Presidente español elogia mejora de las relaciones con Cataluña
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó Barcelona el jueves en un esfuerzo por demostrar que su promesa de impulsar una amnistía para los separatistas de Cataluña estaba dando sus frutos con los líderes de la inquieta región.
Después de reunirse con el presidente catalán, Pere Aragonès, en el palacio medieval que alberga el gobierno de Cataluña, ambos salieron con un puñado de acuerdos que, según Sánchez, “afectan de lleno la vida de los catalanes”.
La oposición conservadora ha criticado duramente a Sánchez por conceder una amnistía que, una vez aprobada por el Parlamento el próximo año, eliminará los problemas jurídicos para posiblemente cientos de personas involucradas en el fallido intento de independencia de Cataluña en 2017.
Ese acuerdo de amnistía fue fundamental para que Sánchez obtuviera el apoyo parlamentario de los partidos separatistas catalanes que necesitaba para formar un nuevo gobierno el mes pasado, tras las elecciones nacionales no concluyentes de julio.
Sánchez subrayó el jueves cómo su política para Cataluña desde que asumió el poder en 2018 había aliviado en gran medida las tensiones entre Madrid y Barcelona. También se centró en los acuerdos de colaboración que alcanzó con Aragonès. Incluyeron el compromiso de impulsar nuevas industrias tecnológicas en Cataluña, la transferencia de la gestión de los servicios ferroviarios locales a la región y una propuesta de ley para defender las lenguas minoritarias de España, como el catalán.
“Cataluña debe recuperar tiempo perdido para afrontar los grandes retos que tiene adelante”, dijo Sánchez, mencionando en concreto la sequía histórica que sufre Cataluña.
Aragonès, en cambio, puso el acento en su acuerdo de volver a reunirse en los tres primeros meses del próximo año para debatir específicamente el viejo objetivo de los separatistas de celebrar un referéndum de autodeterminación autorizado.
“Todo esto es posible porque la amnistía ha abierto una nueva fase en la resolución del conflicto político entre Cataluña y el Estado español”, señaló Aragonès sobre su renovado impulso a una votación sobre la independencia.
Aragonès reconoció que la posición de Sánchez es un firme “No” a plantearse cualquier votación que pueda partir España en dos.
“Lo que tenemos que hacer en los cuatro años de esta legislatura es avanzar en un acuerdo a mi juicio pasa por reforzar el autogobierno de Cataluña”, comentó Sánchez en otra rueda de prensa.
Pero, según Aragonès, Sánchez también había dicho que la amnistía para los catalanes era imposible, hasta que necesitara conceder una para mantenerse en el poder en una nueva legislatura de cuatro años.
La influencia política de los separatistas catalanes se produce cuando su apoyo popular parece estar disminuyendo. Obtuvieron malos resultados en las elecciones de julio, mientras que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que pertenece Sánchez, fue el que más votos consiguió en el noreste de Cataluña, y las masivas protestas callejeras por la independencia habituales hace unos años se han reducido a medida que los líderes del movimiento tienen diferencias.
Antes de su reunión, ambos líderes asistieron a la presentación de una supercomputadora, la MareNostrum 5, en el Centro Nacional de Supercoputación, en Barcelona. Para Sánchez, ese fue otro ejemplo bienvenido de la normalización de las relaciones institucionales, rotas por sus predecesores.