Amenazas rusas en pacto de grano con Kiev aumentan riesgo de inseguridad alimentaria

Naciones Unidas trabaja con urgencia para ampliar un acuerdo que ha permitido continuar la exportación de grano ucraniano por el Mar Negro hacia zonas del mundo amenazadas por el hambre, y ha ayudado a aliviar una crisis alimentaria global agravada por la guerra iniciada hace más de un año por Rusia

Jamey Keaten,Courtney Bonnell
Miércoles, 17 de mayo de 2023 05:37 EDT
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UCRANIA-GUERRA-GRANO (AP)

Naciones Unidas trabajaba con urgencia para ampliar un acuerdo que ha permitido continuar la exportación de grano ucraniano por el Mar Negro hacia zonas del mundo amenazadas por el hambre, y ha ayudado a aliviar una crisis alimentaria global agravada por la guerra iniciada hace más de un año por Rusia.

El histórico acuerdo que mediaron la ONU y Turquía con los dos bandos el pasado verano iba acompañado de un acuerdo separado para facilitar la exportación de fertilizante y comida desde Rusia, y que Moscú insiste en que no se ha aplicado.

Rusia marcó como plazo límite el jueves para que se resolvieran sus preocupaciones, o de lo contrario abandonaría el programa. Esa estrategia agresiva no es nueva: el pasado marzo, cuando había una ampliación similar en juego, Rusia decidió de forma unilateral renovarlo sólo por 60 días en lugar de los 120 indicados en el acuerdo.

Funcionarios de Naciones Unidas y analistas advierten que no ampliar la Iniciativa Grano del Mar Negro podría perjudicar a países en África, Oriente Medio y zonas de Asia que dependen del trigo, la cebada, el aceite de girasol y otros alimentos asequibles ucranianos, especialmente ante el efecto de la sequía en algunos lugares. El acuerdo ayudó a reducir el precio de alimentos básicos como el trigo durante el último año, pero ese alivio no ha llegado a los hogares.

“Si se vuelve a cancelar el acuerdo del grano, cuando ya estamos en una situación bastante difícil, va a ser una cosa más que el mundo no necesita, de modo que los precios podrían empezar a subir más”, dijo William Osnato, analista de investigación en la firma de análisis y datos agrícolas Gro Intelligence. “No se ve alivio en el horizonte”.

El responsable humanitario de Naciones Unidas, Martin Griffiths, dijo el lunes al Consejo de Seguridad que el acuerdo es “crucial” y que las negociaciones seguían en marcha.

Los negociadores reunidos la semana pasada en Estambul no parecieron hacer muchos avances. El vice primer ministro ucraniano, Oleksandr Kubrakov, dijo que el acuerdo “debe ampliarse y extenderse por un periodo más largo” para “dar predictibilidad y confianza” a los mercados.

Moscú dijo que se opone a ampliar o renovar el mecanismo de forma indefinida. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo el martes que había una “intensa sesión de contactos”, pero “aún no se ha tomado una decisión”.

Rusia, por su parte, está haciendo rápidas entregas de su gran cosecha de trigo por otros puertos. Los críticos dicen que eso sugiere que Moscú se está posicionando o intentando conseguir concesiones en otros campos, como las sanciones occidentales, y dicen que ha ralentizado las inspecciones conjuntas de barcos ucranianos que realizan observadores rusos, ucranianos, turcos y de la ONU.

La media de inspecciones diaria, que pretende asegurar que los barcos sólo llevan alimentos y no armas, ha bajado de forma continuada desde el pico de 10,6 en octubre a 3,2 el mes pasado.

Rusia niega estar frenando el ritmo de trabajo y los cargamentos de grano ucraniano también han bajado en las últimas semanas.

“No podemos aceptar que el papel del (inspector) ruso deba reducirse a una aprobación o sello automático de las solicitudes presentadas por Kiev”, dijo a la prensa el mes pasado el embajador de Rusia en Ginebra, Gennady Gatilov.

Cuando se le preguntó si un abandono del acuerdo podría ir seguido de un bloqueo en la costa ucraniana o más ataques a sus puertos, Gatilov dijo que las autoridades rusas “estudian cualquier posible situación si no se extiende el acuerdo”.

