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Trump y Putin se reunirán en Alaska para cumbre crucial sobre la guerra entre Rusia y Ucrania

Michelle L. Price,Will Weissert
Viernes, 15 de agosto de 2025 05:58 EDT
AMN-GEN TRUMP-PUTIN
AMN-GEN TRUMP-PUTIN (AP)

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunirá cara a cara con el de Rusia, Vladímir Putin, en Alaska el viernes para una cumbre de alto nivel que podría determinar no solo la trayectoria de la guerra en Ucrania, sino también el futuro de la seguridad europea.

La cumbre ofrece a Trump la oportunidad de demostrar al mundo que es tanto un maestro en cerrar acuerdos como un pacificador global. Él y sus aliados lo han presentado como un negociador de peso que puede encontrar una manera de poner fin a la matanza, algo que solía jactarse de podría hacer rápidamente.

A Putin, una cumbre con Trump le ofrece una ocasión largamente esperada para intentar negociar un acuerdo que consolidaría los avances de Rusia, bloquearía el intento de Kiev de unirse a la alianza militar de la OTAN y, en última instancia, devolvería a Ucrania a la órbita de Moscú.

Existen riesgos significativos para Trump. Al llevar a Putin a suelo estadounidense, le está dando al líder ruso la validación que desea después de su ostracismo tras invadir su país vecino hace tres años y medio. La exclusión del presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, de la cumbre también supone un duro golpe para la política occidental de “nada sobre Ucrania sin Ucrania” y abre la posibilidad de que Trump pueda acordar un trato que Kiev no quiera.

El éxito está lejos de estar asegurado, sobre todo porque Rusia y Ucrania siguen muy alejadas en cuanto a sus exigencias para firmar la paz. Putin se ha resistido durante mucho tiempo a cualquier alto el fuego temporal, vinculándolo al cese del suministro de armas occidentales y a la congelación de los esfuerzos de reclutamiento de Ucrania, unas condiciones rechazadas por Kiev y sus aliados occidentales.

Trump afirmó el jueves que había un 25% de posibilidades de que la cumbre fracasara, pero también planteó la idea de que, si tiene éxito, podría llevar a Zelenskyy a Alaska para una reunión posterior a tres bandas, una posibilidad que el Kremlin no ha aceptado.

Preguntado en Anchorage acerca de la estimación del mandatario estadounidense, el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, dijo a reporteros que Moscú “nunca hace planes por adelantado".

“Sabemos que tenemos argumentos, una posición clara y comprensible. La expondremos”, afirmó en un video publicado en el canal de Telegram del Ministerio de Exteriores de Rusia.

En una entrevista en al emisora de radio de Fox News, Trump indicó el jueves que no sabía si lograrían “un alto el fuego inmediato”, pero quiere que se alcance un amplio acuerdo de paz rápidamente. Esto parece hacerse eco del argumento defendido por Putin durante mucho tiempo: Moscú está a favor de un acuerdo integral para poner fin a los combates, que recoja sus demandas, no a un cese temporal de las hostilidades.

Según el Kremlin, los los líderes mantendrán primero una reunión cara a cara, seguida de otra en la que participarán las dos delegaciones, y continuarán las conversaciones durante “un desayuno de trabajo”. Se espera que más tarde ofrezcan una conferencia de prensa conjunta.

Trump ofreció explicaciones cambiantes de sus objetivos

En los días previos a la cumbre, que tendrá lugar en una base militar cerca de Anchorage, Trump la describió como “una reunión de tanteo”. Pero también advirtió de “consecuencias muy severas” para Rusia si Putin no acepta poner fin a la guerra y dijo que aunque su homólogo podía intimidar a otros líderes, “no va a jugar conmigo”.

Las repetidas insinuaciones de Trump de que un acuerdo podría implicar “algún intercambio de territorios” —lo que decepcionó a Ucrania y a los aliados europeos— además de su controvertido pasado con Putin, hacen que algunos sean escépticos sobre el tipo de acuerdo que se puede alcanzar.

Ian Kelly, un diplomático retirado que se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Georgia durante los gobiernos de Obama y el primero de Trump, apuntó que no ve “ninguna ventaja para Estados Unidos, solo ventajas para Putin”.

