¿Ver para creer? No necesariamente cuando se trata de videos de Biden y Trump
El simple acto del presidente Joe Biden de sentarse mientras se conmemoraba el 80 aniversario del Día D en Normandía, Francia, acaparó más atención que la propia ceremonia en algunos círculos, ya que los usuarios de las redes sociales compartieron una versión recortada del video para afirmar falsamente que estaba alcanzando una silla inexistente.
Este fue el primero de al menos tres videos fuera de contexto o recortados que se compartieron ampliamente durante unas dos semanas en junio para alimentar la versión de que Biden no es apto mental ni físicamente para el cargo.
Durante mucho tiempo ha sido una práctica habitual en política tergiversar momentos reales para hacer quedar mal al adversario. Sin embargo, la reciente oleada de videos engañosos —que acumularon millones de visitas y fueron recogidos por medios de derechas de todo el mundo— muestra cómo el alcance de las redes sociales y las preocupaciones reales sobre la edad de Biden han hecho que la táctica sea especialmente poderosa en 2024.
Los expertos dicen que los votantes pueden esperar que tanto republicanos como demócratas utilicen momentos poco favorecedores y fuera de contexto para tachar a los candidatos presidenciales de débiles, confusos o seniles, sobre todo teniendo en cuenta que tienen 81 y 78 años. De hecho, también han circulado clips editados y tergiversados sobre el expresidente Donald Trump.
“Cualquier desinformación que parezca reforzar o hacer resonar percepciones o narrativas dominantes, sean precisas o no, es muy eficaz”, dijo Erik Nisbet, profesor de la Universidad Northwestern, que estudia los medios de comunicación, la opinión pública y las políticas públicas en democracia y elecciones.
En la cumbre del G7 en Italia, a la que Biden se dirigió después de Normandía, se recortó un video del presidente en el que asistía a una demostración de paracaidismo para que pareciera que se había alejado sin motivo. Una visión más amplia del mismo muestra que estaba saludando a los paracaidistas que acababan de aterrizar. Y en una recaudación de fondos en Los Ángeles el pasado fin de semana, una pausa de Biden cuando abandonaba el escenario entre vítores se utilizó para decir que el presidente se había quedado paralizado, mientras que el equipo de campaña de Biden dijo que sólo se había detenido para disfrutar de los aplausos.
Según Nisbet, los videos han sido particularmente eficaces a la hora de despertar inquietudes sobre la competencia de Biden, ya que es el presidente en ejercicio de más edad que ha tenido Estados Unidos y se mueve con más dificultad que antes.
Kevin O’Connor, médico de Biden, escribió en un memorando de febrero tras el examen físico anual del presidente que “sigue siendo apto para el servicio” y que su rigidez al andar es el resultado de cambios artríticos en su columna vertebral. Biden ha manifestado dolores adicionales en la cadera y ha empezado a utilizar un nuevo aparato para tratar su apnea del sueño, pero no muestra signos de derrame cerebral, esclerosis múltiple, Parkinson u otras dolencias similares.
Después de que el video de la recaudación de fondos se difundiera en internet, el portavoz de la campaña de Biden, James Singer, arremetió contra esas caracterizaciones negativas como una táctica de quienes “tienen tanto miedo de perder contra Joe Biden que se inventan cualquier cosa” para distraer a los votantes de las fechorías de Trump.
En una rueda de prensa, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, calificó los videos de “falsificaciones baratas”, un término para referirse a los videos editados utilizando software barato de edición de video en lugar de inteligencia artificial.
El equipo de campaña de Trump ha redoblado sus ataques contra los clips y ha hecho circular un meme que define una “falsificación barata” como “cualquier video sin editar del deterioro cognitivo de Joe Biden que la administración Biden no quiera que el público vea”.
Los expertos afirman que estos ataques pueden ser iterativos, ya que los influencers de las redes sociales y los equipos de campaña se atacan unos a otros.
