El G7 acepta prestar miles de millones a Ucrania respaldados por activos rusos. Así funcionará
Los líderes del Grupo de Siete democracias ricas han acordado organizar un préstamo de 50.000 millones de dólares para ayudar a Ucrania en su lucha por sobrevivir, que utilizaría los intereses ganados por beneficios de activos bancarios rusos congelados como garantía.
Los detalles del acuerdo aún se estaban determinando mientras los líderes del G7 se reunían para una cumbre en Italia, aunque el dinero podría llegar a Kiev antes de final de año, según un funcionario francés que confirmó el acuerdo el miércoles antes de un anuncio formal en la cumbre. Así es como funcionaría el plan:
¿De dónde procedería el dinero?
La mayor parte del dinero se entregaría en forma de préstamo del gobierno estadounidense, respaldado por los beneficios caídos del cielo ganados por los casi 300.000 millones de dólares en activos rusos paralizados. La gran mayoría del dinero está en países de la Unión Europea.
Un funcionario francés dijo que si bien el préstamo estará garantizado en su mayor parte por Estados Unidos, podría “completarse” con dinero europeo u otras contribuciones nacionales.
¿Por qué no darle a Ucrania los activos congelados?
Eso es mucho más difícil de hacer.
Durante más de un año, funcionarios de distintos países han debatido la legalidad de confiscar el dinero y enviarlo a Ucrania.
Estados Unidos y sus aliados congelaron de inmediato todos los activos del banco central ruso a los que tenían acceso cuando Moscú invadió Ucrania en 2022, básicamente dinero que estaba en bancos fuera de Rusia.
Los activos están inmovilizados y Moscú no puede acceder a ellos, pero siguen perteneciendo a Rusia.
Aunque en general, los gobiernos pueden congelar propiedades o fondos sin dificultad, convertirlos en activos que puedan utilizarse en beneficio de Ucrania requiere una capa adicional de procedimientos judiciales, que incluiría una base legal y la adjudicación en una corte.
De modo que en lugar de eso, la Unión Europea ha apartado los beneficios generados por los activos congelados. Acceder a ese dinero resulta más fácil.
Por otro lado, Estados Unidos aprobó este año una ley llamada REPO —siglas abreviadas en inglés de Ley para Reconstruir la oportunidad y prosperidad económica para los ucranianos— que permite al gobierno de Biden confiscar 5.000 millones de dólares en activos estatales rusos situados en Estados Unidos y utilizarlos en beneficio de Kiev. Ese arreglo aún se está concretando.
¿Cómo —y cuándo— podría utilizarse el préstamo?
Los detalles dependerán de los expertos técnicos.
Pero el asesor de seguridad nacional estadounidense Jake Sullivan dijo el miércoles que el objetivo es “proporcionar los recursos necesarios a Ucrania para su energía económica y otras necesidades para que pueda tener la resiliencia necesaria para resistir la agresión continuada rusa”.
Otro objetivo es que el dinero llegue rápido a Ucrania.
El funcionario francés, que no estaba autorizado a ser identificado de forma pública según las normas de la presidencia francesa, dijo que los detalles podrían resolverse “muy rápido y en cualquier caso, los 50.000 millones de dólares se desembolsarán antes del final de 2024”.
Más allá del coste de la guerra, las necesidades son grandes. La estimación más reciente del Banco Mundial sobre daños en Ucrania, publicada en febrero, reportaba que la reconstrucción y recuperación de la nación costaría 486.000 millones de dólares durante los próximos 10 años.
La iniciativa para desbloquear activos rusos se ponía en marcha después de un prolongado bloqueo de la ayuda militar a Ucrania en el Congreso de Estados Unidos.
En una cita del Consejo Atlántico para preparar la cumbre del G7, el exembajador estadounidense en Ucrania John Herbst dijo que “el hecho de que el financiamiento estadounidense no es del todo fiable es un motivo adicional muy importante para avanzar en esa dirección”.
¿Quién tendría que responder en caso de impago?
Si Rusia recuperase el control de sus activos congelados o si los fondos inmovilizados no generasen suficientes intereses para devolver el préstamo, “entonces surge la cuestión de repartir la carga”, según el funcionario francés.
Aún hay que concretar quién debe asumir el coste, añadió.
Max Bergmann, director del programa de Europa, Rusia y Eurasia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo la semana pasada que había preocupaciones entre los ministros de finanzas europeos sobre que “la pelota acabaría en su tejado si Ucrania impaga”.
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Los periodistas de Associated Press Sylvie Corbet en París y Colleen Long a bordo del Air Force One camino de Italia contribuyeron a este despacho.