“Lo mejor que puede pasar es que no pase nada, y lo peor que puede pasar es que Putin seduzca a Trump para que ejerza más presión sobre Zelenskyy”, manifestó Kelly.

George Beebe, exdirector del equipo de análisis sobre Rusia de la CIA, que ahora está afiliado al Instituto Quincy para el Estado Responsable, indicó que existe un grave riesgo de que se frustren las expectativas se produzcan malentendidos en una cumbre de alto nivel organizada tan rápidamente.

“Dicho esto, dudo que el presidente Trump acuda a una reunión como esta a menos que se haya hecho suficiente trabajo tras las bambalinas para que sienta que hay posibilidades de que salga algo concreto de ella”, dijo Beebe.

Zelenskyy ha puesto en duda una y otra vez la disposición de Putin para negociar de buena fe. Sus aliados europeos, que durante la última semana han mantenido reuniones cada vez más urgentes con líderes estadounidenses, han hecho hincapié en la necesidad de que Ucrania participe en cualquier conversación de paz.

Por su parte, los comentaristas políticos en Moscú se han regodeado en que la cumbre deje a Kiev y a sus aliados europeos al margen.

Dmitry Suslov, una voz afín al Kremlin, expresó su esperanza de que la cumbre “profundice la división transatlántica y debilite la posición de Europa como el enemigo más duro de Rusia”.

Posibles implicaciones de gran alcance

De camino a Anchorage, Putin recaló el jueves en Magadan, en el extremo oriental de Rusia, de acuerdo con la agencia noticiosa estatal rusa Interfax.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, explicó que la visita incluiría reuniones con el gobernador regional y paradas en varios sitios clave, incluyendo una ofrenda floral a un monumento de la Segunda Guerra Mundial que honra la cooperación aérea soviético-estadounidense.

Los gobiernos extranjeros estarán muy atentos a la reacción de Trump ante Putin, en una posible evaluación de lo que podría significar la interacción para su propia relación con el presidente de Estados Unidos, quien ha rechazado la diplomacia tradicional en favor de su propio enfoque transaccional de las relaciones.

La cumbre se celebra en un momento en que la guerra ha causado grandes pérdidas en ambos bandos y ha agotado sus recursos.

Ucrania ha resistido mucho más tiempo de lo que algunos esperaban inicialmente tras la invasión de febrero de 2022, pero está luchando por contener al ejército rival, mucho más grande, lidiando con los bombardeos contra sus ciudades y luchando por cada centrímetro (pulgada) de terreno en la línea del frente que se extiende por más de 1.000 kilómetros (600 millas).

Andrea Kendall-Taylor, investigadora principal y directora del Programa de Seguridad Transatlántica en el Centro para una Nueva Seguridad Americana, dijo que los antagonistas de Washington, como China, Irán y Corea del Norte prestarán atención a la postura de Trump para ver “si las amenazas que sigue haciendo contra Putin son realmente creíbles”.

“O, si sigue la línea de actuación anterior, si sigue retrocediendo y buscando formas de eludir las amenazas y presiones que ha prometido aplicar”, apuntó Kendall-Taylor, quien también es exoficial superior de inteligencia.

Aunque algunos pusieron objeciones al lugar de celebración de la reunión, Trump declaró que pensó que era “muy respetuoso” por parte de Putin ir a Estados Unidos en lugar de celebrarla en Rusia.

Sergei Markov, un analista afín al Kremlin asentado en Moscú, indicó que la elección de Alaska para el encuentro “subrayó el distanciamiento de Europa y Ucrania”.

Estar en una base militar permite a los líderes evitar las protestas y reunirse de manera más segura, pero la ubicación tiene su propio significado debido a su historia y ubicación.

Alaska, que Estados Unidos compró a Moscú en 1867, está separada de Rusia en su punto más cercano por menos de cinco kms (tres millas) y la línea internacional de cambio de fecha.

La Base Conjunta Elmendorf-Richardson fue crucial para hacer frente a la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Hoy en día sigue desempeñando un papel importante, ya que los aviones de la base aún interceptan aeronaves rusas que regularmente vuelan hacia el espacio aéreo estadounidense.

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Weissert informó desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Matthew Lee en Washington, Elise Morton en Londres y Vladimir Isachenkov en Moscú contribuyeron a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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