Rusia tiene cinco demandas principales, señaló Gatilov. En primer lugar, la restauración del suministro extranjero de maquinaria agrícola y piezas de recambio, así como el levantamiento de restricciones a los seguros y acceso a puertos extranjeros para buques y mercancías rusas. También reclaman que se reanude la actividad de un ducto que envía amoniaco ruso, un ingrediente clave del fertilizante, a un puerto ucraniano en el Mar Negro, y que se ponga fin a las restricciones sobre actividades financieras asociadas a compañías rusas de fertilizante. Por último, pide que se restablezca el acceso del Banco Agrícola Ruso al sistema internacional bancario SWIFT.

Naciones Unidas dice estar haciendo lo que puede, pero que esas soluciones dependen principalmente del sector privado, donde tiene poca influencia.

El acuerdo ha permitido enviar 30 millones de toneladas de grano ucraniano, de las que más de la mitad fueron a países en desarrollo. China, España y Turquía fueron los principales receptores, y Rusia dice que eso muestra que la comida no está llegando a los países más pobres.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dice que el maíz ucraniano para pienso de animales ha llegado a países desarrollados, mientras que “la mayoría” del grano para consumo humano ha ido a economías emergentes.

Incluso si una “parte significativa” de los cargamentos llega a naciones desarrolladas, eso “tiene un impacto positivo para todos los países porque reduce los precios”, explicó este mes Guterres a periodistas en Nairobi, Kenia. “Y cuando se bajan los precios, todo el mundo sale beneficiado”.

Osnato, el analista, señaló que los mercados no han reaccionado a las amenazas rusas de abandonar el acuerdo y el trigo alcanzó hace poco su precio mínimo en dos años. Si el acuerdo no se renueva o las negociaciones se alargan, señaló, la “pérdida del grano ucraniano no sería un desastre” durante un mes o dos.

Rusia está empleando “fanfarronadas” para reclamar que se relajen algunas sanciones al tiempo que exporta una cantidad récord de trigo para esta época del año y sus fertilizantes también se venden bien, señaló.

“Es más una cuestión de conseguir algo de ventaja, y hacen lo que pueden para ponerse en una posición mejor de negociación”, dijo Osnato.

Datos de comercio seguidos por el proveedor de datos financieros Refinitiv indicaban que Rusia exportó algo más de 4 millones de toneladas de trigo en abril, el volumen más alto para ese mes en cinco años, tras máximos récord o cercanos a récord en varios meses anteriores.

Las exportaciones desde el pasado julio alcanzaron los 32,2 millones de toneladas, un 34% por encima del mismo periodo de la temporada pasada, según Refinitiv. La firma estima que Rusia exportará 44 millones de toneladas de trigo en la temporada 2022-2023.

La cuestión se vuelve más urgente conforme se acerca la cosecha de trigo ucraniana en junio y la necesidad de vender esa cosecha en julio. Si para entonces el corredor del Mar Negro no está disponible, eso “empezará a sacar del mercado otra gran cantidad de trigo y otros granos”, indicó Osnato.

Ucrania puede enviar su comida por tierra a través de Europa, de modo que no estaría totalmente aislada de los mercados internacionales, pero esas rutas tienen menos capacidad que el transporte marítimo y han avivado divisiones en la Unión Europea.

Es probable que factores de incertidumbre como la sequía en lugares como Marruecos, Túnez, Argelia, Siria y el este de África, grandes importadores de comida, mantengan los precios altos, y el final del programa de Naciones Unidas en el Mar Negro no ayudaría.

“Cualquier impacto a los mercados puede causar un daño enorme con efectos secundarios catastróficos en países que están al borde de la hambruna", dijo Shashwat Saraf, director de emergencias de África Oriental en el Comité Internacional de Recate.

“Es probable que la expiración de la Iniciativa del Mar Negro provoque niveles mayores de hambre y malnutrición, agravando el desastre en África oriental”, dijo Saraf.

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Bonnell informó desde Londres. Los periodistas de AP Evelyne Musambi en Nairobi, Kenia; Edith M. Lederer en Naciones Unidas y Dasha Litvinova en Tallín, Estonia, contribuyeron a este despacho.

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