Fabricantes de EEUU siguen estancados pese a subsidios de Biden y protecciones de Trump

Los demócratas y los republicanos no coinciden en mucho, pero comparten la convicción de que el gobierno debería ayudar a los fabricantes estadounidenses, de una forma u otra.
El presidente demócrata Joe Biden otorgó subsidios a los fabricantes de chips y vehículos eléctricos. El republicano Donald Trump está construyendo un muro contra las importaciones —aranceles— alrededor de la economía de Estados Unidos para proteger a la industria nacional de la competencia extranjera.
Sin embargo, la manufactura estadounidense ha estado estancada durante casi tres años. Y aún está por verse si la tendencia se revertirá.
El Departamento de Trabajo informa que las fábricas estadounidenses perdieron 7.000 empleos en junio por segundo mes consecutivo. El empleo en la manufactura está en camino de caer por tercer año consecutivo.
El Instituto de Gestión de Suministros, una asociación de gerentes de compras, informó que la actividad manufacturera en Estados Unidos se contrajo en junio por cuarto mes consecutivo. De hecho, las fábricas estadounidenses han estado en declive durante 30 de los 32 meses desde octubre de 2022, según el instituto.
"Los últimos tres años han sido un verdadero desafío para la manufactura", estimó Eric Hagopian, CEO de Pilot Precision Products, un fabricante de herramientas de corte industrial en South Deerfield, Massachusetts. "No quedamos por el piso como en la recesión de 2008. Pero hemos estado en este entorno estancado, algo estacionario".
Grandes factores económicos contribuyeron a la desaceleración: un aumento de la inflación, derivado de la inesperadamente fuerte recuperación económica tras el COVID-19, elevó los gastos de las fábricas y llevó a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés 11 veces en 2022 y 2023. Los mayores costos de endeudamiento añadieron presión.
La política gubernamental estaba destinada a ayudar.
Los incentivos fiscales de Biden para la producción de semiconductores y energía limpia desencadenaron un auge en la construcción de fábricas: la inversión en instalaciones de manufactura más que se triplicó desde abril de 2021 hasta octubre de 2024, lo que parecía anunciar un próximo aumento en la producción y contratación de fábricas.
Pero la fiebre de inversión en fábricas se ha desvanecido a medida que la administración entrante de Trump lanzó guerras comerciales y, trabajando con el Congreso, puso fin a los subsidios de Biden para la energía verde. Ahora, predice Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, "la producción manufacturera continuará estancada".
"Si la producción está estancada, eso sugiere que el empleo en la manufactura seguirá disminuyendo", indicó Zandi. "Es probable que la manufactura sufra una recesión en el próximo año".
Mientras tanto, Trump está intentando proteger a los fabricantes estadounidenses —y persuadir a las fábricas para que se reubiquen y produzcan en Estados Unidos— imponiendo aranceles a los bienes fabricados en el extranjero. Impuso impuestos del 50% sobre el acero y el aluminio, 25% sobre automóviles y piezas de automóviles, 10% sobre muchas otras importaciones.
De alguna manera, los aranceles de Trump pueden dar a las fábricas estadounidenses una ventaja. Chris Zuzick, vicepresidente de Waukesha Metal Products, una empresa en Sussex, Wisconsin, apuntó que enfrenta una fuerte competencia por un gran contrato en Texas. Una empresa extranjera ofrece precios mucho más bajos, pero "cuando aplicas el arancel, nos acerca", sostuvo Zuzick. "Así que definitivamente es una situación en la que es beneficioso".
Pero las fábricas estadounidenses también importan y utilizan productos extranjeros, como maquinaria, productos químicos, materias primas como el acero y el aluminio. Gravar esos insumos puede aumentar los costos y hacer que los productores estadounidenses sean menos competitivos en los mercados mundiales.
