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Renunciar: la única salida para los concejales de L.A. que hicieron comentarios racistas

El racismo y clasismo exhibido por Nury Martínez, Kevin de León y Gil Cedillo es imperdonable; han traicionado a la comunidad que dicen representar y por ello no merecen seguir en sus cargos, escribe María Luisa Arredondo

Miércoles, 12 de octubre de 2022 16:15 EDT
Los Angeles City Council Racism
Los Angeles City Council Racism (© Los Angeles Daily News/SCNG)

Llamar “changuito” a un niño de tres años solo porque tiene la piel negra es un comentario deleznable desde cualquier punto de vista. Más reprobable aún es si ese comentario proviene de una política como Nury Martínez, supuestamente electa por sus cualidades morales para representar y defender los derechos de la comunidad angelina.

Martínez ha dejado claro que no tiene ética ni principios. Como ella misma lo ha reconocido, su conducta es vergonzosa e indefendible. La filtración de una grabación en la que, además de referirse de forma despectiva al pequeño hijo del concejal Mike Bonin, también llama a los indígenas de Oaxaca “prietos, feos y chaparros”, la pinta de cuerpo entero. Su racismo, clasismo y menosprecio por la comunidad que la eligió simplemente no tienen cabida en el Concejo de Los Ángeles.

Ante la avalancha de ataques que han recibido ella y los concejales Kevin de Léon y Gil Cedillo, así como el líder sindical Ron Herrera, que participaron en la conversación en la que hizo sus comentarios despectivos y racistas, Martínez anunció su renuncia a la presidencia del Concejo, pero no a su escaño. Pidió también una licencia para reflexionar sobre lo que hizo.

A estas alturas, Martínez debe tener ya claro que lo que hizo no tiene precedentes. Ella, una mujer que hizo historia al convertirse en la primera latina en presidir el Concejo de Los Ángeles y abrir con ello una puerta de esperanza para el avance de esta comunidad tan necesitada de una buena representación, ahora la ha traicionado. La ha dejado huérfana de líderes que hablen a favor de ella. Y no solo eso, les ha dejado claro a sus representados que los menosprecia y que solo llegó a ese cargo por un afán de poder, no con el deseo de servir.

Con sus acciones, tanto Martínez como De León y Cedillo, han puesto en serio riesgo al Concejo de Los Ángeles. La comunidad ya habló de manera contundente. Quiere que se vayan. El pasado martes, decenas de manifestantes se presentaron en la sala de sesiones para exigir la salida de Cedillo y de De Léon que tuvieron que abandonar el recinto con la intervención de la policía. Martínez no se atrevió a dar la cara.

Como era de esperarse, durante esa caótica sesión, Bonin manifestó su profundo pesar por los comentarios racistas contra su hijo quien, a su corta edad, ya es víctima de uno de los mayores males que aquejan a la sociedad estadounidense. Es evidente que para él, al igual que para el resto de los concejales, será imposible volver a trabajar con Martínez, De León y Cedillo.

Decepción por De León y Cedillo

Para muchos residentes de California, entre los que me incluyo, ha sido muy decepcionante enterarnos de que De León y Cedillo, dos políticos de larga trayectoria que han luchado duramente por los derechos de la comunidad latina, estén envueltos en este escándalo. Ambos se han disculpado, pero no es suficiente. Sus carreras han quedado manchadas para siempre, lo cual no deja de ser triste.

A De León lo conocí cuando yo era reportera de La Opinión y él un entusiasta líder juvenil que formó parte del movimiento contra la Proposición 187, que pretendía quitarles todos los servicios públicos a los indocumentados. Me cuesta trabajo visualizarlo ahora, 28 años después, diciendo que Bonin lleva a su pequeño hijo como si fuera “un accesorio”.

En el caso de Cedillo, es de sobra conocida su larga e incansable lucha para lograr que se concediera una licencia de manejo para los indocumentados. Por desgracia, ese legado ha quedado opacado por haber estado en una conversación en la que no hizo ni dijo nada para frenar los ofensivos comentarios de dos de sus colegas.

El escenario político que se presenta ahora no podía ser más incierto. De los 15 integrantes del Concejo, tres han sido acusados de corrupción. Y ahora, ante la posible renuncia de Martínez, De León y Cedillo se crearían otras tres vacantes. La pregunta es si será posible que, en el futuro inmediato, se puedan reunir al menos los diez miembros que se requieren para llevar a cabo las sesiones normales.

Los escándalos en el Concejo han salpicado incluso al alcalde Eric Garcetti, cuya nominación para convertirse en embajador de Estados Unidos en la India se encuentra estancada en el Senado por los alegatos de acoso sexual que enfrenta uno de sus asistentes más cercanos.

Fricciones con la comunidad negra

Como ha trascendido, la conversación en la que surgieron los comentarios racistas tenía como propósito discutir cómo proteger el poder político de los latinos durante el crítico proceso de redistribución de distritos.

Pero a consecuencia de los comentarios ofensivos contra la población negra, una posible negociación ha quedado más alejada que nunca. Aunque los latinos y los afroamericanos a menudo construyen alianzas, siempre está latente la división y la lucha de poder entre ambos grupos por temas como la educación, la vivienda y los trabajos.

La fricción ha llegado ahora a un punto peligroso. El Caucus Negro de la Legislatura de California dijo que la grabación filtrada “revela un terrible esfuerzo por descentralizar las voces de las personas de piel negra durante el crítico proceso de redistribución de distritos”.

Las voces que piden la renuncia de los tres concejales se multiplican y vienen de todos lados. No solo las comunidades negra y latina se sienten insultadas y defraudadas, también la comunidad gay, de la que forma parte Bonin, y los activistas y políticos demócratas de todos los niveles, incluyendo al presidente Joe Biden.

En este contexto, es evidente que el único camino que queda es la renuncia de los tres concejales. Se deben ir porque el daño que han causado es mayúsculo. Ya no tienen el apoyo de nadie y lo que hicieron debe tener consecuencias y servir como precedente para que no se repita.

La única esperanza que tiene la comunidad es que las elecciones del próximo mes puedan traer a Los Ángeles nuevos concejales que sean auténticos servidores públicos a quienes les importe el bienestar de la gente, no políticos de doble cara como los que están ahora.

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