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La comida chatarra puede provocar depresión, confirma investigación sobre alimentos ultraprocesados

Alrededor del 53 % de las personas analizadas que consumían alimentos ultraprocesados muchas veces al día sufrían angustia o alteraciones de su salud mental, frente a solo el 18 % de los que nunca les pasaba o de vez en cuando, según muestra una investigación

Mike Bedigan
Jueves, 20 de noviembre de 2025 18:24 EST
Cómo hacer una compra semanal más sana
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Comer comida chatarra como consuelo cuando uno se siente triste puede ser contraproducente, ya que una nueva investigación demuestra que el consumo elevado de alimentos ultraprocesados aumenta las probabilidades de desarrollar depresión.

Diversos estudios sobre los alimentos ultraprocesados, o UPF, señalan su papel en el aumento de una “pandemia de enfermedades crónicas”, así como de trastornos mentales como la depresión o la ansiedad.

Alrededor del 53 % de las personas que consumían alimentos ultraprocesados varias veces al día sufrían angustia o alteraciones de su salud mental, en comparación con solo el 18 % de las que rara vez o nunca consumían alimentos ultraprocesados, lo que supone un aumento del triple, según un estudio publicado en la revista American Journal of Medicine.

La depresión se caracteriza por una pérdida de interés o placer en las actividades y sentimientos persistentes de tristeza y desesperanza. Es un padecimiento que afecta a unos 280 millones de personas en todo el mundo.

“Los datos que se publican actualmente en la literatura afirman que tener una dieta alta en UPF aumenta la probabilidad de desarrollar depresión”, escribieron los autores del estudio.

Comer comida chatarra como consuelo al estar triste puede ser contraproducente, ya que una nueva investigación demuestra que el consumo elevado de alimentos ultraprocesados aumenta las probabilidades de desarrollar depresión
Comer comida chatarra como consuelo al estar triste puede ser contraproducente, ya que una nueva investigación demuestra que el consumo elevado de alimentos ultraprocesados aumenta las probabilidades de desarrollar depresión (Alamy/PA)

Agregaron que la asociación sigue siendo significativa, incluso después de hacer ajustes debido a posibles factores de confusión.

Se cree que hay varios factores que contribuyen a ello, como los picos de azúcar en sangre que causan los edulcorantes artificiales y las bebidas, entre otras cosas. Si se combinan con la falta de nutrientes, incluidas las vitaminas B y D, y Omega 3, estas sustancias pueden provocar un estado de ánimo más bajo.

Además, los investigadores señalan la conexión entre la salud intestinal y la psicología. Los microorganismos del intestino regulan “a fondo” los aspectos de la fisiología humana como la digestión, el metabolismo y la inmunidad, así como enfermedades del sistema nervioso.

“Los estudios demuestran que la microbiota intestinal de las personas deprimidas difiere de forma significativa de la de las personas sanas”, escribieron los autores. Y señalan: “A partir de los datos existentes, los autores pueden concluir que las bacterias intestinales pueden reaccionar con el sistema nervioso y provocar depresión”.

Más de la mitad de la dieta promedio estadounidense se compone de UPF, según un informe del Centro de Control de Enfermedades de principios de este año.

La depresión, que se caracteriza por una pérdida de interés o placer en las actividades y sentimientos persistentes de tristeza y desesperanza, afecta a unos 280 millones de personas en todo el mundo
La depresión, que se caracteriza por una pérdida de interés o placer en las actividades y sentimientos persistentes de tristeza y desesperanza, afecta a unos 280 millones de personas en todo el mundo (Alamy/PA)

El informe reveló que las personas de entre uno y 18 años consumían un mayor porcentaje de calorías procedentes de alimentos ultraprocesados (61 %) que los adultos de 19 años o más, aunque esta cifra seguía representando el 53 % de las dietas.

Los bocadillos, incluidas las hamburguesas, los productos de repostería, los aperitivos salados y las bebidas azucaradas, fueron cuatro de las cinco principales fuentes de calorías procedentes de alimentos ultraprocesados entre jóvenes y adultos, según la encuesta.

Los resultados del estudio publicado en la revista AMJ tienen “importantes ramificaciones para la salud pública”, afirmaron sus autores, sobre todo para los responsables de las políticas alimentarias, que “deberían desaconsejar el uso de UPF y fomentar el consumo de alimentos frescos y menos procesados”.

Otro estudio, publicado en The Lancet, advertía que “es insuficiente brindar educación y confiar en el cambio de comportamiento de los individuos”.

El “deterioro de las dietas es una amenaza urgente para la salud pública que requiere políticas coordinadas y promoción para regular y reducir los alimentos ultraprocesados y mejorar el acceso a alimentos frescos y mínimamente procesados”, aseveran los autores.

Traducción de Michelle Padilla

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