El acero es un ejemplo. Los aranceles de Trump no solo encarecen el acero importado. Al poner a la competencia extranjera en desventaja, los aranceles permiten a los fabricantes de acero estadounidenses aumentar los precios, y lo han hecho. El acero fabricado en Estados Unidos tenía un precio de 960 dólares por tonelada métrica al 23 de junio, más del doble del precio de exportación mundial de 440 dólares por tonelada, según el monitor de la industria SteelBenchmarker.
De hecho, los precios del acero en Estados Unidos son tan altos que Pilot Precision Products ha seguido comprando el acero que necesita a proveedores en Austria y Francia, y pagando el arancel de Trump.
Trump también ha creado una considerable incertidumbre al modificar y reprogramar repetidamente sus aranceles. Justo antes de que nuevos impuestos de importación entraran en vigor en docenas de países el 9 de julio, por ejemplo, el presidente pospuso la fecha límite al 1 de agosto para permitir más tiempo de negociación con los socios comerciales de Estados Unidos.
Los cambios han dejado a fábricas, proveedores y clientes desconcertados sobre la situación. Los fabricantes expresaron sus quejas en la encuesta del instituto de gerencias: "Los clientes no quieren comprometerse ante la enorme incertidumbre arancelaria", dijo una empresa de productos metálicos fabricados.
"Los aranceles continúan causando confusión e incertidumbre para las decisiones de adquisición a largo plazo", agregó una empresa de computadoras y electrónica. "La situación sigue siendo demasiado volátil para implementar firmemente tales planes".
Algunos pueden argumentar que las cosas no son necesariamente malas para la manufactura en Estados Unidos; simplemente han vuelto a la normalidad después del abrupto auge y caída relacionados con la pandemia.
Las fábricas recortaron casi 1,4 millones de empleos en marzo y abril de 2020 cuando el COVID-19 obligó a muchas empresas a cerrar y a los estadounidenses a quedarse en casa. Luego ocurrió algo curioso: los consumidores estadounidenses, confinados y con cheques de alivio del gobierno, se lanzaron a una ola de gastos, comprando bienes manufacturados como freidoras de aire, muebles de patio y máquinas de ejercicio.
De repente, las fábricas lucharon por mantenerse al día. Trajeron de vuelta a los trabajadores que habían despedido, y más. Las fábricas añadieron 379.000 empleos en 2021, la mayor cantidad desde 1994, y luego sumaron otros 357.000 en 2022.
Pero en 2023, la contratación en fábricas dejó de crecer y comenzó a retroceder a medida que la economía volvía a algo más cercano a la normalidad previa a la pandemia.
Al final, todo quedó como antes. Las nóminas de las fábricas el mes pasado llegaron a 12,75 millones, casi exactamente donde estaban en febrero de 2020 (12,74 millones) justo antes de que el COVID golpeara la economía.
"Fue un largo y extraño viaje y al final volvimos a donde empezamos", apuntó Jared Bernstein, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca de Biden.
Zuzick de Waukesha Metal Products afirmó que tomará tiempo ver si los aranceles de Trump logran traer fábricas de vuelta a Estados Unidos.
"La realidad es que la manufactura no cambia de un día para otro", aseveró. "Se necesita tiempo para cambiar de marcha".
Hagopian de Pilot Precision es optimista de que las exenciones fiscales en el proyecto de ley One Big Beautiful de Trump ayudarán a la manufactura estadounidense a recuperar impulso.
"Puede que haya luz al final del túnel que no sea una locomotora acercándose", expresó.
Por ahora, es probable que los fabricantes retrasen grandes decisiones sobre inversión o contratación de nuevos trabajadores hasta que vean dónde se asientan los aranceles de Trump y qué impacto tienen en la economía, sostuvo Ned Hill, profesor emérito en desarrollo económico de la Universidad Estatal de Ohio.
"Con toda esta incertidumbre sobre cómo será el resto del año", indicó, "hay una reticencia a contratar personas solo para despedirlas en un futuro cercano".
"Todos están esperando el nuevo normal", destacó Zuzick de Waukesha Metal Products.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.