6 de enero se enfrenta al difícil hecho de que el expresidente a menudo intentó destruir físicamente documentos que por ley debían conservarse, lo que obligó en el proceso a su personal a unir con cinta adhesiva fragmentos de papel lo mejor que pudieron.
Como informa el Post, entre los documentos y artículos recuperados no solo se encontraba la correspondencia con Kim, sino también una carta que el presidente Barack Obama le dejó a Trump cuando asumió el cargo.
La noticia del escondite de los documentos de Mar-a-Lago llega después de que el comité del 6 de enero hiciera un gran avance legal al obtener una gran cantidad de documentos y registros de comunicaciones que, según insistía Trump, estaban cubiertos por el “privilegio ejecutivo”.
El expresidente ha citado sin éxito el principio legal en los tribunales muchas veces como un medio para mantener sus asuntos ocultos del escrutinio, pero el presidente en ejercicio Joe Biden se ha negado a extender el privilegio a los registros sobre los que su predecesor es sensible.
En las últimas semanas, el ala oficial del Partido Republicano respaldó aún más la narración preferida (y siempre cambiante) de Trump sobre los eventos del 6 de enero, y el RNC (Comité Nacional Republicano) censuró formalmente a los miembros del comité selecto Liz Cheney y Adam Kinzinger por su participación en la investigación de una moción que también decía que aquellos que se unieron a los disturbios estaban involucrados en un “discurso político legítimo”.
Incluso algunos republicanos electos que han apoyado a Trump objetaron este lenguaje. Al mismo tiempo, Mike Pence insistió en una cena de la Sociedad Federalista que no tenía poder para revertir el resultado de las elecciones, y llegó a decir que “el presidente Trump está equivocado” y que no había una idea “más antiestadounidense” que la difundida por los asesores del presidente de que el resultado de las elecciones podría o debería ser anulado por el poder ejecutivo.
Su posición contra el expresidente, que bordeó la traición según los estándares actuales del partido, recibió un aplauso entusiasta.