“La economía de la atención dentro de los medios conservadores contribuye a perpetuar estos ciclos de circulación y este tipo de desinformación y mensajes de campaña”, afirma A.J. Bauer, profesor adjunto de la Universidad de Alabama que estudia las noticias conservadoras.
Por ejemplo, el Comité Nacional Republicano publicó una versión recortada del video de Biden en la cumbre del G7 en Italia poco después de que ocurriera, subtitulando el post: “¿Qué está haciendo Biden?”. El post del CNR fue compartido por medios de comunicación de derechas, entre ellos las emisoras sindicadas del Sinclair Broadcast Group y el New York Post, que incluyó el post del CNR en su artículo.
Este clip también fue recogido por publicaciones en el extranjero, incluido el tabloide The Sun en el Reino Unido y el periódico Corriere della Sera en Italia. Un super PAC pro-Trump destacó esta última cobertura en las redes sociales como prueba de que “el mundo se ríe de nosotros.”
Joshua Tucker, profesor de política y codirector del Centro de Medios Sociales y Política de la Universidad de Nueva York, dijo que los republicanos probablemente se postularán agresivamente sobre las preocupaciones acerca de la edad de Biden, pero deben esperar que los demócratas contraataquen a Trump, que es solo unos años más joven.
“Dado algunos de los comportamientos recientes de Trump, el CNR está jugando un poco con fuego”, dijo Tucker.
El equipo de campaña de Biden ha empezado a responder con ataques a Trump a través de su cuenta de respuesta rápida en la red social X. El jueves, publicó un montaje de videos en los que afirmaba que Trump “se confundía, se perdía, se alejaba y no saludaba a nadie”.
Esta publicación fuera de contexto se sumó a otros intentos de la izquierda de utilizar videos para presentar a Trump como confundido, senil o que busca llamar la atención.
Por ejemplo, los usuarios de las redes sociales utilizaron a principios de este mes una imagen de Trump agarrado de la mano de Donald Trump Jr. en un mitin el pasado otoño en Hialeah, Florida, como supuesta prueba de que el expresidente necesitaba ser acompañado fuera del escenario. El video original captó el momento en todo su contexto, mostrando al padre y al hijo brevemente tomados de la mano en un saludo mientras Trump se marchaba sin ayuda.
El hecho de que estas imágenes y videos sólo tengan simples ediciones o estén falseados, en lugar de manipulados con programas de edición o inteligencia artificial, les da aún más poder en un momento en que los estadounidenses están preocupados por las falsificaciones que permite la nueva tecnología, según los expertos.
“Es persuasivo porque no está inventado”, dijo Nisbet. “Se trata simplemente de señales visuales distorsionadas para crear una falsa impresión sobre lo ocurrido”.
En el debate de la próxima semana —el primero de este ciclo entre los dos principales candidatos a la presidencia— tanto Trump como Biden se enfrentarán a la presión de demostrar que siguen estando sanos, listos y en forma para ser presidentes.
Ambos han incurrido en errores verbales en público, equivocándose en nombres, fechas o hechos. Los expertos en salud advierten de que tales confusiones pueden ser habituales y verse exacerbadas por el estrés. También señalan que cierto envejecimiento cognitivo es normal, incluido el retraso en la recuperación de la memoria. Además, Biden tartamudea desde la infancia, un problema que los críticos han aprovechado para atacarle y ridiculizarle.
Los expertos coinciden en que es poco probable que la mayoría de los votantes se decanten por otro candidato basándose en videos engañosos, pero afirman que esa desinformación podría atrincherar aún más a la gente en sus creencias o mermar su entusiasmo por participar en el proceso político.
“Estas elecciones no serán una cuestión de persuasión”, afirmó Nisbet. “Se trata de movilizar: los demócratas movilizan a los votantes demócratas y de tendencia demócrata, Trump y los republicanos hacen lo mismo. Y van a ser unas elecciones reñidas”.
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Stephen Groves, redactor de The Associated Press en Washington, contribuyó a este despacho.
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