Hallazgo de una antigua lápida romana en Nueva Orleans desata un misterio mundial
La Dra. Daniella Santoro y su marido descubrieron en su jardín de Nueva Orleans una antigua lápida romana que faltaba en un museo italiano desde la Segunda Guerra Mundial
Lo que empezó como una limpieza rutinaria del jardín se convirtió en un extraordinario descubrimiento arqueológico cuando una pareja de Nueva Orleans desenterró una losa de mármol con una antigua inscripción romana.
Los expertos confirmaron que se trata de una lápida funeraria del siglo II, lo que desencadenó un esfuerzo internacional para devolverla a Italia y suscitó dudas sobre cómo llegó a Luisiana.
En una entrevista concedida a 11 Alive, la Dra. Susann Lusnia, profesora de estudios clásicos en Tulane, declaró que el descubrimiento le causó un “escalofrío en la columna vertebral” por el impactante hecho de encontrar una pieza romana original.
El curioso caso comenzó cuando la Dra. Daniella Santoro, profesora de la Universidad de Tulane, y su marido, Aaron Lorenz, descubrieron la piedra bajo unas viñas sin cortar desde hace seis años en su histórica casa del barrio de Carrollton.
Cuando Santoro observó que la losa de mármol estaba tallada con abreviaturas y nombres antiguos, se puso en contacto con colegas de la Universidad de Nueva Orleans (UNO) y la Universidad de Tulane para pedir ayuda.

Lusnia y el Dr. Ryan Gray, arqueólogo de la UNO, empezaron a examinar el artefacto con entusiasmo. Gray envió fotos de la lápida a Harald Stadler, de la Universidad de Innsbruck (Austria), quien las compartió con su hermano, profesor de latín.
Ambos investigadores identificaron de forma independiente la losa como una lápida romana del siglo II de un marino de la Armada Imperial Romana llamado Sextus Congenius Verus, que coincide con una pieza que desapareció de un museo de Civitavecchia (Italia) desde que fue bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial.
Debido a que es necesario devolver la piedra a Italia, Santoro la entregó a la Unidad de Delitos Artísticos del FBI para que iniciara el largo proceso de repatriación.
Sin embargo, sigue siendo un misterio como llegó la lápida a Nueva Orleans. Gray sostuvo que podría haber sido vendida por un anticuario, reutilizada como adoquín o haber pasado por otras manos, según siguen averiguando los investigadores.
“Para mí, esta historia refleja una maravillosa intersección de la curiosidad de un propietario que acaba sacando a la luz algo inesperado e históricamente significativo”, escribió Gray en su artículo del Centro de Recursos para la Conservación.

Los investigadores también indagan en la historia de la propiedad para tratar de encontrar el camino por el que llegó la tableta.
Los archivos muestran que la casa de Santoro y Lorenz perteneció a la familia de Frank y Selma Simon durante la mayor parte del siglo XX, según Gray.
Tras la muerte de Frank en 1945, sus hijas conservaron la propiedad hasta 1991, y Santoro y Lorenz la adquirieron en 2018. Frank trabajaba en una empresa mayorista de calzado, mientras que sus hijas se dedicaban principalmente a la venta al por menor, por lo que era poco probable que fueran el origen de donde salió la piedra, según Gray.
En un principio, el equipo de Santoro consideró a un vecino que es veterano de la Marina de la Segunda Guerra Mundial como la posible persona que llevó la lápida desde Italia, pero los registros confirmaron que solo sirvió en el teatro del Pacífico.
Finalmente, Lusnia viajó a la ciudad del museo de Civitavecchia para intentar encontrar una respuesta. El museo fue duramente bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial y perdió la mayor parte de su colección. No se reabrió sino hasta 1970. Es probable, escribió Gray, “que el objeto se perdiera en el caos de la posguerra”.
Las investigaciones de Lusnia indicaron que las tropas estadounidenses sí pasaron por la ciudad y permanecieron allí durante algún tiempo después de que Roma cayó en manos de las tropas aliadas en 1944. Sin embargo, el grupo decidió no examinar los miles de registros de servicio estadounidenses de la zona en busca de vínculos con Nueva Orleans, dado que no había garantías de encontrar algo.
Gray añadió que era posible que la piedra acabara en manos de un anticuario, que la vendió a un turista después de la guerra, dada la falta de restricciones para hacerlo en aquella época.
“Aunque quizá nunca sepamos exactamente cómo acabó la lápida de Sextus Congenius Verus en Nueva Orleans, lo que sí sabemos es que el objeto está ahora a salvo y en vías de ser devuelto a un lugar donde pueda exhibirse de manera adecuada”, declaró Gray.
Por ahora, la piedra permanece en Estados Unidos, aunque está prevista una ceremonia de repatriación en el museo italiano el próximo verano.
Traducción de Olivia Gorsin