Salvar vidas con alimentos, pero pagando un precio en sangre: World Central Kitchen en Gaza
La muerte de siete trabajadores de World Central Kitchen por un ataque israelí en Gaza fue un golpe trágico para esa organización benéfica de Estados Unidos que, en menos de 15 años, ha pasado de ser la idea original de un famoso chef a convertirse en una de las más reconocidas organizaciones de ayuda alimentaria del mundo.
Sus muertes también interrumpieron el crucial flujo de alimentos que se necesitan desesperadamente en la asediada franja, en un momento en que las organizaciones internacionales y de beneficencia advierten de una inminente hambruna. World Central Kitchen, en colaboración con Emiratos Árabes Unidos, acababa de enviar un buque con 400 toneladas de alimentos enlatados de Chipre a Gaza. Cerca de 100 toneladas fueron descargadas antes de que la organización benéfica suspendiera sus operaciones debido al ataque. El resto era llevado de regreso a Chipre, según informó el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores chipriota, Theodoros Gotsis.
Es una crisis sin precedentes para José Andrés, el restaurantero que fundó esta organización benéfica para brindar ayuda alimentaria inmediata a zonas afectadas por desastres y la ha convertido en una iniciativa global activa en varias zonas de guerra. Fundada en 2010, la organización alcanzó relevancia internacional por su labor en Puerto Rico en 2017, cuando alimentó a las víctimas del huracán María. También opera en Ucrania, donde ha brindado más de 100 millones de comidas a refugiados, según lo que reporta la página web del grupo, lo que le valió a José Andrés una medalla del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.
World Central Kitchen se ha vuelto rápidamente una referencia de la filantropía estadounidense, con donaciones a la altura de organizaciones mucho más antiguas. En 2022, la organización benéfica reportó 518 millones de dólares en contribuciones totales y el propio José Andrés recibió 100 millones de dólares del fundador de Amazon, Jeff Bezos, en 2021.
José Andrés saltó a la fama con una serie de exitosos restaurantes en Washington D.C., justo cuando despegaba el fenómeno de los chefs famosos. Entabló una estrecha relación con el expresidente Barack Obama en una época en la que el actual presidente Joe Biden ocupaba el cargo de vicepresidente. José Andrés preparaba comidas en la Casa Blanca, y Obama y la ex primera dama Michelle Obama eran clientes frecuentes de sus restaurantes. José Andrés, nacido en España, se naturalizó estadounidense durante el mandato de Obama en una ceremonia celebrada en la Casa Blanca.
Sigue vinculado al gobierno de Biden, como copresidente del Consejo Presidencial de Deportes, Forma Física y Nutrición. En febrero, intervino en una conferencia sobre el hambre organizada por el segundo caballero Douglas Emhoff.
José Andrés se enfrentó públicamente al expresidente Donald Trump por un proyecto de restaurante en lo que entonces era el Trump International Hotel de Washington. El chef intentó rescindir el contrato en protesta por los comentarios de Trump sobre los migrantes mexicanos y latinoamericanos que cruzan la frontera de Estados Unidos. Ambos se demandaron mutuamente y luego llegaron a un acuerdo extrajudicial. Cuando el hotel se vendió y reabrió como Waldorf-Astoria, José Andrés anunció casi de inmediato nuevos planes para abrir allí un restaurante.
El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo el martes que Biden había hablado por teléfono con José Andrés y le había ofrecido sus condolencias. Kirby añadió que estaba “claro que (el ejército israelí)... debe hacer mucho más para mejorar los procedimientos para reducir el riesgo de incidentes” a fin de que los civiles inocentes puedan recibir la ayuda que necesitan.
Cuando los combatientes de Hamás cruzaron la frontera el 7 de octubre, matando a unos 1.200 israelíes y tomando cientos de rehenes, José Andrés se movilizó rápidamente para organizar el apoyo a los civiles de Gaza que, con toda seguridad, se verían atrapados en la respuesta militar israelí. Con financiación del gobierno emiratí, su grupo organizó un primer envío de alimentos desde Chipre y estableció más de 60 cocinas en Gaza que producían miles de comidas al día. El último envío de alimentos pretendía ampliar ese modelo.
En una entrevista telefónica con The Associated Press en marzo, poco antes de que Chipre enviara el último cargamento, José Andrés atribuyó a su campaña el mérito de haber impulsado a los gobiernos a actuar y de haber contribuido a inspirar el plan del gobierno estadounidense de construir un puerto provisional en Gaza para recibir los cargamentos de ayuda.
“Hemos despertado a la comunidad internacional para que haga más por la población de Gaza”, declaró a AP. “Todo el mundo debería tener comida y agua, es un derecho universal”.
La pérdida de la labor de World Central Kitchen supondrá un duro golpe para el conjunto de las iniciativas humanitarias en Gaza.
“WCK es un actor clave en la labor para hacer frente a la inseguridad alimentaria en Gaza y ha proporcionado ayuda alimentaria esencial a miles de familias, contribuyendo significativamente a combatir el hambre catastrófica que allí se padece”, señala un comunicado del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Las muertes de los trabajadores humanitarios pueden representar también un punto de inflexión en la perspectiva pública de José Andrés sobre el gobierno israelí. El chef criticó abiertamente a Hamás inmediatamente después de los atentados del 7 de octubre. Habló en la plataforma de medios sociales X del derecho de Israel a defender a sus ciudadanos y pidió la destitución de un ministro del gobierno español que acusó a Israel de cometer crímenes de guerra en Gaza.
Pero el martes, José Andrés criticó duramente al ejército israelí.
“El gobierno israelí tiene que parar esta matanza indiscriminada. Tiene que dejar de restringir la ayuda humanitaria, dejar de matar a civiles y trabajadores humanitarios, y dejar de utilizar el alimento como un arma”, escribió en X. “No más vidas inocentes perdidas”.
Su organización culpó expresamente a las Fuerzas de Defensa de Israel, afirmando que éstas habían coordinado el movimiento de los vehículos que transportaban a los trabajadores cuando salieron del norte de Gaza a última hora del lunes. Las imágenes posteriores mostraban un vehículo con el logotipo de la organización benéfica impreso en el techo para hacerlo identificable desde el aire. Un proyectil había abierto un gran agujero en el techo. Otros dos vehículos del convoy estaban incinerados y destrozados, lo que indica que habían recibido múltiples impactos.
Otras imágenes mostraban los cadáveres, varios de ellos con equipos de protección con el logotipo de la organización, en un hospital de la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de Gaza. Entre los muertos había tres ciudadanos británicos, un australiano, un polaco, un ciudadano con doble nacionalidad estadounidense y canadiense, y un palestino, según los registros del hospital.
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Las periodistas de The Associated Press Thalia Beaty y Rhonda Shafner en New York City, Menelaos Hadjicostis en Nicosia, Chipre, Hannah Arhirova en Kiev, y Aamer Madhani en Washington contribuyeron.